ZUMBADORES en El Teatro

Una de las bandas que más creció en menos tiempo, mostró definitivamente su último disco “Frutilla Y Almeja” ante 800 personas en el local de Colegiales.
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Lo de ZUMBADORES es puro huevo, porque en tan solo tres años estos muchachos consolidaron un grupo grande de seguidores, llenaron Cemento varias veces, tuvieron distribución con 4K Records y hasta presentaron su último disco en distintas ocasiones.

“Frutilla Y Almeja” es un trabajo que se muestra como el disco oficial, pero, en los papeles, la banda cuenta con un primer trabajo en 2001 y un vivo en el Teatro Arlequines. Todo un lujo. Sin embargo, es lógico que “Frutilla...” ocupe un lugar más preciado en el corazón de los músicos: fue el laburo que les abrió las puertas, que los contactó con PERGOLINI y que hizo que la gente se fuera acercando a ver esa propuesta aparentemente parecida a PATRICIO REY Y SUS REDONDITOS DE RICOTA.

Y sí. Por qué negar que hay algo de la aspereza vocal del INDIO y algunos riff que recuerdan a SKAY. ¿Idolatría? ¿Homenaje? ¿Copia, acaso? No, una propuesta que por más que quieran encerrarla pega el culatazo y se escapa de las celdas del encasillamiento rockero.

Cemento, Arlequines o el Marquee quedaron atrás. Según cuentan ellos mismos, andaban necesitando lugares con mejor organización, de sonido compacto y claro, y con más comodidades para su gente. Si bien El Teatro no era la primera vez que los recibía, esta vez, la del jueves 23, era una fecha especial.

A “Frutilla Y Almeja” lo tocaron en lugares variados hasta desembocar una vez más en el local de Colegiales y darle un cierre de oro al año y una presentación definitiva al compact. “Es que le queda poco porque ya tenemos muchas cosas del nuevo material”, contó el guitarrista SEBASTIAN GIBELLI.

Cuando el reloj apenas había acariciado las 10 de la noche, el riff de “La chica de la luna” hizo que se corriera el telón y así se pudo ver, detrás de los músicos, un enorme corazón similar al de la tapa del cd, rodeado por la imagen de algunos de los personajes caricaturescos que aparecen en las historias que canta la banda.

De ahí en adelante, y por casi dos horas, ZUMBADORES mostró toda su destreza a través de un repertorio que se basó en canciones de “Frutilla...”, como la poderosa “El club de la peor especie”, la relajante “Diablita mestiza” y “La mula de Omar”, festejadísima de principio a fin.

Claro que también pasaron temas del pasado reciente. Justamente en “Insomnio” (“una de las más viejas”, según la inconfundible voz de ALEJANDRO FASSI), la banda desplegó toda su agilidad sobre las tablas y hasta invitó a una flauta traversa que hizo acordar a las composiciones de JETHRO TULL.

Entre actualidad y pasado, ZUMABADORES también se animó a “Un tío de la hostia”, tema nuevo pero conocido por varios de los presentes, que cuenta la historia de un obstinado y terco que “nunca dejó que lo bajen de su nube” porque “su pulso es de revolución”.

“Ciervos, corzos y gacelas” representó el último eslabón de la prolijidad, que a partir del éxito “Rock para titanes” se complicó con algunos acoples molestos. Después de otra vuelta al pasado –con “Jugando a tu favor”- llegó el rico sonido de un citar, dando la señal para el pogo de las 800 personas que se acercaron a El Teatro. Era “El ritmo de los condenados”, canción agitadora y de una prosa ideal bien rioplatense.

Recién ahí ALEJANDRO FASSI se sacó sus anteojos negros, recién ahí el bajista saltarín respiró normalmente, recién ahí los encargados de los saxos y las trompetas se felicitaron entre sí, y recién ahí ZUMBADORES entendió la magnitud de un 2004 a pleno que les dejó herramientas variadas para poder enfilar hacia un camino prometedor. La justeza está, la difusión también y su música casi no deja espacios para el abatatamiento.

Nacho Girón (Redacción de El Acople)

EL ACOPLE campeón

Cemento, el local rockero que vio nacer a buena parte de la música nacional e internacional contemporánea, nos otorgó uno de los premios “LUCA PRODAN” como “Mejor Revista de Rock”. La entrega, que tuvo como invitado especial a SKAY BEILINSON, también contó con la participación de las mejores bandas de 2004.
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En las vísperas del cumpleaños número 20 de Cemento, se realizó el evento que mezcla, en dosis ecuánime, reconocimiento para los que la pelean y un toque de aire fresco para los que están acostumbrados siempre a lo mismo. Fue la entrega de premios “LUCA PRODAN”, que además de destacar a quiénes sobresalieron en 2004, es un homenaje al inolvidable pelado de SUMO.

