El líder de Lizard Sun Band reclama el apellido del cantante de The Doors. Mientras, cuenta su vida y promete venir a casarse con su novia porteña.
Txt. Nacho Girón

Especial para Clarín



¿De verdad sos el hijo de Jim? El entrevistado escucha la pregunta desde Estados Unidos y la comunicación telefónica se corta misteriosamente. "¡Oh, sí! Aunque se dicen muchas tonterías, soy de su sangre", responde Cliff Morrison un minuto después. El mito llamado James Douglas y apodado Rey Lagarto, desaparecido poeta e histriónico líder de The Doors, ahora vuelve a poner su apellido en las fantasías de la opinión pública gracias a un hijo que no sólo vive y colea, sino que también aspira a ser un barítono. Editó su debut Know Peaking con un grupo que llamó (ejem) Lizard Sun Band y piensa casarse con su novia argentina en este mismo país.

Cliff tenía casi dos años en julio de 1971, cuando Jim murió. Con Lorraine, su madre, sólo habían mantenido una relación de pocas semanas, así que no existen fotos entre padre e hijo. "En realidad no tuve oportunidad de conocerlo, sobre todo porque él ya estaba preparándose para abandonar América e irse a París", cuenta por primera vez para un medio argentino.

—Se dijo que te negaste a hacer un análisis de ADN, Cliff...
—Hay un tipo que escribió eso en un diario de la Argentina. Lo cierto es que aun antes de entrar en el rock fui con mis abuelos y mi madre a pedir que me hicieran el ADN. El propio Robby Krieger nos pidió que fuéramos a ver al doctor Arnold, que era el médico personal de mi padre en los sesenta. Tomaron nuestra sangre pero después nos dijeron que los archivos de Jim Morrison se habían perdido. Hicimos todos los intentos posibles, pero al final no pudimos...

—¿En algún momento la familia de Jim o los Doors desconfiaron de lo que decís?
—Ni la familia ni la banda dijeron nada en mi contra. Lo que sí sucede es que ninguno de los dos me querían en el mundo de la música, en teoría porque creen que la actividad musical es lo que destruyó a mi padre. Pueden decirme lo que quieran, pero lo cierto es que llevo 16 años haciendo shows en todo el mundo.

—¿Y cómo te llevás con los Doors?
—Es una situación difícil. Con John Densmore (batería) y Robby Krieger (guitarra) todo bien: la primera vez que subí a un escenario fue con Robby. Y ahora su hijo Waylon tocó en mi disco. Con Ray Manzarek (teclados) no tengo relación porque no él quiere la existencia de otro Morrison en la Tierra. Lo que suele molestar es que por este problema del ADN no logran saber concretamente quién soy yo. No importa si están a favor o en contra mío, igualmente los quiero.

—¿Te molesta que la gente pueda comprar tu música o ir a tus shows sólo por el apellido?
—La verdad que no, y a través de buenos conciertos pienso demostrarle al público que estoy preparado para cualquier cosa. Igual, me ayudaría bastante que me aceptaran tal como soy y que amaran mi música sin pensar de dónde vengo. Tengo mucho amor para dar, ¿sabés? Inclusive voy a tratar de encontrar otros artistas que me acompañen a crear una fundación: no sólo para ayudar al cáncer de mama y cosas así, sino también en cuestiones sociales.

La infancia de Cliff se desarrolló entre vinilos de los años cincuenta y sesenta, pero el pequeño lagarto empezó a cantar recién en 1990, sin haber tenido ninguna clase de iniciación. "Me gusta mi voz, pero estoy tratando de apartarme de la tonalidad de mi padre", concede. "Inclusive creo que el disco suena bastante parecido a lo que hacía The Doors, pero es muy difícil evitarlo. La diferencia está en mi estilo sobre el escenario: soy más ampuloso y manierista".

