DISCOS: La Vela Puerca - "A Contraluz"



El nuevo trabajo discográfico de los uruguayos de LA VELA PUERCA “es un disco que mira para adentro y que no es tan fiestero como los anteriores”, según palabras del cantante CEBOLLA a este mismo medio. “Igual al escucharlo no es un compact cien por ciento diferente –aclaró ENANO, el de la voz inconfundible-. Podríamos haber hecho algo que no tuviera nada que ver con nada, pero tampoco nos parecía justo llegar a ese extremo”.

Sea como sea, lo cierto es que LA VELA sigue sonando a LA VELA y que cualquiera de sus composiciones trae ese rico sabor rioplatense que tanto gusta en estos tiempos. Aparecen otros lugares musicales, es cierto, pero tanto la potencia de “Llenos de magia” –que abre el disco- como la emotividad de “Zafar” mantienen una coherencia que, sumada a la afilada producción de GUSTAVO SANTAOLALLA, hacen de “A Contraluz” un trabajo para tener en la discoteca.

Esta vez, la gran diferencia radica en las hermosas letras, que saben ahondar en la profundidad de sentimientos personales. “Con los años de estar escribiendo uno empieza a sentirse más cómodo o con más fe para explorar otros sectores”, explicó ENANO. Buenos ejemplos en esa dirección son “Sin palabras” y hasta “De atar”, que fue uno de los cortes de difusión más festejados del verano.

Después de un prometedor comienzo con “La Vela Puerca” –post “Deskarado”- y un salto bien fructífero gracias a “De Bichos Y Flores”, la banda uruguaya sigue consolidándose aquí, allá y hasta en Europa, ahora de la mano de un “A Contraluz” que no tardará en ser clásico.

Nacho Girón (Redacción de El Acople)


En “El golem de Paternal”, SKAY BEILINSON canta con devoción una historia de aires oscuros y barriales: “Cerró sus ojos para no ver / tapó su boca para no hablar / apretó los puños por no gritar / guardó los sueños en el placard”. Sin embargo, todo lo contrario sucedió desde el debut solista de SKAY. El violero y cantante no reprime sus sentimientos ni guarda anhelos en un armario. Al contrario, los plasma con sobriedad sobre las composiciones y se anima a afirmar una veta musical que parece funcionar.

“Talismán” –el segundo trabajo de su cuenta personal- se anima mucho más al rock & roll pese a los problemas que eso puede ocasionar: reminiscencias obvias y críticas simplistas. Pero, afortunadamente, sale ileso de su propio juego.

Respaldado por una banda aceitada, BEILINSON logra un sonido crudo y enérgico, que se ajusta sin traspiés tanto a la nostalgia (“Abalorios”), como al éxtasis (“El gourmet del infierno”) y hasta a un blues lento que tiene el grito de la soprano EVA FALUDI como condimento (“Presagio”).

En fin, un laburo prolijo desde el arte de tapa –ROCAMBOLE no podía faltar con su mano artesanal- que no sólo afirma a SKAY como cantante sino que también aporta la chispa necesaria para continuar con la consolidación de una veta solista que (casi) no hace agua.

Nacho Girón (Redacción de El Acople)