Como no podía ser de otra manera, EL ACOPLE (“la revista que siempre está”, según palabras de OMAR CHABAN) recibió el reconocimiento de “Mejor Revista de Rock”, ante el aplauso de las mil y pico de personas que se habían acercado a escuchar la propuesta solidaria que RESISTENCIA SUBURBANA y LA SAGA DE SAYWEKE organizaron junto con el programa de radio EL LADO OSCURO DEL SOL (Fm 87.9).

Más que especial fue la presencia en el escenario del “Mejor Solista”, es decir, el guitarrista SKAY BEILINSON, que se abrazó con OMAR como quien abraza a un viejo amigo y que saludó al público con una humildad apabullante. El otro premio especial fue a parar a manos de su inseparable compañera y hippie de la primera época: la “NEGRA” POLI. ¡La ovación de varios minutos para el dúo es más que obvia!

Durante la media hora que duró el evento, CHABAN aprovechó para liquidar con sus palabras a “toda la mierda del rock”, para lo cual mencionó, sin pelos en la lengua, a una docena de productoras discográficas, distribuidoras y periodistas; puteadas cortitas y al pie, aplaudidas y divertidas.

El resto de los premios (siempre con dedicatoria incluida), los ganaron bandas diferenciadísimas entre sí pero unidas en el hecho de que todas se destacaron en lo suyo. El reconocimiento al reggae de RESISTENCIA SUBURBANA, a la convocatoria de CADENA PERPETUA, a la consolidación de CALLEJEROS, a la subversión de LAS MANOS DE FILIPPI, y al aguante de EL ACOPLE son sólo algunos ejemplos de ese compromiso premiado.

Como los MARTIN FIERRO o los CARLOS GARDEL, pero con la diferencia de ser del under y tener un tono exquisitamente bizarro, los premios “LUCA PRODAN” prometen, año tras año, el visto bueno de un lugar tan rockero como viejo y con categoría para hablar. ¡Y aguante EL ACOPLE, carajo!

Nacho Girón (Redacción de El Acople)

Que 15 años no es nada

LA MISSISSIPPI cumplió oficialmente 15 años de carrera sobre los escenarios y los festejó a pito y matraca con dos fechas en la intimidad de La Trastienda, con invitados de todo tipo.
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La Trastienda lucía distinta, de otro color. Las mesitas estilo café-bar (que pronto serían abandonadas y relegadas) estaban dispuestas estratégicamente; abundantes globos y guirnaldas decoraban el escenario y una pantalla mostraba distintos momentos de la banda mientras los fanáticos cuarentones y los jóvenes de la nueva generación encontraban el mejor lugar para disfrutar de un show de calidad impecable, emociones aseguradas y blues por doquier.

Había mucho olor a fiesta, mucho olor a feliz cumpleaños, mucho olor a tierra desprendida de los largos caminos recorridos. Atrás de escena, y de manera interminable, los siete músicos habían dado pequeños saltos en el lugar, como si ese método aliviara la energía contenida e hiciera del tiempo algo mucho más ágil.

El pasillo hasta el escenario era inmenso, tan extenso como un desierto, pero con un oasis de gente en su desembocadura. Por fin, RICARDO TAPIA, vestido de impecable camisa blanca y boina negra se envolvía en aplausos y cantaba, tal vez sin saberlo, una filosofía que deja contentos a todos y resume un espíritu vigente desde hace un cuarto de siglo: “Si yo pudiera hacer todo otra vez, haría lo mismo que hice anteayer”.

En dos noches colmadas de almas cien por ciento bluseras más algunos curiosos que salieron con los ojos desorbitados, hubo de todo y para todos.

Hubo de lo más nuevo de la agrupación, es decir, de su último disco “Siete Vidas”. De ese material, siempre con un sonido nítido y fuerte, sonaron temas ajustados como “Veinte chicas veinte”, “Bebo por amor” o “El dieciséis”, tema enérgico, festejado y punteado largamente.

