Entrevista a DIE ÄRZTE

“Nunca he visto en mi país una bandera en un concierto de rock”
El trío de punk-rock alemán pasó por Argentina por primera vez en sus 22 años de historia, después de una gira mundial que los llevó a tocar frente a 800 mil personas. Invitados por La Vela Puerca para el doblete que hizo en Obras, Die Ärzte se mostró expectante por la experiencia de “volver a ser nadie”.

Unas horas antes de su debut en tierra criolla la banda alemana descansa en el confortable y lujoso hotel Marriot Plaza de Buenos Aires. El violero FARIM URLAUB se separa de sus dos compañeros, se apoltrona en una silla, pide algunos vasos con agua y reconoce, en un español de tono gracioso, ser fanático de nuestro escritor por excelencia. “Estoy aprendiendo un poco el idioma porque todavía tengo la fantasía de leer a Borges. Pero no creo que pueda. Él usa una gramática impecable que yo no conozco. Me muevo con el español de la calle pero Borges es demasiado para mí”.

(El Acople) ¿Pero Borges llega mucho en Alemania?
(Farim) Pero hombre, claro. Es muy, muy conocido. Por eso la idea era venir a Buenos Aires, a la ciudad de Borges, y poder leer un poco más. Pero no creo que tenga el nivel. Lo he leído en Alemán y aún así es difícil; tiene un modo de escribir y de pensar que es tan diferente de lo normal... por eso me gusta. Pero hablemos de música.

(El Acople) ¿Cómo se dio la idea de venir con La Vela Puerca?
Para nosotros es un poco irreal la situación, porque en Alemania somos tan grandes que casi podemos hacer lo que queremos. Hacemos una tontería sobre el escenario y la gente dice “¡guau!”. Pero aquí nadie nos quiere ver porque nadie nos conoce. Cuando conocimos a La Vela nos quedamos muy sorprendidos de sus espectáculos y de poco fuimos hablando y formando una relación.

(El Acople) ¿Cómo fue la respuesta de la gente en los shows que hicieron con ellos?
Hicimos dos giras pequeñas y una enorme que fue el Pilsen Rock. El problema del Pilsen fue que nadie sabía que íbamos a tocar antes de La Vela entonces todo el mundo los esperaba y de repente salimos nosotros. El público se preguntaba: “¿Qué es eso?”. Pero al final hubo muchos aplausos y la gente terminó bailando.

(El Acople) ¿Qué es lo que sienten al ser “nadie” de vuelta?
Es un poco como retornar a nuestras raíces. Porque claro, nadie conoce las canciones y no hay nadie que cante. Aparte sabemos que aquí nunca van a cantar porque nuestras letras son en alemán (risas). Para mí eso es genial, me divierto mucho de verdad. En Uruguay hay un público muy tranquilo, muy bueno, pareciera que te dice “está bien, vamos a soportarlos esta media hora”. Y en Argentina me parece que hay muchísima gente que se interesa por el rock. Esperemos que nos vayan aceptando.

(El Acople) Sabiendo que la gente Latinoamericana nunca va a cantar las canciones o que nunca va a viajar para verlos en Alemania, ¿qué es lo que los motiva a venir para estos lados?
Puras ganas. De verdad, no hay nada más que puras ganas de venir. Lo hacemos desinteresadamente. No pensamos “de acá a cinco años vamos a vender muchos discos en Argentina”; eso no nos importa porque ya vendemos bastantes en Alemania. Venir para acá es como una vacación, sobre todo teniendo en cuenta que venimos de una gira enorme. A mí me gusta viajar y me gusta la gente Latinoamericana y si eventualmente tenemos mucha suerte y al público le gusta lo que hacemos, estamos seguros que vamos a volver. Y con respecto a que no entiendan las letras, eso tampoco nos importa. Yo cuando era niño cantaba canciones en inglés y no sabía qué decían, pero me gustaba la música. Igual tal vez traduzcamos las letras al español.

(El Acople) Sin embargo también se puede transmitir un mensaje sólo con la música, ¿o no?
Sí. De todas formas tenemos canciones con mucho mensaje –algunas anti-fascistas, por ejemplo- pero también tenemos muchos temas totalmente absurdos en donde el mensaje es cero. Algunas no tienen ningún sentido. Y eso también es parte de nosotros. Hacemos todo lo que queremos y no somos unidireccionales. Lo que nos proponemos sobre todas las cosas es tener “divertimiento”, y si divertimos al público, mejor.

(El Acople) ¿Siempre fueron de escribir letras que ustedes mismos reconocen como absurdas?
Hubo una evolución. Cuando empezamos ya había muchos grupos de punk alemanes que hablaban contra la política y esas cosas. El mensaje de la mayoría era (grita y extiende el brazo): “¡Contra la policía!”. El mensaje era siempre igual. El estado, una mierda. La sociedad, una mierda. La policía, una mierda. En cambio nosotros queríamos hacer lo contrario a todo eso con canciones de amor, de teenager´s.