Si Marta Holgado encuentra su horizonte en Perón, Carlos Ezcurrega en Gardel y Leevon Kennedy en el ex presidente yanqui y en Marilyn Monroe (ver recuadro), Cliff Morrison no puede apartarse del legado de Jim. En Pick Up and Go, el primer tema que compuso en su vida, canta "mi padre me tocó con las manos quemadas/ con la dirección y el plan". El confirma: "Quiero seguir las huellas de Jim".

—¡Un minuto! Tu viejo quería matar a su padre en el clásico "The End"...
—Claro que yo no lo haría. Jim quería mucho a mi abuelo, pero como combatía en guerras y estaba en el ejército, mi viejo terminó denunciando a su propia familia y cometió errores.

Después de separarse de su primera esposa, Cliff empezó una época de "muchas drogas y mucho descontrol", que incluso terminó llevándolo a la cárcel. "Las cosas por las que pasé me cambiaron completamente. Ahora la tengo más clara, y en vez de preocuparme por mí, me interesa preocuparme por todos los demás". Y se arriesga: "Quiero dar buenos conciertos y hacerle saber a toda la gente que estoy en condiciones de amar. Ya no quiero más líos. Pero eso sí: nunca voy a alejarme del rock and roll".




SU NOVIA ARGENTINA
Cliff Morrison no conoce la Argentina salvo por Marilina Mascías, el amor que encontró en 1998 en California. "Era mi época descontrolada y ella vino a una fiesta que hice. Ya no pudimos separarnos. Tuve problemas con la ley y ella siguió a mi lado", cuenta él. Pero ella también recibe al Sí!: "Fui a un seminario en Estados Unidos y terminé conociendo al amor de mi vida. Se dio a primera vista". Ahora están terminando los preparativos para el casamiento, que será pronto y en Buenos Aires. "¿Ser la nuera de Jim? No me genera ningún sentimiento de orgullo personal, pero siento que hay una unión con él por todo lo que estamos viviendo con su hijo. Espiritualmente, es como si de alguna u otra forma estuviéramos continuando su misión en la Tierra".


OTROS HIJOS DE MORRISON
IGGY POP
Un show de los Doors en Detroit cambió para siempre la vida del joven Jimmy Osterberg, que se inspiró en Morrison para componer su propio personaje: Iggy Pop.

BONO
El cantante de U2 no sólo le copió los pantalones de cuero y los pies cruzados, sino que también admira a los mismos cantantes que Jimbo: Elvis y Frank Sinatra.

IAN ASTBURY
Tan admirador de las culturas originarias como el propio Jim, el cantante de The Cult fue Morrison en "Los Doors del siglo XXI", con Ray Manzarek y Robby Krieger.

ENRIQUE BUNBURY
Desde los tiempos de los Héroes del Silencio, el Quique viene imitando al Rey Lagarto. Ampuloso y sobreactuado, también le debe créditos a Raphael.

MICHAEL HUTCHENCE
La media melena, el susurro sensual, la mirada fija-extraviada. Antes de estrangularse, el cantante de INXS tenía a Morrison en un altar.


LEEVON KENNEDY: "QUE CLIFF MORRISON LE DE PARA ADELANTE"

Además de asegurar ser la hija de Marilyn Monroe y John Fitzgerald Kennedy, Leevon acredita en su prontuario haber estudiado teatro con Vittorio Gassman, ópera en la Scala de Milán y que de la mano de su madrina artística (Tina Turner) editó dos discos en Europa. Dice ser vidente natural desde la tierna edad de seis años.

"Ser hijo de un mito es un halago muy grande, pero al mismo tiempo es una mochila muy pesada. Cuando hay casos como los nuestros, uno puede no sentirse discriminado, pero igual la gente se las arregla para marginarte y desacreditarte. Muchos creen que los mitos como Kennedy, Monroe o Morrison no hacen el amor y no pueden tener hijos extramatrimoniales. ¡Al contrario! ¡Si se la pasan en la cama! Kennedy fue el hombre más putañero del planeta; una cada media hora. ¿Cómo no va a tener una hija?