Hubo también temas medio viejos pero eternamente festejados y una perlita que sorprendió. ¿Los más o menos viejos? “Obrero del amor” -que contó con picos de energía gracias al acordeón de la agrupación VAGON DE TANGO- y “Matadero”, con CHUKY, ex tecladista de LA MISSISSIPPI y actual de LOS PIOJOS. ¿La perlita que sorprendió? Fue “Blues de Juan”, un tema de “Bagayo” que no se interpretaba hacía años y que tuvo como invitado en las teclas a JUAN ERMIDA, de una performance destacable.

Hubo, como si esto fuera poco, un set de canciones que le guiñaron el ojo a los seguidores de la primera época. Fueron tres composiciones casi sin cortes del primer disco de LA MISSISSIPPI –“Mbugi”- que contaron con una sonoridad demoledora y con ese tipo de solos que te hacen cerrar los ojos o morderte el labio con toda tu fuerza.

Así de lindas fueron, entonces, “Tres palabras” –manejada por TAPIA como un buen mediocampista y acompañada en la armónica por el monstruo LUIS ROBINSON-, la casi zapada “The creeper return” y la siempre bien recibida “Buenos Aires Blues”.

Demoliendo estructuras, en la música y en La Trastienda
Es blues, es cierto. Pero LA MISSISSIPPI rompe el hermetismo casi religioso del estilo musical y el público responde con banderas como “Si los aguantes del blues van al cielo, vacío debe estar el paraíso” o “Mississippi sos mi antídoto para sobrevivir”.

La caldera hervía de euforia gracias al despliegue de la banda en todos los aspectos que pueden tenerse en cuenta en un recital; sólo hacía falta un detonante como “El Fierro” para que las mesas se hicieran a un costado y los más jóvenes se agolparan contra el escenario. El mismo RICARDO TAPIA definió, después del show, esa espontaneidad de los seguidores: “Estas dos fechas fueron muy locas, muy divertidas porque tuvieron mucho de frescura, de fiesta con la gente y porque fueron recitales bastante sueltos”.

Más tarde, la agrupación quinceañera agradecía los constantes “que los cumplas Mississippi” con una excelente versión, entre tanguera y acelerada, del clásico “El detalle”. Y hacia el final, para cerrar una presentación realmente pensada y contundente, llegó PITY ALVAREZ –sí, el cantante de INTOXICADOS- para descocar hasta el más jovato con “Un trago para ver mejor”. Pero no era el final de la fiesta.

“Vi a LA MISSISSIPPI desde antes de que graben el primer disco, cuando todavía no tenían ningún tema en castellano –contó PITY a EL ACOPLE, después de finalizado el festejo-. La verdad ni me di cuenta de los 15 años; para mí cada vez que nos vemos estamos festejando...”.

El show, de 25 temas en total en algo más de dos horas, terminó bien arriba con una seguidilla de éxitos que tuvieron tres tecladistas –GASTON PICAZO, CHUCKY y JUAN ERMIDA- y que resultaron ideales para darle “el” broche de blues a la fecha. Sin respiro, sonaron “Ahora vengo”, “Café Madrid”, “La danza de la lluvia” y “Mala transa”.

“Lo importante es destacar que la gente de LA MISSISSIPPI tiene aguante, porque siempre está”, resumió TAPIA emocionado, mientras PITY, también notablemente contento, se preparaba para prestar su voz en la viejísima “Un poco más”, la última de la noche. “Muchas gracias por estos 15 años. Les prometemos 20 más”.

Nacho Girón (Redacción de El Acople)

INFORME: Los aguantes en el rock (Callejeros)



Banderas en el corazón

Hace algunos meses, cuando Callejeros debutaba en Obras, nos metimos bien adentro de los aguantes rockeros de la banda de Villa Celina. Ahora, justo antes de la presentación de “Rocanroles Sin Destino” en Excursionistas (18/12), enteráte cómo se cruzan dos caminos con una misma pasión.

La historia es simple: viajamos a ver el doblete de Callejeros en el Templo del Rock con El Fondo No Fisura, un aguante rockero de curriculum nacional. Durante el viaje, larguísimo y lleno de euforia, aprovechamos para meternos de lleno en los pormenores de un mundo muy rockero pero poco explorado y bastante jugoso. Y descubrimos que justamente la historia de El Fondo viene repleta de viejas historias “ocultas” con La Familia Piojosa, otro aguante renombrado en el palo.
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Apretujeos contra los vidrios. Saltitos de aliento. Manos en alto. Y después de casi cinco horas de viaje desde Laferrere hasta Obras Sanitarias, se abren las puertas de dos micros tan cargados de gente como de adrenalina, alcohol y bengalas. Durante el recorrido... gritos, pogo, recolección de pibes y hasta evasión de controles policiales.