(El Acople) Bueno, eso también era un mensaje...
Claro, era nuestro mensaje, el mensaje de que es posible divertirse como punk sin cantar totalmente sobre cosas políticas. Gracias a nuestra ideología, desde que nacimos fuimos un suceso y con el tiempo tocar se tornó aburrido. Por eso entre 1988 y 1993 nos separamos. Fue muy interesante, porque en esos años de separación nos convertimos en una leyenda. Mientras tanto cada uno de nosotros encaró su proyecto solista pero ahí nos pasó lo contrario que antes. No nos iba a ver nadie. Entendimos que un músico sin público es inútil, por eso al final nos volvimos a juntar. Y claro, con el tiempo fuimos incluyendo letras más políticas, pero siempre con el objetivo de no volcarnos sólo hacia ese lado.

(El Acople) En el 87, a pocos años de haber empezado a tocar, les censuraron dos canciones, dos discos, las entradas para sus shows y hasta sus carteles publicitarios. ¿Qué pasó?
Las letras eran de una inocencia muy sucia. Por ejemplo escribí una canción cuando tenía 15 años en la que hablaba de tener sexo con mi hermana. Fue un pensamiento súper inocente porque no lo estaba razonando. Pero cuando empezamos a ser masivos lo censuraron enseguida. Después de eso, empezaron a prohibir casi todo lo que hicimos, hasta un póster. Teníamos muchas dificultades porque éramos considerados “punk sucio” y ni siquiera la prensa quería decir nada de nosotros. Un año después nos convertimos en héroes porque la gente. Poco a poco, se empezó a entender que en esencia las letras eran una tontería y que a pesar de la censura nosotros nunca habíamos dejado de tocar. Desde ahí nunca más nos volvieron a molestar con la prohibición. Aunque ahora decimos cosas que son casi ilegales, tenemos la capacidad para ponerlas en palabras que no se pueden censurar. Las autoridades conocen nuestro mensaje pero por la forma como lo decimos no pueden hacer nada (risas).

(El Acople) ¿Y ahora cómo son considerados en Alemania?
Depende quién opina. Hay personas que dicen que somos la banda más conocida y vendida de nuestro país...

(El Acople) ¿Quiénes dicen eso?
Nosotros (carcajadas). No, pero de verdad, somos de lo más vendido junto con Die Toten Hosen. Sus giras son enormes y las nuestras también. De hecho, en esta gira que acabamos de terminar dejamos a todos con la boca abierta porque tocamos, en total, frente a 800 mil personas.

(El Acople) ¿Qué más dicen de ustedes?
Nos llaman “la mejor banda del mundo”... es verdad (risas). Hacemos mucho para ser la mejor banda del mundo. Por ejemplo, hacia nuestros fans; los tickets para nuestros conciertos son muy baratos y cuando hacemos discos y DVD´s ponemos muchas cosas escondidas para darle más valor, las remeras que hacemos son de alta calidad, escribimos e-mails a la gente y hacemos todo lo posible para no perder el contacto con el público. Estamos en el epicentro de la movida alemana y hasta nuestras familias se sorprenden del lugar a donde llegamos. Nadie nace siendo un rockstar y nosotros lo aprendimos poco a poco. Lo bueno es que aquí retornamos al inicio.

(El Acople) Tienen 18 discos pero acá es como si no tuvieran nada. ¿Cómo arman las listas de temas? ¿Aprovechan para tocar cosas que no hacen tan seguido en Alemania?
Casi siempre hacemos un repaso de nuestra discografía. Pero es muy espontánea la manera como se da: cuando tocamos en Chile, la lista de temas la hicimos diez minutos antes de salir a tocar. Aquí no tenemos ningún hit así que no hay muchos problemas. Intentamos interpretar temas simples, no tiene sentido hacer cosas súper complicadas porque la gente se aburriría. Nos metimos en ésta experiencia para ver cuál es la reacción de la gente, o para saber si al menos hay alguna reacción. Si sobrevivimos, la idea es volver. Igual todo el año que viene vamos a hacer una pausa de al menos un año y después vamos a decidir qué hacemos.


RECUADRO: Orgullo nacional
La pregunta era obvia y los resultados fueron más que positivos. ¡A ver si nos empiezan a imitar en el exterior!
(El Acople) ¿Es muy distinto el público alemán y el Latinoamericano?
Hay diferencias y hay... ¿cómo se decía?... ¡ah si! ¡similitudes! Los dos públicos tienen en común que cuando les gusta alguna canción la cantan con toda su fuerza y se envuelven en la música con mucha energía. Las diferencias son las banderas. Acá traen muchas banderas, y encima son enormes. En Alemania eso solamente existe en el fútbol. Nunca he visto en mi país una bandera en un concierto de rock.

(El Acople) ¿Pensás que no hay banderas por una diferencia cultural?
Sí, sin dudas. Sin querer darle un valor a uno u otro público, creo que influye mucho la cultura. En Latinoamérica la mente es muy abierta.


Estadía:
Media hora

Paisaje:
Hotel cinco estrellas en Retiro

Clima:
Cálido

Estimulante:
¡Agua! Pero fría

Tercer tiempo:
No hubo

Entrevista: Nacho Girón (Redacción de El Acople)