Vive en la calle y, al igual que cientos de personas
en su misma situación, tiene un sueño: ser convocado para la Selección argentina de fútbol sin techo.
Nacho Girón
Especial para el Suplemento Sí!
¿Quién dijo que todo está perdido? A pesar del 0-4 contra Alemania, Argentina todavía puede salir campeón. No le tocará a estrellas millonarias como Messi o Tévez. Será, en todo caso, para los muchachos que representarán al país en el Homeless World Cup o el Mundial de los sin techo, que se viene celebrando desde el 2003 y en el que 64 selecciones se excusan en el deporte para combatir la exclusión social.
Aunque entrena en el mayor de los silencios, el equipo local participa sin interrupciones. Incluso el año pasado disputó y perdió la final con Italia, en Milán. Más de 220 jóvenes formaron parte del grupo en el último tiempo, y se calcula que al menos el 16% dejó de dormir en las calles, el 14% recompuso vínculos familiares y el 18% retomó los estudios.
Cuando Cristian llegó a Buenos Aires desde un pueblito perdido de Santa Fe, con experiencia de tambo y tercer grado de la primaria, lo hizo con muchas ilusiones. Duraron unos seis minutos; ése fue el lapso de tiempo entre que se bajó del colectivo en Retiro y le robaron el bolso, las zapatillas y el poco efectivo que tenía encima. Desde ese momento, el tímido adolescente vivió a los tumbos. "En la calle uno empieza a conocer gente difícil. No tardé en caer en la droga. Y robé mucho. Me empezó a no importar nada", se sincera, sentado al costado de la cancha de "fútbol cuatro" que le devolvió las ganas de "ser alguien". Cuando se le pregunta por una numeración de su hogar, atina a decir la altura de la cuadra donde hace doce años vive a la intemperie. "Duermo sobre Ayacucho, entre Viamonte y Tucuman. No paso hambre porque saben que me porto bien. Tengo mi colchón, mi frazada y una perrita hermosa que se llama Pibu. Durante el día guardo las cosas en un quiosco que me hace la onda".
Envalentonado y más joven, armó una banda de ladrones que se dedicaba a viviendas y comercios. Dentro del grupo, él era el que iba al frente, bien agarrado a su .38 o su FAL: "Teníamos los viejos códigos: no se violaba, no se mataba y no se golpeaba. Hemos tirado algún tiro, pero no matamos a nadie. Por supuesto que si venía la yuta, sabías que eras vos o ellos". Al evaluar su efectividad, un comisario le propuso "trabajar" para él y sus amigos: él ponía la mano de obra, mientras los uniformados aportaban el dato y despejaban el área. Créase o no, sus andanzas le permitieron tener un departamento en Flores, un Fiat Uno y una buena moto. Traicionado por la misma Policía, debió vender todo y usar la plata para coimear al que se le pasara por delante.
Aun así estuvo preso tres veces, durante siete años en total, siempre en el penal de Olmos. En el medio hubo incluso dos años de trabajo en la capilla de una de las favelas más picantes de Río de Janeiro. "Una noche, el famoso escuadrón de la muerte mató como a veinte chicos, a la vuelta de donde yo vivía. Los arrodillaban contra la pared y les pegaban dos tiros en la nuca. Ahí mismo me volví, no quería saber nada". Libre y limpio, pero sin un peso, se prometió enderezar el camino. Desde el 2003, el fútbol terminó siendo la ayuda que necesitaba: él y sus compañeros reconocen que ya podría haber viajado a algunos torneos, pero a último momento siempre terminaba desapareciendo por algo. Pero desde hace más de un año, su compromiso y dedicación crecieron como nunca.
Sonríe por primera vez en la entrevista. Y apela al vocabulario deportivo: "Perdí mucho en la calle, hasta mi identidad como persona, y tengo la esperanza de poder recuperar el tiempo perdido. Por eso estoy peleando para ser convocado para el próximo Mundial, porque éste es un partido con la vida y esta vez quiero vencer. Quiero experimentar qué se siente ganar algo por mis propios méritos".
RECUADRO: Otra vez a la cancha
La idea del campeonato de los sin techo nació, hace siete años, de los mismos organizadores de la Red Mundial de Publicaciones de la Calle. Argentina participa con el Hecho Club Social, desprendimiento de la revista por aquí conocida como Hecho en Buenos Aires. Comandada por el entrenador Sergio Rotman (nadie que toque el saxo en Los Fabulosos Cadillacs), la selección local cuenta actualmente con unos 30 varones. La liga femenina, apenas iniciada, está compuesta por 18 mujeres.
El primer torneo de este tipo se desarrolló en 2003 en Graz, Austria. Luego pasó por lugares como Escocia, Sudráfrica, Australia e Italia. Este año se realizará en Río de Janeiro, Brasil, entre el 18 y el 26 de septiembre. La premisa para elegir a los jugadores prioriza los avances en el desarrollo personal por encima de las capacidades deportivas. En las próximas semanas, por fin, se sabrá quiénes serán los nuevos convocados.
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