Frecuencia Obras

LOS CAFRES lo hicieron: llenaron dos veces uno de los lugares más importantes del país, sin más armas que una lista pensada y extensa, un nuevo disco que empieza a arder, una formación impecable y... tres horas de recital.
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Lo más lindo de ver que una banda no se deja abofetear por inestabilidades internas, falta de dinero, ausencia de público o por el cansancio de sentir que vivir de la música es sólo una utopía... llega cuando ves a ese mismo grupo de personas en el lugar donde siempre habían querido estar.

Hace unas semanas, cuando llenar dos veces Obras Sanitarias todavía era una meta por cumplir, el cantante GUILLERMO BONETTO nos hablaba de lo mítico del lugar en el que iban a tocar, y nos reconocía tranquilamente que el doblete “va a ser una celebración para todos, es bien simbólico, es lindo. Marca un antes y un después. Es la primera vez, pero no la última, porque abre todo un panorama también para otras agrupaciones”. ¿Qué se puede decir ahora que ya pasaron los recitales? Simplemente que se superaron todas las expectativas y que LOS CAFRES llegaron con éxito al peldaño más codiciado de la música nacional.

Ahora bien, decir que este desembarco masivo en el estadio musical por excelencia fue “sólo un show más”, sería mínimamente una falta de respeto y una reducción bastante desacertada. Es que no quedaron dudas de que la banda anfitriona se preocupó por hacer valer esos dolorosos 25 pesos de entrada.

En primer lugar, el mérito llegó desde la duración del espectáculo; tres horas de puro reggae roots que provocaron picos sentimentales de todos los colores, y que llegaron al público en forma de tres segmentos bien prolijos desde la ambientación y el sonido. La excepción fue “Lúcido”, el primer tema de la noche, que quedó tapado de acoples ultra molestos.

La banda misma fue otra de las gratas sorpresas, porque cuando se corrió el enorme telón negro que cubría el escenario, miles de jóvenes pudieron ver a ¡catorce! personas sobre las tablas. Claro, además de los cinco CAFRES oficiales, el recital contó con la ayuda estable de la voz de MARIAN (MENSAJEROS), la viola acústica de VALENTINO, la percusión de MARTIN “LA MOSCA” LORENZO (AUTENTICOS DECADENTES) y el trombón de BEBE FERREYRA, entre otras colaboraciones de lujo.

Fue esa especie de “súper grupo” el que complementó, de manera relajada, cada una de las canciones que retumbaron en Obras. Y fue también esa formación la que le dijo a cada oído que semejante calidad de sonido y coordinación sólo se logra con horas y horas y horas de ensayo y dedicación.

¿Con qué se completa el combo que incluye una presentación ajustada y un ejército en escena? Con temas, muchos temas, digamos unos... ¡38 temas! Y ojo, no se recurrió a una selección cualquiera, sino a una lista cuidada hasta en el más mínimo detalle: momentos bien altos (como el medley de “No puedo esperar” y “Sinsemilla”, ambos de “Frecuencia Cafre”), momentos para saltar (“Pobre angelito”), algunos para cerrar los ojos y dejarse llevar (“Esclava”), otros para ponerse melosos (“Mi aliento”, que tuvo un solo de saxo bien romanticón), para dormirse, para disfrutar o para buscar la mirada cómplice de algún amigo.

Además de toda esa infinidad de momentos dispares, LOS CAFRES tuvieron dos aciertos sustanciales para la efectividad de la presentación. Por un lado, interpretaron canciones de cada uno de sus discos de estudio; y por el otro, se dieron el gusto de tocar todos los temas de su último material “¿Quién da más?”. Así, dejaron contentos a los que los siguen desde el principio, a los más nuevos, y hasta a los que solamente se acercaron a escuchar “Si el amor se cae”.

Justamente del cd que estaban presentando salieron dos propuestas clave y muy aplaudidas; la armonía de “Este jardín” y la prosa dura de “Dejá de señalar”, que critica al modelo estandarizado del “rasta trucho prepotente” y ruega que “si escuchás a BOB MARLEY, prestá más atención”.

