"La misma banda que en un momento te hizo divertir, ahora te puede hacer llorar"
Un largo viaje recorrieron los chicos de Árbol desde su Haedo natal hasta el estadio de Obras, donde debutarán tocando solos el próximo 17 de diciembre. En el camino hay cuatro discos y giras varias por todo el país, además de que el grupo se transformó en numero puesto para cualquier festival que se haga. Estuvimos dialogando con Eduardo Schmidt, Sebastián Bianchini y Hernán Bruckner en las oficinas de Universal, medialunas de por medio e intentando despegar las almohadas de nuestras cabezas.
(El Acople) ¿Cómo fue el proceso hasta que salió “Guau!”?
(Eduardo) Se fue modificando a lo largo de la grabación. También todo el concepto del disco. Al principio iba a ser un EP de 7 canciones pero nos parecía que a la gente le teníamos que dar un larga duración. Entonces hicimos más canciones, reformamos algunas otras, y bueno, llegamos a estos doce temas. El otro proyecto era más con rarezas pero seguimos pensando que teníamos que sacar un compact. Toda la primera parte de pre-producción y la grabación de bases las produjo Santaolalla, y la última etapa del disco, overdubs y mezcla la produjimos nosotros porque Gustavo estaba a mil. Llegamos a coproducir el disco juntos por la confianza que él tiene en nosotros; fue una situación bastante especial. Era la primera vez que nos pasaba. Nos tuvimos que amoldar a eso, redistribuir roles internos dentro del grupo a la hora de grabar. Es una situación muy difícil para cualquier grupo, por eso siempre es necesaria una persona de afuera. Gustavo estaba supervisando todo, pero bueno...
(Sebastián) En el día a día estábamos nosotros. Cada uno tiene su visión de cómo hacer cada cosa y es bueno que haya un productor externo al grupo porque es una visión de afuera, una oreja que está afuera y es mucho mejor. De todos modos salió todo bien y esto nos hizo mucho más fuertes como grupo.
(El Acople) Igual es como que ya tienen mas experiencia porque estuvieron produciendo otras bandas...
(Sebastián) Sí, algunos más, otros menos...
(Hernán) Ese fue también un “chasco” que nos llevamos, pensábamos que lo íbamos a hacer de taquito.
(Sebastián) Una cosa es producir a otro y otra a vos...
(Eduardo) Es difícil decirle a un compañero tuyo “acá tocáte tal cosa”, es un trabajo interno bastante fuerte, pero para bien. Son esas cosas de las que salís fortalecido.
(El Acople) ¿Fue difícil empezar a grabar teniendo en cuenta el éxito de “Chapusong´s”? Era un piso muy alto...
(Hernán) Sí, nos juntamos generalmente en la pieza de Pablito, un piso bastante alto (risas). Por ahí a veces si te ponés a pensar, podés sentirte presionado por un disco que te dio bastante satisfacción a nivel contacto con el publico, a nivel difusión. Pero la forma de laburar fue “uh, traje este tema”, “traje tal otro” y concentrarse en eso y cerrar el disco. Por suerte fue bastante sana esa parte y se trabajó como en cualquier cd de Árbol. Internamente lo vivimos como un disco más y siempre con las mismas ganas de dar lo mejor. Ojalá duremos mucho en este camino que empezamos a recorrer hace diez años y que tanto nos gusta hacer.
De distorsiones y gatos
(El Acople) Si bien hubo mucha tela para cortar con el disco anterior, ¿sentían un poco el pedido de la gente de escuchar temas nuevos?
(Hernán) Fue de los dos lados, porque nosotros también sentíamos que ya era un buen momento para sacar un disco nuevo. Por eso también se dio todo como se dio, de compartir la producción con Gustavo para poder hacer todo en el menor tiempo posible. Como te decía Edu, primero estaba la idea del EP y después fuimos agregando más canciones. Y nada, por suerte se pudo llegar a un disco full.
(Eduardo) También “Chapusong´s” había dado dos y hasta tres vueltas por el país. Ya estaba ese disco. Ya lo había escuchado, por lo menos en Argentina, la gente a la que teníamos alcance hasta ese momento.
