BOOM BOOM KID colmó La Trastienda

El ex FUN PEOPLE desbordó el local de San Telmo y demostró de forma contundente su inigualable poderío. Una noche a puro mosh, donde el escenario fue la casa ideal para cientos de personas que no pararon de disfrutar... y ¡volar por los aires!
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Cucarachas. Son sensibles a la luz, aunque muchas especies prefieren la oscuridad y permanecer ocultas durante el día. Pueden llegar a ser miles en los oscuros lugares donde pasan la mayor parte de su tiempo. En esos antros, donde por cierto se sienten muy cómodas, es usual que anden unas sobre otras, aplastándose y formando continuamente una apretujada convivencia.

Tienen mala fama porque se reproducen con rapidez, ensucian, tienen un olor desagradable y son difíciles de erradicar, pero son ciento por ciento inofensivas.

Diez y media de la noche en La Trastienda. Miles de humanos vestidos de las formas y colores más extraños que tal vez existan, se presionan unos con otros intentando llegar al escenario. Vuelan por los aires, aúllan, se desmayan en cantos desenfrenados, compactan sus cuerpos al son de los acordes.

Una verdadera plaga que colma el enorme lugar. Dicen que suelen reproducirse con cierta facilidad, que irradian un olor poco común (al menos en los recitales) y que jamás van a dejar de seguir a su banda favorita, pero son ciento por ciento inofensivos. Así es la gente de BOOM BOOM KID.

El show está bien si no te rindes
Los jóvenes, poseedores de pearcings, crestas, polleras o pantalones anchos según el sexo, medias coloridas y mochilas desgastadas, iniciaron una noche llenísima de pogo y mosh con el tema que da nombre a la única placa del grupo: “Okey dokey”.

De principio a fin, NEKRO RODRÍGUEZ (cantante y líder natural) supo demostrar el poderío de su garganta, tanto en la excitación más voraz como en la melodía más dulce.

Además, la banda dejó contentos a todos gracias a una nutrida lista que mezcló, en la dosis justa, temas de BOOM BOOM KID y de la intermitente FUN PEOPLE. Ésta última, también encabezada por NEKRO, viene alimentando el país con hardcore desde la década del noventa. A partir de 2001 sólo se presenta esporádicamente pero sin dejar de arrastrar a cientos de incondicionales seguidores.

El cóctel de canciones resultó fulminante. Los músicos enseñaban que “En esos días” en los que uno se siente mal y no hay “Razones” para seguir adelante, la única “Medicina” es luchar contra todo... porque la vida está bien “Si no te rindes”.

Mientras tanto, los espectadores colmaban el escenario y cantaban con el micrófono. Luego, sonreían y saltaban felices al mar de muchedumbre.

El show está bien si tiene de todo
Ése era el clima festivo en el local de San Telmo. Hubo tiempo para viejos recuerdos, como “Leave me alone”, “Badman” y “Run away”. Pero no faltaron los éxitos maduros y recientes como “Fácil venir”, “Brick by brick”, “Anabelle”, “Kitty” y “I do”.

Caso aparte fue “My girl”, un cover de THE TEMPTATIONS que hasta hace poco nadie conocía, y que actualmente emociona y descontrola a la vez. Tampoco podían quedarse afuera algunos temas nuevos para redondear un domingo alucinante. Por eso no fueron ni uno ni dos los estrenos, sino tres, de los cuales “Silencio” fue el más aplaudido.

Después de “Masticar” los últimos bocados de la noche, los músicos desaparecieron algunos minutos, aunque el rezo de los pibes los hizo salir rápidamente. “Pei pa koa”, interpretado solo por NEKRO y su viola, fue el último momento de paz. Todos habían disfrutado hasta reventar y se acercaba el final; qué mejor despedida que “Du du”, un tema power que está en un simple editado por el cuarteto en el 2001.

Fin de un domingo con todo. A las pocas horas habrá que ir a estudiar o trabajar. No importa, con buena y potente música hay pilas para la semana completa. BOOM BOOM KID cumplió; tuvo una convocatoria que muchos envidiarían, sonó muy aceitado a pesar de la gente que inundaba cada hueco y no dejó dudas de su ascendente rumbo por un lugar que no es fácil transitar.