¿Saben cómo hice para que me acepten? Tuve que hablar con todo el clan Kennedy completo. Con lo mafiosos que son, sino fuera verdaderamente de la familia, ya me hubieran mandado a matar. O algo así. Ojo, que si no fuera astuta no estaría viviendo como una reina en plena calle Alvear.

Para los hijos discriminados, mi consejo es que hay que aprender a reírse un poco del mundo, a hacer tu propia vida y dejar que la gente piense lo que se le cante de vos. Ellos no son los que sienten tus alegrías y tus tristezas, así que conviene ser muy 'yoísta', porque de otra forma terminás comprándote un arma y matándote. Como somos más fuertes, no le vamos a dar el gusto a la gente. Yo le recomiendo a Cliff que siga para adelante y haga oídos sordos cuando no le crean, porque si no va a terminar deprimido y sumido en la droga y el alcohol. Y no tenemos por qué terminar mal si un par de mediocres no pueden ver más allá de sus propios ojos".
Néstor Ramljak (Nonpalidece) y Luis Alfa (Resistencia Suburbana) comparten más de lo que se puede suponer. Este lunes, encabezan un festival solidario en Ciudad Oculta.
Txt. Nacho Girón

Especial para Clarín

De un lado, Resistencia Suburbana con su denuncia político-social, su defensa a ultranza de la marihuana y letras filosas. Del otro, Nonpalidece y un reggae roots que se anima a incluir scratches, que despliega un sonido más cuidado y metáforas a la hora de escribir. Ellos saben que son distintos y festejan la diferencia, pero también coinciden: "La música es la única arma que nosotros sabemos usar". Bajo el sol de una plaza, es Néstor Ramljak el que empieza la charla: "Nos conocimos en un viejo reducto y pegamos onda enseguida con los Resistencia". "Fue hace ocho años, así que desde ahí jamás paramos de hacer cosas juntos", puntualiza Luis Alfa. Este lunes harán un festival solidario desde las 12 del mediodía en Ciudad Oculta. El viernes 6, además, Resistencia toca en Electric City (Laferrere)

—¿Se complementan de alguna manera?
—Luis: Claro. Lo que pasa es que nuestra poesía es diferente, pero al final se asemeja. Manejamos dos estilos distintos, pero lo que queremos hacer es concentrar la fuerza de convocatoria para difundir un buen mensaje.
—Néstor: Somos el ying y el yang. Si alguien tiene que quedarse hasta tarde haciendo algo, va Luis. Si hay que madrugar, ahí estoy yo. Nos complementamos. Igual no sé si quisiera que Luis fuera el novio de mi hija

—¿Qué ganaron uno del otro?
—L: Lo bueno de juntarnos es que podemos llegar a lugares que tal vez uno u otro no conoce. Por ejemplo, en Ciudad Oculta no tienen la plata como para ver a Nonpalidece en Obras o La Trastienda. Y como estoy convencido de que el mensaje que tienen para darle a esa gente es muy bueno, ahora vamos juntos a la villa. -N: Aparte, ni ellos ni nosotros estamos cerrados a tocar en determinados lugares.

—¿Alguna vez encontraron rechazo en el ambiente del otro?
—N: Jamás, porque apuntamos para el mismo lado. Lo que sí pasa es que si usás metáforas en tu mensaje o tocás en La Trastienda, te desacreditan. No necesariamente el hecho de tener contacto con gente más carenciada me hace mejor persona, ni tocar en tal lugar me hace más careta.

—¿Tienen algo que criticarle al reggae nacional?
—L: A la música no, al negocio. El comercio y la forma en que se está monopolizando el reggae lo está alejando cada vez más de su esencia. Y no es que se "caretizó", pero algo está pasando en toda la música.
—N: Estoy podrido de eso de careta. ¿Qué tiene de malo que te escuche un pibe que está lookeado de determinada manera? ¿Qué tiene de malo sonar en tal radio? Hay que aprovechar la masividad para meterle un virus al sistema.

