Un zombie pasó por Cromañón

SKAY BEILINSON volvió a los escenarios porteños y aprovechó dos noches seguidas para repasar su primer disco solista y, como ya es habitual, para regalar algunos clásicos de otras épocas. Además, el guitarrista adelantó algunos temas de su próximo trabajo.
------------------------------------------------------------------

BEILINSON ya la tiene clara: la primera vez que se presentó en Buenos Aires se enojó con los cantitos ricoteros (“Yo soy SKAY, no soy LOS REDONDOS”, había dicho el violero en aquella ocasión); un tiempo más tarde, en Obras Sanitarias, sólo había apelado al silencio; pero últimamente –léase cuatro últimos shows-, la actitud del guitarrista cambió.

Ahora, parece ser que SKAY es cómplice con su público, o al menos les sigue la corriente cuando la gente aclama no tanto por el personaje que navega por mares de sargazos, sino por ese mágico seductor de las guitarras que alguna vez estuvo al lado del INDIO SOLARI.

No se enoja ni hace muecas cuando aturde el “… solo te pido que se vuelvan a juntar”, por el contrario, oculta su mirada tras su gorro estilo cowboy y regala un puñado de canciones de las viejas épocas. Después sí, no hay boca que no agradezca el gesto con un interminable “olé, olé, skay, skay”.

Más allá de las anécdotas ligadas con el pasado, no puede negarse que BEILINSON es, sin lugar a dudas, un guerrero de pura cepa que sabe abrirse camino aún en las junglas más tupidas. Es cierto todo su pasado ricotero, pero, quiérase o no, logró un podio con sus propias armas y dejó de lado la sombra de la violencia en los recitales, para implantar un estilo voraz, climático, excitante y sano.

El sábado, durante su segundo REPUBLICA CROMAÑON, demostró desde los primeros temas -“Kazoo”, “Gengis Khan” y “El pozo de la serpiente”- que además de ser un músico de la ostia, tiene una banda de la misma talla. Innegable la precisión de DANIEL COLOMBRES en la batería y de CLAUDIO QUARTERO en el bajo, e imborrables los solos en conjunto de OSCAR REYNA y SKAY –sobre todo en “Memorias de un perro mutante” y “Entre el cielo y la tierra”-.

Además, la velada contó con dos estrenos que podrían integrar el esperado segundo disco del viejo violero. El primero, “El zombie de Paternal”, fue un rock de riff pegajoso que mezcló el sonido áspero de LOU REED con la energía bestial que SKAY sabe darle a sus temas. El segundo, titulado “La ley del embudo”, fue algo más tranquilo pero incluyó un solo destroza-tímpanos y un buen acompañamiento por parte del teclado de JAVIER LECUMBERRI.

A lo largo del espectáculo, BEILINSON habló solo tres veces. Aún así, ya no es el mismo insípido de los primeros shows. No habla ni agradece -¡qué importa! ¿no?- y hasta parece un zombie que sólo se mueve hasta donde le dan los brazos, pero a veces dibuja una sonrisa cómplice que solo entienden los que están empapados de sudor.

Sonríe, por ejemplo, cuando deforma y transforma temas como “La bestia pop”, “El infierno está encantador” o ”Caña seca y un membrillo”, aunque no se sabe a ciencia cierta si hace muecas por pura ironía o porque está pidiendo perdón a los feligreses ricoteros más devotos. Entre esas extrañas mezclas, solo un himno sobrevivió, y fue “Todo un palo” para la noche.

Sobre el cierre llegó lo mejor de la etapa solista de SKAY BEILINSON. Una vez más “Astrolabio” creó un clima de éxtasis y emoción que, de la mano de solos entrecruzados y una potencia inmejorable, logró que todos, absolutamente todos unidos, pudieran ”navegar el abismo, navegar el silencio, navegar tempestades, navegar y navegar…”.

Y, finalmente, luego de amagar tres veces con la retirada, SKAY volvió a sonreír. Hizo un “sí” con la cabeza y automáticamente la banda se posicionó para dar origen al “pogo más grande del país”. En ese instante el violero pareció ser más humano que nunca, total, sabe que siempre va estar atado a su pasado, pero que su presente es tan prometedor como en sus principios sobre los escenarios. Y que recordar un poquito, solo un poquito, aquel pasado… no le hace mal a nadie.

Nacho Girón (Redacción de El Acople)

¿Ya viste a The Wailers?

La legendaria banda de reggae va a estar nuevamente en Argentina, esta vez en el Quilmes Rock. Sólo unas horas luego de recibir a Alpha Blondy, la noticia redondea un año a puro reggae, tanto a nivel nacional como internacional.
------------------------------------------------------------------

Lo confirmó MARIO PERGOLINI en “Cuál es?”: ¡Vuelve THE WAILERS a nuestro país! Y lo harán en el marco del Quilmes Rock, aunque aún no están confirmadas las demás agrupaciones que los acompañarán.

THE WAILERS, la banda que supo ganarse su podio junto con el inextinguible BOB MARLEY, pisará suelo argentino por tercera vez, luego de haberse presentado en Hangar (en noviembre de 2001) y en Obras Sanitarias (marzo de este año).

Esta es la oportunidad para los que se habían quedado con las ganas o para aquellos a los que sus bolsillos les había jugado una mala pasada: las entradas... sólo 22 mangos.

Nacho Girón (Redacción de El Acople)