Los protagonistas de semejante odisea son las y los integrantes de El Fondo No Fisura, una “barra” que le hace el aguante a Callejeros y a otras bandas rockaronleras del palo; un grupo de jóvenes (y no tanto) que hacen lo imposible para seguir a sus agrupaciones preferidas a cualquier lugar, que dedican muchísima parte de su tiempo en pintar banderas y que gastan hasta las últimas chirolas en alquilar micros, comprar pirotecnia y conseguir entradas para los recitales.


¡Pausa! La historia de El Fondo No Fisura no es una historia cualquiera: viene relacionada con años de encuentros y desencuentros, pasiones y algunas peleas, malentendidos y desentendimientos. Por eso, a esta altura del partido hace falta nombrar a La Familia Piojosa, otro grupo de personas con iguales sentimientos hacia la música, con las que alguna vez El Fondo compartió viajes a lo largo del país.

“Nunca hubiéramos existido sin La Familia -reconoce Diego, organizador de El Fondo, arriba de uno de los dos micros que pronto llegarán a Obras-. Aparte la mayoría de los chicos que viajan con nosotros conoció a Callejeros gracias a ellos”. Y completa: “Éramos parte de La Familia, pero cuando hace mucho tiempo fuimos a ver a Los Piojos al sur, un grupo empezó a llamarse, en joda, El Fondo No Fisura.

De todas maneras la separación entre los dos aguantes no fue tan simple como parece. Más allá de las distintas historias que andan dando vueltas en el "boca en boca", la versión oficial cuenta un problema de dinero entre alguien de El Fondo y alguien de La Familia. "Esas dos personas no se agarraron a las piñas ni nada, pero a partir de ahí se quebró la relación y nosotros empezamos a crecer como grupo completamente independiente", aclara Diego.


El dinero no es todo... ¡pero cómo influye!
Los chicos de El Fondo No Fisura quedaron en deuda con la gente de La Familia. Eso es claro. Sin embargo, en vez de pagar, El Fondo decidió abrir su propio camino en el mundo de los aguantes rockeros. ¿Eso está bien?

Aunque para Sebastián, uno de los líderes de La Familia Piojosa, el tema de la tarasca no haya sido decisivo, la respuesta es clara: "Si debés, tenés que pagar. Cuando nos enteramos que ellos también iban a sacar micros no lo podíamos creer. Ni siquiera nos avisaron".

Volvemos al colectivo rumbo a Obras en donde todos se empapan cada vez más de transpiración. Mientras los cantos callejeros invaden cada rincón del transporte, Diego delinea el pensamiento de El Fondo: "El tema es que los micros 'oficiales' eran lo que sacaba La Familia, pero de repente aparecimos nosotros con un precio más barato. No lo hicimos apropósito, se dio así, fue para el beneficio de la gente. Igual es verdad, debíamos plata, pero cada uno hace de su culo lo que quiere".


Mejor hablar de ciertas cosas
Por algún tiempo, la relación entre los dos grupos fue bastante parecida a la que tienen Los Borrachos del Tablón y La 12. Esta desunión hizo que surgieran cantitos alusivos, amenazas fuertes, impulsó pintadas con aerosol y hasta desembocó en una conocida pelea en Hangar.

Pasaron los meses, pasaron los shows, pasó la tensión, y la relación Fondo - Familia quedó reducida a la indiferencia. En otras palabras, "todo bien, pero vos no te metas conmigo y yo no te jodo".

Aún así, cualquier chispita puede encender un fuego cuando las cosas no están del todo claras; llegando a la puerta de Obras Sanitarias, por ejemplo, La Familia Piojosa pudo entrar con todas sus banderas y bengalas, pero en cambio El Fondo tuvo que dejar afuera la mayor parte de su arsenal.

"Me duele que las cosas no sean iguales para todos -dice Diego, a punto de escupir su hipótesis sobre favoritismos-. Nosotros no le vamos a chupar las bolas a nadie. Armar el viaje en micro, hacer una bandera o llevar una bengala son formas de gratificar a Callejeros por lo que nos da espiritualmente, por la música, por su poesía, por cada recital, y eso se hace desinteresadamente. La pasión es un sentimiento y por eso la pasión no se puede negociar".

