Rengazo en River

CHIZZO, TETE, TANQUE, MANU y CHIFLO despedazaron por mil partes, gracias a energía, humildad y casi tres horas de potencia, el corazón de unas setenta mil personas que asistieron al segundo River de la agrupación más convocante del país.
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(TAMBIÉN PUBLICADA EN EL SITIO WEB OFICIAL DE La Renga: http://www.larenga.com/lmds/shows/2004/river03.htm)

Si en estas latitudes de América del Sur existió el argentinazo y hasta el cacerolazo, el del sábado fue sin dudas un rengazo: especie de manifestación masiva a favor de la música y en contra de algunas barbaridades de la sociedad a la que brindaron su incondicional apoyo unas setenta mil personas con deficiencias en una de sus piernas.

Desde bien temprano -¡4:30 de la tarde!- la gente se iba juntando en el centro de la ciudad para protagonizar la primera caravana renga de la historia. Los que no se sumaran a esa propuesta, tendrían la oportunidad de poner el granito de arena en la familia de los mismos de siempre con sólo llevar a River Plate alimentos para comedores comunitarios.

Con el pasar de las horas, un espíritu especial iba invadiendo los corazones de los que llegaban al lugar. La fauna podía tener rasgos distintos, señas particulares, idiosincrasias diferentes, venir de variados estratos sociales... pero nada de eso importaba a la hora de alentar con cantitos, improvisar algún pogo en la cola de acceso o simplemente compartir por un rato el mismo cielo de expectativa.

Basta de rodeos: LA RENGA iba a tocar por segunda vez en el estadio más grande del país. Iba a presentar oficialmente su “Detonador De Sueños” en Capital Federal. Iba a demostrar su poder de convocatoria, su humildad pese a la grandeza y su capacidad para unir a setenta mil personas en un solo grito.

Estalla River, estalla el mundo...
Nueve en punto de la noche y más de cincuenta bengalas se abrían paso por lugares en donde cualquier persona coherente pensaría que no entraba ni un alfiler. “A tu lado”, “Al que he sangrado” y “Las cosas que hace” dejan inmediatamente dos sensaciones: qué bueno es volver a ver a LA RENGA después de los shows en el CHATEAU, en el PATINÓDROMO y en LA PLATA, y qué bajo y ahogado suena ese enjambre de sonidos que envuelve el Monumental.

Hasta el ”espero que ésta sea una noche de puro rockanroll” por parte de la voz tan particular de CHIZZO sonó distante. Pero el público respondía con la mejor de las ondas, saltando, coreando y hasta haciendo alguna que otra pirueta para las cámaras que transmitían las imágenes hacia dos pantallas gigantes que abrazaban el escenario.

Mientras desfilaban temas como “Cuando vendrán” –en el que TETE se bajó por primera vez para estar más cerca de sus seguidores y CHIFLO y MANU cerraron con un solo impresionante-, “Detonador de sueños” –con personajes gigantes, similares a los que ilustran el último disco- y “Estado” –ahora TETE hacía slap con un palillo de batería-, ya se intuía que la cuestión sonora mejoraba lentamente.

Un rato después, el sonido adquiría una calidad inmejorable. En ese marco ideal, el campo iba creando círculos cada vez mayores, agujeros negros de futuros pogos para recibir a “Estalla”, canción que significó el quiebre definitivo entre un show aceptable y un show muy bueno.

Bien alto
TANQUE acompañó por unos minutos con su bombo el ”olé, olé, olá, cada día te quiero más...” que vomitaba cada uno de los presentes. Enseguida, “Lo frágil de la locura” encendió tantas bengalas que los bomberos tuvieron que tirar gran cantidad de agua para evitar un posible incendio. Sin embargo, era imposible, el alma de esos pibes que morían y revivían con cada canción, ya estaba en llamas eternas.

CHIZZO cambió otra vez Les Paul por Gibson y tras agradecer a LA NEGRA, se encargó de repartir “Veneno” a todo el estadio, que por primera vez en la noche saltó al unísono como si estuviera ensayado. Y un segundo más tarde River recibiría al primer invitado de lujo: RAUL “LOCURA” DI LELIO. El primer guitarrista de la banda llegó para un momento especial, ahí donde “Embrollos, fatos y paquetes” se mezcló con “Bien alto” y el delirio fue general.

“Voy a bailar a la nave del olvido” sería el preludio de una ovación. ¿Por qué? A pesar de que el tema fue aclamado hasta el cansancio y que hubo un intermezzo con “Pacto tomado” –ése que aparece al final de “Detonador De Sueños”-, hubo un problema con la viola de CHIZZO. ¿Qué hizo él? Después de la interpretación, sacó su lado más humilde y pidió unas sinceras disculpas que fueron aplaudidas por ciento cuarenta mil manos.