—¿Piensan que pueden disputarle el trono a Los Cafres como banda más masiva del reggae?
—L: El trono que tienen los Cafres, si es que existe algo así, lo tienen re merecido porque vienen tocando desde hace mucho.

—¿Néstor? ¿Al final hay o no pelea con ellos?
—N: Yo iba a verlos y se merecen todo mi respeto. Los músicos nos cruzamos con muchas bandas y somos bastante diplomáticos. Hay que respetar, saludar y todo eso, pero obviamente no podés hacerte amigo de todos.

—¿Por qué te reís solo, Luis?
-Es que quería agregar que a mí sí me gustaría que Néstor fuera el novio de mi hija.
El productor de Jimi Hendrix y Ramones (y primo de Jon Bon Jovi) vuelve a los estudios con la nueva banda de Derek López: No End.
Txt: Nacho Girón

Especial para Clarín



A los 17, el atento oyente Tony Bongiovi logró descubrir el secreto de la reverberación de los discos del sello Motown. De un día para el otro terminó intercalando la secundaria con un trabajo que le permitió codearse con Stevie Wonder, Frank Zappa y los Temptations. "Mi infancia no tuvo que ver con la música. Fui el primer Bongiovi en la industria", se regodea desde Miami.

Su carrera siguió con saltos de estudio en estudio; grabó y entabló una relación especial con Jimi Hendrix ("teníamos que juntarnos a grabar el día que murió"), produjo dos de los Ramones, a Ozzy Osbourne, Talking Heads, Aerosmith, los inicios de su primo Bon Jovi y a una interminable lista de artistas de calidad variable. Ahora decidió apostar por un brasileño nacido en Bolivia que hizo fama en la Argentina, condujo un programa de radio, presentó videos en la tele y ya te taladró la cabeza en 1997 con un auténtico hit de verano: Derek López. ¿Te acordás de la batida de coco? "Me vino a pedir un autógrafo en Estados Unidos y me contó que tenía cierto reconocimiento en Sudamérica. Escuché lo que hacía y le dije que si lograba aprender inglés tal vez podríamos hacer algo", recuerda Tony. El resultado fue el grupo No End, un proyecto hard rock que acaba de editar su debut As Above so Below. "Los músicos de la banda son iguales o mejores que los de Aerosmith, Ozzy y Bon Jovi", se arriesga.

—¿Hay una fórmula para ser un buen productor de discos?
—Se necesitan tres cosas: primero lograr un buen tema. En segundo lugar, un buen tema. Y tercero, un buen tema. Produje a montones de artistas con montones de éxitos y ni siquiera soy músico. Todo se reduce a mi buen instinto para armonizar al músico con la canción correcta.

—¿Cuánto incide realmente un productor en el sonido de un artista?
—Depende el grupo. Con Talking Heads o los Ramones es la banda la que dicta y la que dice cómo va a ser el disco. Pero cuando grabé a Madonna fui yo el dictador, porque una artista como ella encaja en una grabación que ya fue hecha para la ocasión.

—En la Argentina los Ramones fueron muy grandes. ¿Qué recuerdos tenés?
—Eran únicos porque tenían un sonido propio. Hubo que usar algunas técnicas de grabación inusuales para plasmarlo. Con Joey, por ejemplo, usaba un micrófono especial porque no era un gran cantante, pero era un gran artista. Eso sí: circulaba mucha droga entre ellos y grabar era difícil.

—¿Hiciste algún disco con el que dijiste "con éste ya estoy para retirarme"?
—Estuve en producciones excelentes pero nunca voy a estar listo para retirarme. Todavía sigo buscando cosas nuevas.