Aún así, Sebastián de La Familia propone una explicación racional a la cuestión: "No hay favoritismos. Lo que pasa es que dos días antes del show yo me encargué de llevar todas las cosas a Obras, y por eso nos dejaron más libres. Le mostramos con anticipación las banderas al manager y arreglamos personalmente qué medida de bengalas podíamos llevar".

Caras de una misma moneda en el folclore de los aguantes rockeros...


Idealismo suburbano
Dos grupos diferentes, dos maneras distintas de organizarse pero el mismo sentimiento por la música. De hecho, los pibes que realmente saben lo que pasó en estos años pueden saludar sin problemas a la otra hinchada cuando se cruzan en algún lugar. Es que detrás de toda la cuestión, existe una especie de sentimiento esperanzador que podría ser el inicio de una unión completa, o al menos, algo que podría eliminar los quilombos por malos entendidos.

"Me encantaría que los pibes de El Fondo trajeran una bandera nuestra y nosotros una de ellos. Eso se puede lograr siempre y cuando todos sepan cómo fue la verdadera historia de la separación. Así, además, nadie va a poder boquear boludeces", sentencia Sebastián.

Con una seguridad que se nota desde lejos, Diego también asegura: "¡Imagináte lo que puede llegar a ser si toda la fiesta que arma La Familia se une con la fiesta que armamos nosotros! Pretendo que todos reconozcan un gran grupo y que digan 'loco, qué groso lo que arman esos pibes en cada recital".

Aunque sea posible lograrlo o no y aunque seguramente no todos están de acuerdo, Diego apunta aún más alto que Sebastián. “La idea es que un día no exista más El Fondo No Fisura y no exista más La Familia Piojosa; que un día existan sólo 'los callejeros”.


¡Play! Ahora sí. Apretujeos contra los vidrios. Saltitos de aliento. Manos en alto. Y de adentro de dos micros testigos de un viaje larguísimo, testigos de una fiesta alegre y descontrolada a la vez, bajan casi cien almas enfervorizadas por el recital que está por empezar. Es la gente de El Fondo No Fisura, un grupo de pibes y pibas que tienen una historia que ya conocés...


RECUADRO: Los preparativos de los aguantes para Excursionistas
El del 18 de diciembre va a ser un recital único para Callejeros; además de presentar su tercer (y tan esperado) disco, van a tocar absolutamente solos por primera vez en un estadio descubierto. Para semejante fecha, los principales aguantes de la banda tienen preparados varios detalles que nos adelantan en exclusiva.

“EL FONDO NO FISURA” va a viajar hasta el estadio en sus típicos micros escolares. Esta vez estarán acompañados por los pibes y pibas que se acercarán desde Tucumán, Catamarca, San Luis y Mendoza. La idea será copar el lugar de banderas, y además, “las bengalas van a estar a la orden del día porque es un recital al aire libre. Calculamos que cerca de 50 bengalas vamos a llevar, utilizando alrededor de 15 para la entrada de El Fondo. Con respecto a las banderas, un grupo irá temprano a colgar las más grandes para que no haya demoras en el ingreso. Si querés ponerte en contacto con ellos, podés entrar a elfondonofisura.com.ar.

“LA FAMILIA PIOJOSA” hará su previa en Parque Sarmiento (exactamente en Av. Ganeral Paz y Av. Ricardo Balbín) desde las 10 de la mañana. Prometen parrilla, cancha de fútbol, bebidas y hasta pileta. ¡Atención! ¡Se suspende por lluvia! Para comunicarte con este aguante podés escribir a callejerosrock@yahoo.com.ar.

Informe: Nacho Girón (nacho@elacople.com). Redacción de El Acople

Psicodelia en el Gran Rex

UMMAGUMMA, la banda que se auto-proclama como el “real tributo a Pink Floyd” se presentó en el teatro de Avenida Corrientes por segunda vez en el año y en su carrera. Los doce integrantes hicieron un repaso por los temas más recordados de la mítica agrupación inglesa.
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”And no one knows the wheres or whys

But something stares and

Something tries

And starts to climb towards the light”

(PINK FLOYD, “Echoes”)


Ver a UMMAGUMMA es un viaje. Profundo. Intenso. Extremo. Desde el preciso momento en que se apagan las luces y el único ruido que se escucha es el del silencio, llega al cuerpo una sensación de relax tan poderosa que ya nadie conoce los “dónde” o los “por qué” de su propia vida. El enano psicodélico que todos llevamos dentro parece mirarnos fijamente y empezar a subir hacia la luz de nuestra propia interioridad, que se deshace y se deja llevar en este trip de dos horas y tan solo 20 temas.