El final es...
El poder de llevar a la gente a climas muy diferentes estaba a la vista: silbatina general en “Hielasangre” a las imágenes que mostraban lo peor que se ha vivido en Argentina, la pobreza, la crisis social y... la policía; y un minuto más tarde, después de un solo de CHIZZO a lo JOE SATRIANI, volvía la fiesta con “El final es en donde partí”, de la que participó otra vez ALEJANDRO SOKOL de LAS PELOTAS.

Era la primera retirada de la banda tras casi tres horas de show y mientras muchos volvían a entender lo que era respirar, las cámaras encuadraban algunas remeras con personajes y agrupaciones míticas –LUCA, BOB MARLEY, JIM MORRIRON, HERMÉTICA, MARADONA, LAS MADRES DE PLAZA DE MAYO, LOS REDONDOS- que fueron aplaudidos según el nivel de aceptación.

”¿Están sedientos de rock?”, preguntó el cantante, una vez de regreso, a un River que con las luces encendidas parecía aún más imponente. Esa fue la introducción de una serie de temas que, pegados uno tras otro, no dieron respiro y terminaron de redondear un show prolijo y efervescente. Así, nació una gran composición integrada por “Panic show”, “Arte infernal”, “Negra es mi alma, negro mi corazón” y “Me hice canción”.

Se acercaba el final. Nadie se quería ir. Las remeras empapadas de sudor clamaban por más agite y entonces todos acordaron que era mejor irse “Hablando de la libertad”, momento que como es habitual, le dio el broche de oro a la presentación, al tiempo que un verdadero batallón de pirotecnia invadía cada rincón del gigantesco estadio.

De esta manera llegaba el cierre de una noche en la que pasó de todo, todo fue festejado y todos se llevaron algo fuerte, enérgico y que durará para siempre. Algo que demuestra los valores que mueve LA RENGA, la potencia que pueden desplegar en vivo y la inmutable coherencia que lucen y reparten desde 1988. Algo tan grande como el cielo y las montañas y tan pequeño como una gota de rocío

Nacho Girón (Redacción de El Acople)

LAS PELOTAS al palo

Una vez más, SOKOL, DAFFUNCHIO y compañía llenaron El Teatro durante dos noches consecutivas. Veintisiete temas en algo más de dos horas de show bastaron para transportar al numeroso público del viernes 9, a un estado de excitación total.
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El eco de “Hawai” todavía resonaba en las paredes de El Teatro. Durante el tema, una bandera gigante había cubierto las cabezas de los que se elevaban al compás de la música. El ”vamo´vamo´vamo´ las peló” había rellenado cada hueco de manera incansable. Y sin embargo, ése cantito permanecía vivo aún después de la canción. Era claro: la gente estaba más al palo que nunca.

Claro, aunque la banda pareció algo fría debido a la poca interacción parlante entre ellos mismos e inclusive con su público, no faltaron las ocasiones para calentar la caldera del pogo y la festividad. El clímax de esa olla hirviente se dio en el tema que le da título al último trabajo discográfico de LAS PELOTAS, “Esperando el milagro”, en donde cientos de espectadores se aglutinaron alrededor de un solo pibe que con bengala roja en mano provocó una euforia indescriptible, un estado de nirvana total, uno de aquellos momentos en donde es difícil respirar.

El show, que había comenzado enérgicamente a las diez de la noche con “Día feliz”, “Tormenta en Júpiter” y “La vaca y el bife”, también supo encontrar un invitado de honor. Es que PITI FERNÁNDEZ (de LOS PIOJOS) se paró sin timidez entre DAFFUNCHIO y SOKOL, afinó un poco su viola y luego de rasguear un rato se sumó con un solo que dejó con “Boca de pez” a más de uno. Un rato después, “Veoyover” generalizaba los gritos y dejaba en claro que todo sonaba realmente ajustado.

Capítulo aparte merece en ésta historia CLAUDIA KÖLA. La corista que, situada en un rincón muy pequeño del escenario, allá al fondo donde pocos podían apreciarla, arrancó verdaderas ovaciones con cada intervención, sobre todo en los gritos pinkfloydescos de “Abejas” o en el perfecto acompañamiento vocal en “Capitán América” y en “Sombras” (de ATAHUALPA YUPANQUI).

Night is down on insect town...
A pesar que la velada avanzaba, los seis músicos continuaban en cierto punto ausentes. El show debía terminar a las doce sin excepciones para que El Teatro mutara de rockero a cumbiero, es decir, para transformarse en boliche. Eso significaba que cuanto menos hablaran más tiempo podrían tocar. Pero tampoco hacía falta recurrir al silencio absoluto. De todas maneras, la sola interpretación de “Será” y “Bombachitas rosas” bastó para olvidarse del detalle de la poca comunicación.

