Música y mar

Empezó oficialmente el verano en las ciudades costeras y, como siempre, Mar del Plata no se queda atrás en eventos de todo tipo y mucho rock. Vení, zambullite con nosotros.
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Mar del Plata explota de gente y el rock post 30 de diciembre ya entró en acción casi sin avisar. Las calles están invadidas de miles de jóvenes dispuestos a usar el tiempo soleado para escuchar la música de siempre pero con ese toque especial que le aporta el sol, la playa y el mar.

La dosis de rock puede adquirirse en pleno centro, en los boliches de la colmada Avenida Constitución o, mejor aún, en los exclusivos paradores que invaden el sur marplatense.

En esta última tonalidad, la aventura arranca con 40 o 50 minutos de apretuje en la línea de colectivos 221 –por cierto, la única que bordea la playa hasta el fondo-. Pero el tiempo de viaje se amaina conociendo gente en todas partes, con algún birrín frío o simplemente disfrutando del paisaje veraniego.

Después sí, la entrada a la ROCK AND POP BEACH es un hecho. Una breve revisada de mochilas y bolsos es lo último que te separa de un parador donde se puede comer bien –pero caro- y en el que FAVIO POSCA, CARLA RITROVATO y ALEJANDRO NAGUI son los reyes que animan las distintas jornadas.

Pronto se lo puede ver a EMANUEL YAZURLO de LA ZURDA cantando una versión bien power de “Should i stay or should i go” y desatando pequeños pogos gracias a las festejadas “Mimbre y café” y “Falopero”. Y al ratito, el hit “Negro” de los KARAMELO SANTO significa sólo el comienzo de una hora de canciones que se llevarán el aplauso de un público entre rockero y bolichero. Sin puntos medios.

Por las noches se puede ir a GAP o a lugares más chicos sabiendo siempre que, ahora sí, están señalizadas todas las salidas de emergencia y bien controladas las puertas de ingreso. En algunos casos, hasta se puede recibir folletería con las indicaciones adecuadas en el caso de que suceda alguna catástrofe.

Así está el veranito 2005 en Mar del Plata. Una ciudad siempre fiestera que recibirá música de todo tipo hasta terminada la temporada y que no quedó al margen de la nueva conciencia que hay que tener en los recitales. ¡Saludos! ¡La playa me espera!

Nacho Girón (Redacción de El Acople)

No olvidar, siempre resistir

La televisión nos bombardea de bronca y desinformación, la mayoría de las radios hablan con "fuentes calificadas" para esclarecer el caso, la prensa gráfica manda derecho al papel todo lo que pasa por sus redacciones, con el riesgo que eso implica. ¿Cómo encarar esta nueva etapa post-30 de diciembre? ¿Cómo encontrar el equilibrio entre aceptar cambios y no perder el rock?
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En la puerta de República Cromañón, a pocos minutos de empezado el incendio, los bomberos buscaban linternas que nunca llegarían, los fotógrafos empujaban todo lo que se les pasara por delante y la policía intentaba toscamente vallar la zona. Mientras tanto, la gente que iba recobrando la respiración y los que se acercaban de manera espontánea, se abalanzaban al interior del lugar para rescatar a amigos y familiares y a personas que jamás habían cruzado en sus vidas.

Además, Ciro Pertusi de ATTAQUE abandonaba su bicicleta en un rincón y averiguaba cómo podía dar una mano; Tanque y Tete de LA RENGA llegaban para auxiliar a cualquier herido que se apareciera; y Pato de CALLEJEROS, quemado del ombligo para arriba, entraba y salía arrastrando pibes desde las profundidades de Cromañón.

Y en ese mismo instante, en ese momento en que el humo lo cegaba todo y los gritos descontrolados quebraban el corazón de buena parte del país, muchos entendían que este “Día D” del rock no sólo cambiaría para siempre la forma de festejar la música sino que también daba conciencia a muchos de lo importante que es encarar esta nueva etapa con las ideas claras y con la responsabilidad de hacer autocrítica.

Gente rockera, no nos mintamos más: jugar con la bronca y el dolor es una forma de evasión que demuestra pereza mental y falta de compromiso. Esa actitud parecen haber tomado quienes en vez de proponer cambios inteligentes que apunten a la educación y a la concientización, se lavan las manos y sólo suspenden los recitales en locales cerrados. ¡Como si eso fuera a cambiar algo!

Para muchos la música es uno de nuestros tesoros más preciados. “Música” no es sinónimo de algo negativo como quieren hacernos creer. Al contrario, “música” es una de las formas más lindas de pasar la vida, es un espíritu que anima los cuerpos y que entretiene a millones en todo el mundo. No la perdamos, pero seamos capaces de modificar ciertas reglas para no perder ése espíritu genuino y poder arrancar desde cero con la misma pasión. Léase bien: volver a remarla con la polenta que nos caracteriza pero aceptando que para el bien de todos van a cambiar algunas cosas: ¿una paradoja? No, un deber.

En momentos en donde se buscan culpables y responsables, donde la impotencia nos invade a todos, dejemos para la justicia lo que es de la justicia y tomemos nosotros la posta que pueda hacer la diferencia. Hace años prendía bengalas; era parte del ritual. Hace unas semanas sólo las festejaba y creía que eran condimento fundamental del rock. Hoy, no quiero volver a verlas nunca más.

Estoy completamente seguro que ahí radica nuestra obligación: reconocer la irresponsabilidad, abrir bien los ojos en cada recital, reconstruir lo que queda en el rock y marcarse a fuego la inscripción “jueves 30”. Que las víctimas no se recuerden en el próximo incendio sino cada mañana. Acompañemos, marchemos al lado de las familias danmificadas y de la música, pero asegurémonos que lo de Cromañón no vuelva a suceder jamás.

Nacho Girón (Redacción de El Acople)