Sin previo aviso, un “bip” taladrante y algunos sonidos de guitarra -que pronto se transforman en una larga interpretación de “Echoes”- indican el comienzo de un viaje tan cómodo como psicodélico.

El ambiente ayuda: el humo blanco envuelve el escenario y a la gran cantidad de instrumentos que hay en él, una pantalla redonda –sí, bien PINK FLOYD- muestra fragmentos de “The Wall” y distintas imágenes flasheras que acompañan la música con precisión suiza, y, como si esto fuera poco, un poderoso láser verde baila por todo el Gran Rex.

Cuando la mente empieza a entender el juego de UMMAGUMMA, algunos nuevos condimentos mejoran el paseo todavía más. Así, en el clásico “What do you want from me?” aparecen tres coristas de movimientos sincronizados que, paradas en un rinconcito, transmiten la misma energía que aquellas mujeres que secundaban a la banda de SYD BARRET, ROGER WATERS y DAVID GILMOUR.

Será justamente VALERIA GARCIA, una de las tres UMMAGUMMA, la que tome por asalto el timón y emocione hasta las lágrimas con ese lamento divino que es “The great gig in the sky”.

El viaje sigue y el sonido no afloja. Dos baterías, dos violas de punteos penetrantes, varios teclados, varias voces. Y nunca hay menos de ocho o nueve personas en escena. Nadie está al frente, no hay un líder, todo es visión de conjunto.

Sorprende la técnica del primer guitarrista JUAN VERTA, que por ejemplo en “Learning to fly” o en “One of these days” no solo puntea con su Fender Stratocaster sino que también se anima a un wah-wah con su boca. Sentado y con la cabeza gacha, el otro violero, FEDERICO CASSOLA, hace de las suyas y extrae todo tipo de distorsiones de su instrumento.

Viendo a UMMAGUMMA se corre el riesgo de perder la noción del tiempo. Es más, se pierde la noción del tiempo. Mientras el láser parece abrazar a los viajeros y las cabezas giran en torno a las líneas verdes que se expanden, el “Ticking away the moments that make up a dull day...” se funde con cientos de relojes que emergen de la pantalla.

Más tarde, vaya a saber uno cuándo exactamente, aparecen esos temas que inclusive exceden la categoría de inolvidables, clásicos o fundacionales. Son “Brain Damage” y “Eclipse”, pegaditos y al palo, tal cual como suenan en “Dark Side Of The Moon”.

Y ahí está la respuesta a la pregunta: ¿Por qué UMMAGUMMA es un “real tributo”? Porque no mechan pasajes de su propia autoría ni modifican las composiciones pinkfloydescas sino que solo reproducen con exactitud a la desaparecida banda británica.

Es cierto que durante el viaje, sobre todo entre tema y tema, aparecen algunos momentos de silencio incómodo. UMMAGUMMA no está preparada para sobreactuar ni tiene un frontman que guíe el espectáculo... sólo hace música. Y punto.

Hacia el final, “Run like hell” desata algunas explosiones sincronizadas con los puntos altos del tema y cada uno de los instrumentos saca su máxima potencia sonora hasta que el teatro queda invadido de hombres y mujeres de edades variadas que aplauden de pie y piden más. Pero es mejor quedarse con las ganas y volver del viaje psicodélico antes que los efectos sean irreversibles. Así termina un año completamente fructífero para la agrupación: dos Gran Rex y un consecuente aumento de seguidores fieles por más que lo de UMMAGUMMA se trate de un tributo.

Nacho Girón (Redacción de El Acople)

DISCOS: Callejeros - "Rocanroles Sin Destino"



La tapa del tercer disco lo confirma: los CALLEJEROS tienen todo un mundo en su bocho. Un mundo de música, crecimiento, recorridas por el país, nuevas experiencias y alguna que otra nueva búsqueda... y esto lo plasman con palabras únicas e imborrables en el Prólogo que puede encontrarse dentro del original diseño del compact.

Un año después de su último trabajo, “Rocanroles Sin Destino” ofrece una gran cantidad de canciones aceleradas y de fragmentos altamente coreables, más un puñado de composiciones que rompen todos los esquemas y muestran nuevos colores en la banda de Villa Celina.