Para tener en cuenta, el viernes se los podrá ver en la Unión Ferroviaria (Morón) y el sábado en La Plata. Se recomienda elongar antes del show...

Nacho Girón (Redacción de El Acople)

El viejo rock sigue existiendo

DAVID LEBON, uno de los músicos más legendarios de la escena argentina, llenó durante todo el fin de semana el Teatro Nd/Ateneo. Fue la ocasión ideal para presentar su último material discográfico y rememorar viejos clásicos. Sonido preciso, emoción y mucho talento en una sola velada.
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Lejos han quedado agrupaciones como PAPPO´S BLUES, LA PESADA DEL ROCK AND ROLL, COLOR HUMANO, PESCADO RABIOSO, POLIFEMO, e inclusive la tan mágica SERU GIRAN. Atrás en el tiempo se han ahogado experiencias de vida que son envidiadas por cualquier ser terrestre.

También ha desaparecido el rubio chillón en los largos pelos, apareciendo en su lugar las canas dignas de un hombre de 51 años con tanta experiencia sobre la espalda que es difícil de creer.

Sí, se trata de DAVID LEBON, ése que después de todo lo que vivió en media década de existencia retorna al contacto directo con la gente y disfruta con pasión lo que hace.

Pasadas las doce de la noche, “Damela en re” resulta ser el elegido para abrir la velada ochentosa en pleno siglo XXI. Es en el primer tema que el punteo desenfrenado de LEBON ya no resiste más en su guitarra y deja escaparse con toda la furia junta.

A partir de allí, arrancaría una serie de temas (con brillante sonido en todos los instrumentos) que se centraron en la última placa del músico, "Yo Lo Soné", gracias a los que se pudo demostrar de manera concreta la energía y calidad que sigue teniendo su envidiable voz.

Gritos agudos, manos que agarran sus cabezas y alguna que otra lágrima son la introducción de “San Francisco y el lobo”, primer cover de la noche. La gente se copa y canta, DAVID los mira y sonríe: “en mi vida fueron pasando muchas cosas pero ustedes son los que siempre están”. ¡Snif, snif!

Siguen los rock pesados y dejan entreverse, después, algunas baladas e incluso influencias bluseras en canciones que no se cansan de sonar, como “Copado por el diablo”.

El punto más alto del recital no había llegado, pero pronto iba a ingresar al escenario: el violero HECTOR STARC, estrella de la mítica agrupación AQUELARRE. HECTOR, con su indudable capacidad de improvisación, ofreció largos y movidos solos en “Sueltate rock and roll”, “Oye Dios” y “No confíes en tu suerte”. Con su ritmo vertiginoso dejó sobre el ND/ATENEO un momento im-pre-sio-nan-te, y para no olvidar jamás.

Tal vez por inercia, tal vez por emoción, las cabezas de los jovatos presentes no pararon de moverse en ningún momento. Y los jóvenes nunca dejaron de gritar. Ni siquiera cuando, luego de diecinueve temas, DAVID LEBON se retiró para volver... con todo.

En su interpretación típicamente aguda, “El tiempo es veloz” arrancó lágrimas. Pero faltaba más. “Noche de perros”, de SERU, también hizo lo suyo, sobre todo gracias al fredless que hacía acordar al irremplazable PEDRO AZNAR y a la acertada guitarra del nuevo invitado DIEGO MIZRAHI. ¿Faltaba más? Sólo la última perlita, “Seminare”, cantada a dúo con la gente, con quien DAVID tiene un trato familiar; haciendo caso a la afirmación, levanta la mirada y suelta un “los amo con toda mi alma”.

“El mejor regalo que me pueden hacer, es que el 29 y 30 llenen El Ateneo, inviten a todos, los voy a emborrachar de amor y música”, decía LEBON en un enorme cartel de su página web oficial días antes de sus destacados shows.

Los deseos fueron órdenes para el heterogéneo público, que no sólo rebalsó las localidades sino que también cantó de principio a fin y se emocionó con uno de los pilares vivientes de nuestro rock.

Nacho Girón (Redacción de El Acople)