Cuando ALEJANDRO, GERMAN, TOMAS, GABRIELA, GUSTAVO Y SEBASTIAN volvieron luego de hacer “Espirales” y de haber respirado un poco en los camarines, quisieron darle una gran sorpresa a su público. Sorpresa que se diluyó debido a serios desperfectos técnicos que se reflejaron en la cara de SOKOL, nunca jamás tan parecida a un glúteo.
Y tenía razón, porque interrumpir el mix “Teléfonos que suenan en habitaciones vacías/White trash” (aquel tema que LUCA PRODAN escribió para SUMO en 1975), fue un verdadero asesinato. Minutos después, la banda pidió disculpas a la gente y como si nada hubiera pasado volvió a traer el espíritu PRODAN gracias a “No tan distintos (1989)”.

Era el final de una noche positiva para una de las agrupaciones que más creció a nivel convocatoria en los últimos tiempos. LAS PELOTAS logró afianzarse en un lugar privilegiado del circuito nacional sin faltar a su palabra ni tranzar con el establishment. Cada una de sus presentaciones, sea en el reducto que sea, irradia y contagia una energía especial. Y eso no se da en un abrir y cerrar de ojos, sino mediante el trabajo y la dedicación.

Nacho Girón (Redacción de El Acople)

El primero de INTOXICADOS

El pasado sábado tres de abril, la banda de PITY ALVAREZ debutó en el Templo del Rock con un largo espectáculo. Aproximadamente 5000 personas asistieron a una noche por demás calurosa, que aumentó su temperatura a base de sano descontrol e incontables bengalas.
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Cuando ya hace muchos años PITY se despidió por última vez de sus incondicionales seguidores después de un largo show en Obras Sanitarias, muchos intuían que no lo volverían a ver allí. Tiempo más tarde, en La Matanza, VIEJAS LOCAS cerraba su corta historia basada en tan sólo cuatro años y tres discos.

El tiempo pasó y encontró de nuevo en el mismísimo Templo del Rock a ese pibe de voz vaga, que fuma cigarros de la madre naturaleza y que se mantiene vivo a base de comida en mal estado, preguntando con una sonrisa en su boca si ”¿ya nos habíamos visto antes?”. Así, INTOXICADOS, que se completa con FELIPE BARROZO (guitarra), JORGE ROSSI (bajo), ABEL MEYER (batería) y una prolija sección de vientos, pisó Obras por primera vez mientras afirmaba que lo que se vería “No es sólo rock ´n´ roll”. ¿O sí?

La inconfundible fauna que suele seguir a éstos intoxicados que por las calles van, no podía creer el despliegue escénico que se vio durante el prolijo show. Basta con mencionar la gran cantidad de luces, sincronizadas a la perfección con cada ambiente que la banda fue proponiendo. Y porqué no la impecable escenografía que llevaba de manera directa, gracias a planetas que colgaban de acá y de allá, al indescifrable y oscuro universo intoxicado.

El barco de la euforia y la emoción arrancó con buen rumbo de la mano de “Estamos llegando”, “Está saliendo el sol”, “Mi inteligencia intrapersonal” y “Volver a casa”. Surcó también momentos que hicieron agua por problemas de sonido, especialmente en “Como ganado”, con la presencia de LUIS ALFA, de RESISTENCIA SUBURBANA. La embarcación, casi hizo un trompo en el aire en los momentos de mayor nivel, ahí donde “No tengo ganas”, “Religión” y “Perra” arrancaron el lado más salvaje de esas 5000 almas que se apretujaban contra las vallas.

Y lo que siguió no dejó quieto a ese mar de tripulantes portadores de incontables bengalas... al contrario. Porque “Rock del vuelo” (con VALENTINO, viejo habitué sobre los escenarios) incluyó una zapada maestra por instrumentos. Porque con “Felicidad”, PITY admitió que no podía tocar la guitarra debido a la piel de gallina. Porque “Una vela” volvió a pintar la crudeza de los barrios y porque, finalmente, una sola pregunta por parte de VITICO (“Quieren rock?”) bastó para crear un maremoto de gente volando por los aires.

Así fue INTOXICADOS en Obras. Así PITY volvió a ese escenario tan preciado por todos. Así siguen sonando los temas de la última flamante placa “No Es Sólo Rock ‘n´Roll”. Así volvieron a ver la luz clásicos inolvidables de VIEJAS LOCAS. Así el “trabajo de hormiga”, según palabras del cantante con respecto a la evolución de la banda, va generando frutos en el árbol de la música. Así, una lista de veintiséis temas que por momentos resultó monótona, terminó enardeciendo los corazones de la mayoría. Así son ellos, los pibes INTOXICADOS.

Nacho Girón (Redacción de El Acople)