Tal es el caso de “Sería una pena”, un valsecito que incluye un gran arreglo de cuerdas y que canta la historia de uno de esos (des)amores que tarde o temprano nos terminan alcanzando. “Porque a veces hasta el más payaso / merece un poco de amor / y si es el tuyo mejor / porque el tuyo es el mejor”.

¿Qué más nos brinda el disco? Temas rebeldes como el ya difundido “Prohibido” y algunas críticas a las barbaridades de la actualidad como “Sé que no sé” o “Parte menor”. Esta última describe algunas postales crueles pero deja la esperanza de que “tal vez mañana, todo será un poco menos peor que hoy”.

Pero sin dudas, “Rocanroles sin destino” –el tema que le da nombre al cd- se gana todos los aplausos con su simpleza y su profundidad simultánea. Esta nueva composición ya parece tener reservado algún momento emocionante en los shows gracias a la propia pasión con la que la banda describe su música preferida: “Y ese estruendo casi divino / cuando se quiebran todos los sentidos / con un rocanrol”. También, por la precisión de la crítica al puterío de la escena de rock: “Ahí caés en la cuenta de que lo que cuenta / es lo que se siente en la calle, en la gente / y no en los inventos de estos incoherentes / para no dejarte llegar”.

14 temas y algo más de 50 minutos les alcanzan a PATO, DIOS, ELIO, MAXI, JUANCHO y EDU para plasmar un disco bien rocanrolero, arreglado y de muchos momentos vibrantes, que hasta viene con paradoja incluida. Porque a pesar de llamarse “Rocanroles Sin Destino”, el nuevo trabajo es un buscador natural de corazones adolescentes gracias a sus melodías trabajadas y a lo cercano de sus letras. Y ese suele ser un buen destino, más para una banda que ya pegó el gran salto.

Nacho Girón (Redacción de El Acople)
“Nunca he visto en mi país una bandera en un concierto de rock”
El trío de punk-rock alemán pasó por Argentina por primera vez en sus 22 años de historia, después de una gira mundial que los llevó a tocar frente a 800 mil personas. Invitados por La Vela Puerca para el doblete que hizo en Obras, Die Ärzte se mostró expectante por la experiencia de “volver a ser nadie”.

Unas horas antes de su debut en tierra criolla la banda alemana descansa en el confortable y lujoso hotel Marriot Plaza de Buenos Aires. El violero FARIM URLAUB se separa de sus dos compañeros, se apoltrona en una silla, pide algunos vasos con agua y reconoce, en un español de tono gracioso, ser fanático de nuestro escritor por excelencia. “Estoy aprendiendo un poco el idioma porque todavía tengo la fantasía de leer a Borges. Pero no creo que pueda. Él usa una gramática impecable que yo no conozco. Me muevo con el español de la calle pero Borges es demasiado para mí”.

(El Acople) ¿Pero Borges llega mucho en Alemania?
(Farim) Pero hombre, claro. Es muy, muy conocido. Por eso la idea era venir a Buenos Aires, a la ciudad de Borges, y poder leer un poco más. Pero no creo que tenga el nivel. Lo he leído en Alemán y aún así es difícil; tiene un modo de escribir y de pensar que es tan diferente de lo normal... por eso me gusta. Pero hablemos de música.

(El Acople) ¿Cómo se dio la idea de venir con La Vela Puerca?
Para nosotros es un poco irreal la situación, porque en Alemania somos tan grandes que casi podemos hacer lo que queremos. Hacemos una tontería sobre el escenario y la gente dice “¡guau!”. Pero aquí nadie nos quiere ver porque nadie nos conoce. Cuando conocimos a La Vela nos quedamos muy sorprendidos de sus espectáculos y de poco fuimos hablando y formando una relación.

(El Acople) ¿Cómo fue la respuesta de la gente en los shows que hicieron con ellos?
Hicimos dos giras pequeñas y una enorme que fue el Pilsen Rock. El problema del Pilsen fue que nadie sabía que íbamos a tocar antes de La Vela entonces todo el mundo los esperaba y de repente salimos nosotros. El público se preguntaba: “¿Qué es eso?”. Pero al final hubo muchos aplausos y la gente terminó bailando.

(El Acople) ¿Qué es lo que sienten al ser “nadie” de vuelta?
Es un poco como retornar a nuestras raíces. Porque claro, nadie conoce las canciones y no hay nadie que cante. Aparte sabemos que aquí nunca van a cantar porque nuestras letras son en alemán (risas). Para mí eso es genial, me divierto mucho de verdad. En Uruguay hay un público muy tranquilo, muy bueno, pareciera que te dice “está bien, vamos a soportarlos esta media hora”. Y en Argentina me parece que hay muchísima gente que se interesa por el rock. Esperemos que nos vayan aceptando.