—¿Hubieras producido a Bon Jovi si no fuera parte de tu familia?
—¡Nooo! ¡No era muy bueno! Me llevó tiempo encontrar a alguien que quisiera contratarlo. Lo produje porque es mi primo, si no..

—¿Cambió tu opinión con el éxito?
—Digamos que llegó a ser más grande de lo que yo creía.


Info
JIMI HENDRIX "Como músico, permitía que uno fuera muy creativo. Llegaba al estudio después de haber salido, tipo tres o cuatro de la mañana. Eso no era normal y no me ponía de buen humor, pero aprendí muchísimo de él y pude aportar muchos de sus sonidos característicos".

FERNANDO SAMALEA: "No me considero virtuoso"

El baterista todo-terreno ahora se luce en la banda de Gustavo Cerati.
Txt. Nacho Girón

Especial para Clarín

El flaco que espera en el bar es Fernando Samalea. Pero lo que en otra ocasión puede resultar obvio, aquí toma forma de extraño chiste sin gracia: desde ¡1984!, el actual baterista de Gustavo Cerati tiene un anónimo doble que se auto-adju dica todas las acciones del verdadero Samalea. "El tipo empezó cuando yo era realmente under y ni siquiera había grabado un disco, así que son más de veinte años de perseverancia", concede sobre su bis. "Hizo cosas insólitas como entrar a una fiesta y hacerse anunciar por parlantes. ¡Y yo que soy el más tímido!", se ríe por no llorar.

Si a lo largo de su historia tocó con innumerables artistas (desde Andrés Calamaro hasta Charly García, pasando por Sabina y los Kuryaki), el nuevo año lo encuentra más hiperactivo que nunca: gira por el mundo con el ex Soda Stereo, prepara otro cd-cuento solista (Indique su destino), comparte veladas "fortuitas y no tanto" con Say No More, se codea con Gastón Pauls para un documental sobre el Padre Mujica y afianza relaciones con Rosal y No lo soporto. "El día es largo y la verdad me alcanza. Además, la vida de músico te permite estar siempre de vacaciones. No es que llega el verano y te vas a alguna parte; en realidad te estuviste yendo todo el tiempo. En una oficina, estoy frito".

—Siempre decís que tus proyectos personales no son para trascender a nivel masivo. ¿Resignado?
—Es que me gusta ser consciente de que lo mío es un proyecto muy chiquito y elemental. Mantenerme en plan minimalista es lo que me permite tener muchas actividades y disfrutar de más cosas, porque al fin y al cabo algo que es muy masivo te puede terminar consumiendo.

—¿Te sentís algo así como un virtuoso en todos los grupos por los que pasás?
—Prefiero a los músicos que tienen personalidad antes que a los virtuosos. Si se dan las dos cosas, mejor. En mi caso, no me considero virtuoso , pero me puedo definir como un baterista de canciones y con personalidad propia.

—Venís de otra época, pero tocás con bandas nuevas. ¿Enseñás o aprendés?
—-Siempre trato de estar muy atento a la nueva música. Toco mucho con No lo soporto, por ejemplo, y yo podría ser el papá de esas chicas. ¡Los números dan! Pero es más lo que aprendo que lo que puedo enseñar.

—¿Estás en el mejor grupo que haya formado Cerati?
—No soy la persona para decirlo, pero igual creo que Gustavo siempre supo armar muy buenos grupos para el sonido que buscaba. Ahora hay tanta química que en los ensayos siempre nos colgamos zapando y armando nuevas ideas que ya tiene como para un futuro disco.

—Gustavo despierta tanto fanatismo como rechazo. ¿Cuál es la opinión que más escuchás?
—Lejos de parecer una persona retro, para la juventud Gustavo es un tipo que mira para adelante, hiper futurista y entusiasta. Cerati y su último disco ya entraron en el inconsciente colectivo: sólo hay que fijarse en los fotolog o en los nick de los jóvenes y descubrir que mucha de las frases que se usan son suyas. Es un capo, sin discusión.