Cuando ya se acercaba la tercer hora de música, todos entendieron que se venía el final y por eso se fueron apretando contra las vallas o contra la persona que tuvieran adelante. “Tus ojos”, “La receta” y “La vela” se disfrutaron con la mayor intensidad gracias a esa característica energía que brota cuando lo bueno se está por alejar. Esa euforia incontenible que pronto tendría que enfrentarse con la llovizna que, fuera de Obras, esperaba la salida multitudinaria.

Fenómeno raro el reggae. Hace unos años se lo escuchaba en sucuchos perdidos y de no demasiada capacidad. Hoy, es un estilo que más que estilo es una institución con una masa fiel, multitudinaria y bastante heterogénea. Ahí radica el último aspecto emocionante de la noche de LOS CAFRES; en que por primera vez el reggae se apoderó de un lugar que siempre “perteneció” a otras músicas, a otras melodías. La pregunta queda flotando en el aire: ahora que sintieron el gustito... ¿quién los para?

Nacho Girón (Redacción de El Acople)

Entrevista a KAPANGA

“Para Obras volvimos a juntarnos a ensayar”
¿De qué se puede hablar con el Mono algunos días antes del debut de Kapanga en el Templo del Rock? Sí, ¡adivinaste! En una amistosa charla, el cantante nos relató el camino que recorrieron para llegar a este salto, nos contó sus expectativas y hasta se animó a comparar: “Si Bersuit estuvo 18 años para tocar ahí, nosotros estamos bárbaros”.

Se llama Martín Fabio, pero en la calle lo conocen con el nombre de un animal importantísimo para la evolución humana; en sus ratos libres atiende una pizzería familiar en pleno Quilmes, y desde 1989 es la voz de una banda que alguna fue se definió como “la mezcla entre Iron Maiden y la Mona Jiménez”. Hoy, a pesar del sueño de un mediodía cualquiera, no puede ocultar la conformidad por el desembarco de Kapanga en el estadio de Obras y por el vuelo que viene tomando el último disco “¡Esta!”. Y aún así, el Mono se anima a compartirnos su emoción y su justificado cagaso...

(El Acople) ¡Qué alegría! ¿No, Mono?
(Mono) Sí, inmensa, todavía no caímos mucho. Estamos más pendientes de que todo salga bien y que no tenga fisuras el show. Como que es una apuesta lo nuestro, porque siempre laburamos con nuestra gente, nuestros amigos, el escenográfo era uno que tocaba con nosotros, la que hizo el arte es la hermana de uno de los plomos... siempre trabajamos con esa gente, entonces vos no querés perder eso, pero a la vez tenés que dar ese paso de laburar con gente que sea del palo, que sea profesional. Estamos nerviosos, cagados, pero con alegría porque nos pasa ahora y está bien que nos pase. El público Kapanguero lo merece.

(El Acople) Bueno, ahora ya están a pocos días de recibir “lo que se merecen”...
Por fin, aunque en realidad todo se dio por decantación, por cabezas duras y claro, porque también la gente nos pide que vayamos a Obras, esa es una realidad. Mientras llenábamos lugares fuimos cambiando; llegamos a Cemento y quisimos hacer dos funciones en El Teatro, las hicimos y eso nos dio la pauta de que teníamos que ir a Obras. Y a casi diez años de esta formación es que llegó ese momento. Maffia llega a Obras después de 26, 27 años de tocar... podríamos haberlo hecho dos temporadas antes y ¡festejábamos los 25 años de Maffia en la batería! (risas)

(El Acople) Pueden hacerle algún regalo entonces...
Sí, le vamos a armar la batería adelante me parece. Así es más protagonista, porque ¿viste que los bateristas no salen en la foto? Aparte ahora el S.U.B.A. (Sindicato Unido de Bateristas Argentinos, que reune a muchos de ellos) está con todo, es un gremio más jodido que el de los camioneros (risas).