(El Acople) En una entrevista con nosotros, antes de tocar por primera vez en El Teatro, ustedes decían: “Distorsionamos desde otro lado”. ¿Desde donde piensan que están distorsionando ahora?
(Hernán) Y... ahora más que nunca la distorsión proviene, no del pedal de distorsión, sino de...
(Sebastián)...del gato. Del maullido del gato (risas).
(Hernán) Sí, tiene bastante distorsión la imagen, bastante over.
(Eduardo) Más que distorsionarlo es descontracturizar... tructurar, descontracturar.
(Hernán) ¿Entendieron? (más risas).
(Eduardo) En el sentido en que de vuelta la banda se transformó en otra cosa y ataca en otro tipo de sentidos y en otro tipo de sentimientos para el que está escuchando. Creo que hay muchas cosas novedosas en “Guau!”. Ya desde la estética nos fuimos directamente al blanco y negro; lo opuesto a “Chapunsongs”. Los opuestos que se plantean en un gato que ladra y también en el hecho de que la misma banda que te hizo divertir y que en muchos medios salía como “uh, son un cago de la risa”, ahora hace canciones con las que te puede hacer llorar.
(El Acople) Igual cuando se escucha el disco, está la coherencia de Árbol...
(Eduardo) Sí, porque por opuestos finalmente todo entra, mientras esté hecho con un nivel. Esa es otra cosa por la que después de terminar el disco dijimos “guau”. De ahí también el nombre. El disco está al mismo nivel de “Chapusong´s” y en algunas cosas, cada uno verá en cuáles, también lo hemos superado.
(Hernán) Árbol es eso: no tener miedo a hacer cosas nuevas, tratar de hacer canciones que nos gusten, que estén buenas y en función de eso estructurar todo. Ponéle, en este nuevo disco no hay charangos, que eran una característica muy propia. Cuando nos dimos cuenta dijimos “bueno, no hay que tener miedo, si no hay ninguna canción que lo pida...”. Incluso hay menos violín, hay más de otras cosas. Hay un jugueteo con cosas medio electrónicas, que sé yo, está bueno. Por ahí en el disco que viene haya mucho más violín, no sabemos todavía.
(Sebastián) O quizás sea todo distorsión al palo.
(Hernán) Todo machaque.
(Sebastián) Hay que ver cómo se va dando... también en función de algo que no hayamos hecho antes. Tratamos de que un tema no entre o quede para más tarde si está más o menos dentro de algo que ya hicimos. Estará en un futuro, en otro lado.
(Eduardo) Un ejemplo de eso es “Cosacuosa”, que fue uno de los últimos demos para “Árbol” (el primer cd). Ese disco estaba lleno de eso, de machaque, de ese tipo de adrenalina, por eso las canciones que entraron fueron “Rosita”, “El baile” y “Luna”, otra cosa. En cambio, “Cosacuosa” para “Chapusong´s” estaba buenísimo, de hecho fue uno de los temas que fue corte de difusión.
(El Acople) Eso muestra también un desprejuicio por parte de la banda. Porque sería fácil repetir siempre la misma formula...
(Eduardo) Es que la misma canción en un contexto se torna reiterativa y monótona pero en otro disco es el triple de potente. Por eso también nos resignamos a no poner algunos temas. Pensamos que quizás puedan servir en otras situaciones. No podés estar diciendo todas las palabras al mismo tiempo.
(Sebastián) Cada canción tiene sentido en relación a las demás. El concepto es muy importante. Si “Canciones” estuviera en otro disco, sería otro tipo de canción. Dentro de “Guau!” tiene un carácter muy irónico. Todo el disco tiene una cosa muy irónica, pero en otro lado quizá el mismo tema tendría otra lectura.
(Eduardo) O si hubiésemos seleccionado todas canciones poperas, porque tenemos canciones más pop.
(Sebastián) Terminamos sacando canciones pop del disco...
(Eduardo) Lo hicimos para que, por ejemplo, “Canciones” tuviese fuerza como una ironía acerca del hit. Si nosotros hacíamos “Canciones” en un disco con todos temas de tipo poperos no hubiera tenido sentido. No estaba bueno y además se hubiera desvirtuado el concepto estético que venimos sosteniendo.