Aquellos años sesenta

Se realizó una función privada del rockumental ARGENTINA BEAT, que se estrena en abril. El largometraje de HERNÁN GAFFET posee una excelente recopilación de material de archivo y muestra una profunda aproximación a esa periferia roquera que supo convertirse en el movimiento cultural más fuerte de América Latina.
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Ahí están, frente a la pantalla, un puñado de los músicos que le dieron forma a lo que hoy en día se conoce como rock nacional. Se ríen a carcajadas cuando reviven las publicidades de la época, la condena a los pelos largos, las habituales visitas a las comisarías, la persecución de Illia y Onganía, las noches de gira, los movimientos pélvicos de SANDRO. Los años sesenta y el nacimiento de la música “beat”; una etapa que signó el futuro.

ARGENTINA BEAT, un rockumental de larga duración que se estrena en abril, ahonda en lo mejor y lo peor de esos años. Y lo hace a través de entrevistas a los líderes de aquella movida juvenil y cultural con epicentro en La Cueva, La Perla del Once y el Instituto Di Tella: MORIS, LITTO NEBBIA, JAVIER MARTÍNEZ (MANAL), EMILIO DEL GUERCIO (ALMENDRA) y RICARDO SOULÉ (VOX DEI), entre otros, desfilan por los 130 minutos de cinta. Todos estuvieron presentes en la función privada que se llevó a cabo especialmente en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC).

El largometraje de HERNÁN GAFFET posee una excelente recopilación de material de archivo y muestra una profunda aproximación a esa periferia roquera que supo convertirse en el movimiento cultural más fuerte de América Latina.

Eso sí: se gana los aplausos en el discurso y análisis cultural que logra su profundo guión, pero falla en la articulación general del contenido. Es decir, su edición y compaginación general termina resultando tediosa: hay silencios e intervenciones excesivamente largas, y no se aprovecha la música propia de los sesenta en pos de hacer más llevaderas las más de dos horas de documental.

Año por año, recuerda la trilogía fundamental de LOS GATOS, MANAL y ALMENDRA, rescata anécdotas coloridas, explica las claves musicales de las principales bandas y, mejor aún, contextualiza el movimiento en parámetros políticos y culturales.

Y aunque de pasada, no olvida uno de los puntos clave del rock local: la puja entre la rebeldía juvenil y la censura gubernamental. Allí estaba el tema “Ayer nomás”, que en su letra contenía pasajes algo fuertes para el momento dictatorial que se vivía en Argentina. LITTO NEBBIA y MORIS deciden “ablandarla” porque consideraban que lo importante era grabarla, sea como sea. Así sucedió que la letra romántica que se escuchó por entonces fue muy distinta a la que después sí terminó grabando su autor, MORIS.

¿No habrá sido ése el mismísimo inicio del rock que estamos acostumbrados a escuchar, que empieza cantándole a la rebeldía pero enseguida se adapta al “sistema” y se vacía de contenido? Como alguna vez (me) dijo PABLO ALABARCES, conocido sociólogo local: “Esas cosas son las que vuelven paradójico y contradictorio el mito de comercial versus no comercial. Es un mito muy poderoso y hasta diría que en la actualidad es más poderoso que hace treinta o cuarenta años. El testimonio de LITTO NEBBIA y MORIS diciendo que no importaba que les cambiaran la letra porque lo importante era que los grabaran, por ejemplo, esconde una gran contradicción. Y sobre eso… se funda un movimiento anti-comercial”.

Sea como sea, ARGENTINA BEAT es un hallazgo que ayuda a entender la realidad a la que se enfrentaron los que pusieron la piedra angular roquera. Una película para ver varias veces, por la gran cantidad de ideas y referencias culturales que contiene. Y una apuesta legítima, porque son conocidas las dificultades presupuestarias del cine argentino.

Podés palpitarla en: www.argentinabeat.com.ar

Nacho Girón (Redacción de El Acople)