Mientras ya se puede conseguir una versión "no oficial", Charly García no lo da por terminado.
Txt. Nacho Girón
Especial para Clarín

"Migue García metió el disco de Charly en Internet. Lo hizo para cagarle la carrera al padre". Sin pelos en la lengua, Pipo Cipolatti da su versión exclusiva de por qué el demoradísimo Kill Gil todavía no llegó oficialmente a las disquerías. Y completa: "Lo que filtró lo robaron de la sala donde yo vivía". El acusado, abocado a su nuevo disco (Bipolar), no coincide y le resta importancia a los dichos del ex Twist: "Pipo era una buena persona, que no superó las desgracias en su vida que lo convirtieron en un racista", dice Migue.

La historia del próximo disco de García empezó hace dos años. A mediados de 2006, el bigotudo convocó a Andrew Oldham, productor de los primeros Stones. Y hasta hace unos meses, el disco se consideraba terminado. ¿Y entonces? Según pudo averiguar el Sí!, Charly no habría quedado conforme con la mezcla final de Oldham. "Varias personas le dijeron que las canciones eran geniales pero que el sonido es patético. Charly no lo reconoció, pero a los pocos días dijo que quería grabarlo de vuelta", relata un productor amigo con el que mantuvo contacto durante la grabación. "No lo creo: a mí me mostró todo orgulloso. Igual, lo va a volver a grabar", contrasta Cipolatti.

A la supuesta inconformidad se le sumó otro factor clave: en abril de este año apareció colgada en la red una versión de Kill Gil que algunos señalan como "una de las últimas". Lo cierto es que ese material de trece temas hoy se puede encontrar en la calle, copiado, con diseño de portada, código de barra y logo de la discográfica. "Eso es una truchada total; nosotros no lo hicimos porque al día de hoy el disco de Charly sigue siendo un proyecto", argumentan desde EMI Music. "Que se haya filtrado complicó mucho las cosas, aunque igual no podemos confirmar qué tan avanzada era la versión que la gente está escuchando". María Eva Albistur, música y productora que trabajó junto a García y brindó su estudio para todas las grabaciones, pone paños fríos: "No hay tanto misterio. La búsqueda profunda que tiene como artista necesita tiempo y eso hay que respetarlo. Se ve que no llega al lugar que quiere llegar".

A raíz del nuevo atraso, Pipo asegura que antes de Kill Gill podría editarse Dr. Cerebrus, un LP homenaje a Titanes en el Ring que los dos vienen registrando a gotas desde hace siete años y que ya está terminado "en un setenta por ciento". "Cuando lo vi por última vez hace un mes, juntos dijimos que teníamos que darle para adelante y terminarlo ya", dice Pipo. ¿Say no more?



Cuadros de una exposición
No sólo de discos (terminados o no) vive Charly García. El año pasado inició una curiosa muestra músico-pictórica junto al artista Gustavo Masó, un devoto de Say No More. La primera etapa ya se desarrolló en CC Borges, y en 2008 la idea continuará en el MALBA bajo el nombre El que el mundo se olvidó. Ahí se promete una sala oscura en la que las imágenes representarán huecos de luz, música en vivo, exposición de fotografías, videos y presentaciones a cargo de Pipo. "La conexión con Charly es extraña. Todo el tiempo me pasa que pienso o hago cosas y luego él las dice o las hace. Y viceversa", explica Masó. "No todos los oídos pueden estar a la altura de su arte: él escucha el futuro y los demás apenas pueden interpretar el pasado. Su aporte es absoluto, pero trasciende lo musical". Pinta bien.