Y ganó la gente
(El Acople) Yendo a cosas más especificas de "Guau!", siguen demostrando que se puede plasmar muchísima energía con temas tranquilos. “El fantasma” es un buen ejemplo.
(Eduardo) Claro. En vez de estar taladrándote el oído con un pedal de distorsión, te está taladrando otro nervio que está en otro lado, no sé donde. Y en vez de estar hablando de que está todo mal -como “Cosacuosa”- en “El fantasma” estamos hablando de otra cosa y por ahí causa lo mismo. Se te pone la piel de gallina, no por el volumen sino por la sutileza. Por eso nosotros seguimos sintiendo que somos una banda pesada, no sé si por el heavy metal, sino por la profundidad. Nos costó muchos años poder llegar a decir lo que te digo. Te empiezan a llegar mails con “tal canción me ayudó para esto” y te das cuenta de que la banda nos excede a nosotros como personas. Las canciones cobran otra dimensión que no te imaginás.
(Sebastián) Nos animamos a ir un poco más a fondo, a meternos en la pileta más allá de los andariveles.
(Eduardo) Y hay que recordar siempre que nuestros discos son discos y son para escucharlos en casa, y que nuestros shows son shows para ir y ahí hay otro tipo de energía. Lo que se llama alegría, que a veces se lo usa como “ay si, que divertido”, peyorativamente, puede ser algo muy importante, y puede llegar a ser algo contracultural en una sociedad que te impone todo grito, todo mal, todo muerte. Que haya alegría. Para nosotros la alegría es una cosa importante y profunda.
(El Acople) Por otro lado, finalmente grabaron “Ji ji ji”, plasmaron ese momento especial que se daba sólo en vivo. ¿Cómo fue la decisión?
(Eduardo) Nos ganaron (risas).
(Hernán) Estaba buena la idea de hacerlo y de paso aprovechamos esa instancia para mejorar un poco el arreglo. Tiene algunos cambios con respecto a la versión que hacíamos en vivo. Pensamos más cada voz. Aparte está bueno porque algunos de nosotros tenemos alguna formación clásica. Eso te da herramientas. Estudiar en un conservatorio no va a hacer que hagas un tema de los Redondos versión coral, pero sí te va a dar las herramientas para que suene como clásico. Esa era la idea.
(El Acople) ¿Cómo es eso de que les ganaron?
(Sebastián) En primera instancia era un cover que iba a ir cambiando todo el tiempo, algo pasajero. Después dijimos “vamos a hacer uno de Soda y de otros”, pero “Ji ji ji” fue el más fuerte.
(Hernán) En un momento llegamos a hacer “Masacre en el Puticlub”. Pero al lado de “Ji ji ji” no estaba tan bueno. Es un himno a full y así coral es bastante potente. Fue como un acto de justicia meterlo en el disco.
Gauchos travestis y chicos tatuados
(El Acople) En “Chapusong´s” empezaron a escribir un poco más sobre el amor. Eso en el primer trabajo no aparecía. ¿Cómo se sintieron en este disco a la hora de componer?
(Eduardo) Las formas son todas muy diferentes y en todas nos sentimos diferentes, así que intentamos que despierten un sentimiento distinto en cada canción. Sí profundizamos esa veta de animarnos a más. Se abrió el espectro, se habla de muchas más cosas. Algo interesante es que nuestros temas tienen muchas lecturas. En “Chapusong´s”, en realidad, cuando hablábamos de amor, no éramos tan directos.
(El Acople) ¿Y qué hay nuevo ahora?
(Eduardo) Por ejemplo, en “Soylazoila” se toma el folclore de una manera bastante irreverente porque se lo combina con el tango. Hay una historia de amor deforme porque el gaucho y el malevo terminan siendo novios y uno se hace travesti. Musicalmente, en ese tema el amor va más por lo musical que desde el amor deforme de la letra, porque a través de la guitarra criolla el tango de la vieja escuela termina ensamblado con el folclore en una mezcla que, por lo menos yo, nunca había escuchado.