(El Acople) ¿Qué significa realmente para ustedes este paso gigante?
Para nosotros es un evento, es el paso más importante en la carrera: llegar al objetivo que todas las bandas creo que anhelan. Tuve que esperar diez años para tocar en Obras, ver a un montón de bandas llegar antes, ver pasar un montón de bandas tocando ahí, y a la mía no. Ahora llegó, pero también por eso que te comentaba al principio, por decantación y porque fuimos persistentes y tratamos de evolucionar, de crecer, de hacer las cosas bien.

(El Acople) ¿Y cómo se están preparando?
Nos estamos preparando con todo la verdad. Una cosa importante es que para Obras volvimos a juntarnos a ensayar, porque hacía mucho tiempo que no nos encontrábamos en la sala. En realidad como no tenemos sala propia andamos deambulando por las salas. Por lo general vamos a una que está cerca de mi casa, en Quilmes... pero no es tu lugar. Aparte cuando vamos a ensayar así, de las cuatro horas que alquilás, ensayás una y media y las otras horas las usás para armar, para ver qué vas hacer, las imágenes, la lista de temas, los arreglos, las boludeces que hagamos, tratar de ensamblar todo para que sea un show diferente y que tenga otro atractivo. Vamos a trabajar como nos hubiera gustado que sea desde un principio, con alguien que se ponga con una computadora y te haga las pantallas, las luces, esas cosas que veías que las hacían los otros. Bueno, ahora somos nosotros los que tenemos la posibilidad.

(El Acople) ¿Después de Obras se viene la sala propia?
Después de las experiencias que tuvimos con los últimos discos –para los que nos metimos en una quinta e hicimos dos o tres meses de preproducción afuera del ámbito normal- nos dimos cuenta que es necesario tener una sala. No es sólo ir a tocar sino que también es charlar a ver qué cosas se nos pueden ocurrir, entonces ya queremos tener ese lugar. Igualmente se nos complica porque no es que hicimos “el golpe” o “la gran estafa”... ¡no!, ¡todavía estamos peleándola!

(El Acople) Claro, siempre está esa mentalidad de que una vez que movés gente tenés el futuro asegurado...
Piensan que llegás a Obras y al otro día cada uno se va a comprar un auto... ¡y gracias si me lleva un amigo en auto de vuelta hasta mi casa! Mucha gente vive otra realidad con las bandas. Los que están cerca saben que la estás luchando y que a cada uno nos cuesta; nos cuesta movilizar la gente, nos cuesta pagar los viajes. Te gusta viajar, todo lo que quieras, pero tenés que laburar.

(El Acople) ¿Qué cosas son las que les demuestran que este desembarco en Obras es merecido?
Y... por ejemplo estamos yendo a lugares en el interior del país que son pueblos y por ahí tocamos más veces que en Quilmes. Tocás una vez al año, pero cada disco tuvo la posibilidad de presentarse... en donde sea, una cancha de papi fútbol, una discoteca, un tinglado, un club. Todos los años vas al mismo boliche, al mismo hotel, ves al mismo mono que te da de comer, y agradecés que te pase algo así porque eso suma mucho.

(El Acople) ¿Por qué esperaron hasta junio para hacer la fecha?
Nuestra idea era hacerlo en abril pero las cosas cambiaron y las fechas de abril no las teníamos. Entonces decidimos que se acomode un poco todo. Sabíamos también que iba a haber un cambio grande en el precio de las entradas y que los más perjudicados siempre siguen siendo los que te van a ver, los que tienen que viajar, los que no tienen un mango, los que tienen que arreglar sus historias para llegar hasta el lugar y encima pagar la entrada...

(El Acople) Y volver...
Sí, pero viste cómo es... la cosa es llegar. Si llegaste de alguna manera vas a volver. Alguno irá para mi barrio, de 4 mil alguno tiene que ir para esa dirección. Les decía, entonces quisimos esperar un poco a que haya shows de otros artistas más importantes que nosotros y que la gente también se fuera acostumbrando a que los precios de las entradas para recitales nunca más van a valer 10 o 12 pesos. Cuando nos explicaron el negocio de cómo se planteaba Obras, le bajaron el pulgar al precio que nosotros propusimos. Siempre pensás en los pibes y te das cuenta de que no podés subir 10 pesos las entradas desde tu último show en noviembre. Pero las reglas del juego ahora son así.

