El quinteto surgido de las aulas del carlos pellegrini no detiene su proyeccion: tiene nuevo disco y planea presentarlo en ferro.
Txt. Nacho Girón
Especial para Clarín
Cuando suena el timbre y las cajas se empiezan a amontonar sobre el pasillo, el clan completo de El Bordo se impacienta y pierde la concentración: acaban de llegar las copias de Yacanto, el cuarto disco de la banda en nueve años. "¡Dame cinco!", se escucha en el medio de la feliz repartija. ¿De qué va el material? Punto uno: a diferencia de los matices estilísticos del anterior, hay once canciones de sonidos crudos, emparejadas por rock hasta el empache y concebidas para tocar en vivo. "Decidimos no hacer nada raro. Nos basamos en grabaciones que no tienen relleno ni baladas: Back in Black (AC/DC) o Appetite For Destruction (Guns n' Roses). Y llegamos a un resultado compacto y uniforme", explica Ale Kurz, cantante y compositor principal. Punto dos: viene encapsulado en un arte que ellos llamarán precolombino, pero que podría asociarse rápidamente a la escuela rocambolística. "No es feo ni hay clichés. El loco que lo dibujó estudió un montón de cultura incaica y nos parece que quedó genial. No pensamos en Rocambole". Punto tres: aparece un cierto clima apocalíptico hacia "el desenfreno de la sociedad" que continúa la línea iniciada por Karmagedon de Attaque, Truenotierra de La Renga o Civilización de Los Piojos. "El nombre salió de una localidad cordobesa a la que vamos siempre y que nos hace sentir lejos del caos en que vivimos". Mientras suben el volumen, coinciden: "Concretamos todo lo que teníamos en la cabeza".
-El tema que abre dice "no pienso dejar de nombrar sanguijuelas que buscan la sangre para hacer negocios con mi corazón y venderte las sobras". Hay otras letras así. ¿De quiénes hablan?
Ale: -Ellos saben quiénes son. Hablamos de las escorias de la industria musical, toda esa gente que está prendida como una garrapata, que en vez de hacer buen arte le interesa fabricar chorizos y venderlos. Se nos acercaron varios de esos. Nos molesta que se quieran aprovechar, las mentiras, los tratos deshonestos, los monopolios.
Hace un año, El Bordo se consagró en un primer Obras autogestionado. "Vino un montón de gente a decir que lo inflemos, que hagamos prensa y publicidad por todos lados. Al final, hicimos nuestros propios volantes para no poner "Pepsi Music", porque no nos gusta tocar en lugares sponsoreados. ¡También nos decían de hacer tres fechas! Pero no queríamos inflar. Nos gusta hacer cosas artísticas y no gestos políticos", dice Miguel, batero. Esta vez, la presentación del disco (24/11) va a ser en el microestadio de Ferro. ¿También autogestionado? "Decidimos tocar en un lugar con un nombre que se pueda decir tranquilamente", se ríen. "Es la primera vez que hacemos un show propio tan grande y al aire libre. Queremos buen sonido, buena puesta en escena y buenas luces". Contratados por la discográfica Warner desde hace un año, admiten que "la relación tiene límites muy marcados". "Nunca dejamos de tener la independencia en la cabeza ni la idea del camino que queremos seguir", destaca Ale. "Hasta ahora, nos dijeron que sí a todo lo que les pedimos. No perdimos nada y, al contrario, nos potenciamos mucho".
-Ale, hace dos meses dijiste: "Pasaron tres años, ya es hora de dejar de hablar de Cromañón". ¿Qué onda?
-No tengo nada que aclarar. Me sacaron de contexto y no hubo buena intención. Obvio que se puede seguir hablando de Cromañón. ¿Cómo vamos a olvidar? Seguimos sufriendo. Que no televisemos nuestro dolor no quiere decir que no lo sintamos.
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