(El Acople) Hablabas de tomar el folclore de manera irreverente. Es fuerte cantar un tema como “Chikanoréxica” para un público que en parte hace unos años gritaba “la cumbia es una mierda” de la mano de El Otro Yo pero que ahora está bailando...
(Eduardo) Igual en ese show que EOY dijo eso, uno de los coristas de Bersuit dijo después que “la cumbia es una masa”. En realidad es la relación con un estilo que te pone en conflicto con todo lo que sos, porque es un estilo que viene de un estrato social al que por ahí no pertenecés. Por ahí algunos lo desprestigian por un sonido berreta pero terminó metiéndose en la cultura popular.
(Hernán) Antes era como la cosa de las clases bajas y en realidad vos vas a un boliche cheto y también hay sonidos berretas, en vez de en forma de cumbia en forma de música electrónica (risas). Lo de la cumbia también fue apareciendo de a poco. “Ya se” de “Chapusong´s” tiene una parte cumbia en la que la gente se subía al escenario a bailar, cagándose de risa. Y era publico de Árbol, con remeras de bandas de rock, y todo bien.
(Eduardo) También hay una irreverencia al publico, porque la mayoría de nuestra gente está tatuada y en el disco está esa cumbia villera y hay un arreglo coral a lo Bach de un tema de los Redonditos de Ricota. Ahí es donde tiene sentido la cumbia villera. Ahí hay distorsión. Si vos ponés un disco con distorsión, que todo el tiempo tiene el pedal pisado, termina no distorsionando, termina sonando chato.
Debutando en primera
(El Acople) Finalmente con “Guau!” desembocan en Obras ¿qué loco, no?
(Hernán) La verdad que es increíble, todos nosotros fuimos ahí a ver bandas en distintos momentos de nuestra vida y era como el sueño, como una fantasía. Difícilmente pensamos que podía pasar. Por un lado tiene toda esa cosa shockeante y por otro lado también está la sensación como de naturalidad, no de agrandado, sino porque no se dio de la noche a la mañana. Hubo mucho laburo en el medio y fue todo paulatino. Cuando tocamos en Cemento lo mismo; primero tocamos de soporte una vez con Attaque, otra vez con Molotov y Control Machete, después solos, también El Teatro... todo tiene como ese valor especial.
(Eduardo) Paso a paso.
(Hernán) Esa institución que es el paso a paso.
(El Acople) ¿Hay nervios?
(Hernán) Nervios no, pero siempre tenés el vértigo y la ansiedad de saber qué va a pasar. De nuestro lado hace rato que estamos con la iluminación y la escenografía. La lista de temas la estamos ajustando.
(El Acople) ¿Qué vamos a ver?
(Hernán) Estamos preparando un par de novedades fuertes. Veremos si las podemos realizar. Todavía estamos decidiéndolo y por eso no puedo decir nada. Por ahí empiezo a boquear cualquiera y al final no las hacemos...
RECUADRO: La cofradía
No sólo Árbol está llegando a Obras, sino que un batallón de grupos como Kapanga, Karamelo Santo o Carajo también están empezando a tocar en lugares de gran convocatoria. Aquí la agrupación de Haedo nos habla sobre este fenómeno.
(Hernán) Yo estuve en Cromañón (show de Carajo) y estaba todo lleno y era impresionante ver cómo la gente estaba prendida fuego, saltando y cantando todos los temas. Hace poco en Córdoba, en un festival, nos encontramos con Kapanga y Carajo y se armaba como una cofradía de músicos que se prestaban en el show de otro, que son invitados a cantar un tema, a tocar la guitarra. Es muy divertido y está buenísimo, estamos contentos con la interacción que hay.
(Eduardo) También tiene que ver con un cambio en el público que puede compartir gustos que antes eran...
(Hernán) ... Casi enemigos (risas).
(Sebastián) Somos todos grupos difíciles de encasillar en un estilo. Eso está bueno.
Estadía:
Poco más de cuarenta minutos
Paisaje:
Oficinas de Universal Music
Clima:
Cálido
Estimulante:
Gaseosas varias, agua y medialunas
Tercer tiempo:
Charla y sesión de fotos
Entrevista: Nacho Girón y Aníbal Levaggi (Redacción de El Acople)