(El Acople) El disco con el que van a hacer a Obras es “¡Esta!” y eso va a quedar en la historia. Ahora, ¿es el cd que tenía que llegar o hubieras preferido otro?
Y... tendría que haber llegado “Un Asado En Abey Road”, pero el que llegó fue el quinto disco. Pero igual creo que estamos bien. Uno saca porcentajes y paralelismos; si Bersuit estuvo 18 años para tocar ahí, nosotros estamos bárbaros. Llegamos con cinco cd´s, y creemos que a partir de esa cantidad se da el quiebre que tiene la gente con las bandas.

(El Acople) Además no hizo falta sacar una recopilación con los éxitos de KAPANGA...
¡Igual salió, eh! Yo digo que tenemos cinco discos pero tenemos seis; me enteré así nomás que había salido un “Grandes éxitos”. ¿Como no me avisan? Avísenme, por lo menos. Cuando alguien me pregunta yo le digo que es trucho. ¿No tiene “El mono relojero”? Entonces no es un “Grandes éxitos” (risas).

(El Acople) La diversidad de su música y de su público se ve reflejada también en los invitados de sus discos.
Nuestra gente es fanática de la música; van a ver a Kapanga, a los Babasónicos, a Miranda! a La Renga, a Bersuit.. a todos. Y los invitados esperemos que estén porque la verdad que nos encantaría. Queremos que venga (Ricardo) Mollo; el gordo (Walter) Meza tiene que estar -además la idea es hacer un sketch juntos-; (Gustavo) Rowek tiene que estar porque grabó; Mimi Maura tiene que venir porque no vino a la presentación oficial y aparte porque si ella no está “El beso del adiós” no lo vamos a cantar nunca; Ciro de Los Piojos también -grabamos el video de “Postal”, le dijimos y dijo que sí-; los DANCING MOOD también...

(El Acople) Y ahí te enterás que te sacan el disco en vivo “KAPANGA y Amigos” en Obras...
(Risas) Encima los invitados que tenemos son cualquiera y de cualquier cosa. En realidad nos encantaría que estén todos, pero si hiciésemos eso, de las 27 o 28 canciones que tenemos para tocar, 21 van a tener invitados. Eso lo vamos a guardar para noviembre cuando festejemos los diez años de Kapanga.

(El acople) En el luna...
¡Ojalá!


Y sube, y sube...
La escena rockera nacional cambió para siempre. Los precios, también. Y el Mono reflexiona: “Se van a tener que acostumbrar a la fuerza, el bolsillo se va a tener que acostumbrar. Sabemos que hay muchos que quedan afuera del sistema este pero, ¿qué podés hacer? Nosotros sabemos que hay mucha gente que espera los sorteos para poder ir a ver a la banda. La gente confía, que lo caguen es otra cosa; en muchos lados tienen diez entradas para regalar y cinco se la dan al primo o a la tía y las otras cinco sí las sortean.

“Para nosotros en realidad lo importante es llenar Obras, que la gente esté contenta, que nosotros estemos contentos y reinvertir lo que nos pueda quedar; programar para darle algo más a la gente, producir, poder tener un crecimiento en cuanto a iluminación, a la imágen, monitoreo, cosas que seguimos laburando como hace ocho años atrás. Ojalá que se den cuenta que uno trata de hacer eso, y que trata de mejorar también para que cada uno esté cómodo y que se vayan del show sin sentir que les robamos 30 pesos. Queremos que se vayan contentos pensando que fue la mejor plata”
.


Estadía:
poco tiempo, pero intenso

Paisaje:
el bar de La Trastienda

Clima:
muy agradable

Estimulante:
...

Tercer tiempo:
el Mono haciendo notas de todo tipo

Entrevista: Nacho Girón (Redacción de El Acople)