(El Acople) Sabiendo que la gente Latinoamericana nunca va a cantar las canciones o que nunca va a viajar para verlos en Alemania, ¿qué es lo que los motiva a venir para estos lados?
Puras ganas. De verdad, no hay nada más que puras ganas de venir. Lo hacemos desinteresadamente. No pensamos “de acá a cinco años vamos a vender muchos discos en Argentina”; eso no nos importa porque ya vendemos bastantes en Alemania. Venir para acá es como una vacación, sobre todo teniendo en cuenta que venimos de una gira enorme. A mí me gusta viajar y me gusta la gente Latinoamericana y si eventualmente tenemos mucha suerte y al público le gusta lo que hacemos, estamos seguros que vamos a volver. Y con respecto a que no entiendan las letras, eso tampoco nos importa. Yo cuando era niño cantaba canciones en inglés y no sabía qué decían, pero me gustaba la música. Igual tal vez traduzcamos las letras al español.

(El Acople) Sin embargo también se puede transmitir un mensaje sólo con la música, ¿o no?
Sí. De todas formas tenemos canciones con mucho mensaje –algunas anti-fascistas, por ejemplo- pero también tenemos muchos temas totalmente absurdos en donde el mensaje es cero. Algunas no tienen ningún sentido. Y eso también es parte de nosotros. Hacemos todo lo que queremos y no somos unidireccionales. Lo que nos proponemos sobre todas las cosas es tener “divertimiento”, y si divertimos al público, mejor.

(El Acople) ¿Siempre fueron de escribir letras que ustedes mismos reconocen como absurdas?
Hubo una evolución. Cuando empezamos ya había muchos grupos de punk alemanes que hablaban contra la política y esas cosas. El mensaje de la mayoría era (grita y extiende el brazo): “¡Contra la policía!”. El mensaje era siempre igual. El estado, una mierda. La sociedad, una mierda. La policía, una mierda. En cambio nosotros queríamos hacer lo contrario a todo eso con canciones de amor, de teenager´s.

(El Acople) Bueno, eso también era un mensaje...
Claro, era nuestro mensaje, el mensaje de que es posible divertirse como punk sin cantar totalmente sobre cosas políticas. Gracias a nuestra ideología, desde que nacimos fuimos un suceso y con el tiempo tocar se tornó aburrido. Por eso entre 1988 y 1993 nos separamos. Fue muy interesante, porque en esos años de separación nos convertimos en una leyenda. Mientras tanto cada uno de nosotros encaró su proyecto solista pero ahí nos pasó lo contrario que antes. No nos iba a ver nadie. Entendimos que un músico sin público es inútil, por eso al final nos volvimos a juntar. Y claro, con el tiempo fuimos incluyendo letras más políticas, pero siempre con el objetivo de no volcarnos sólo hacia ese lado.

(El Acople) En el 87, a pocos años de haber empezado a tocar, les censuraron dos canciones, dos discos, las entradas para sus shows y hasta sus carteles publicitarios. ¿Qué pasó?
Las letras eran de una inocencia muy sucia. Por ejemplo escribí una canción cuando tenía 15 años en la que hablaba de tener sexo con mi hermana. Fue un pensamiento súper inocente porque no lo estaba razonando. Pero cuando empezamos a ser masivos lo censuraron enseguida. Después de eso, empezaron a prohibir casi todo lo que hicimos, hasta un póster. Teníamos muchas dificultades porque éramos considerados “punk sucio” y ni siquiera la prensa quería decir nada de nosotros. Un año después nos convertimos en héroes porque la gente. Poco a poco, se empezó a entender que en esencia las letras eran una tontería y que a pesar de la censura nosotros nunca habíamos dejado de tocar. Desde ahí nunca más nos volvieron a molestar con la prohibición. Aunque ahora decimos cosas que son casi ilegales, tenemos la capacidad para ponerlas en palabras que no se pueden censurar. Las autoridades conocen nuestro mensaje pero por la forma como lo decimos no pueden hacer nada (risas).

(El Acople) ¿Y ahora cómo son considerados en Alemania?
Depende quién opina. Hay personas que dicen que somos la banda más conocida y vendida de nuestro país...

(El Acople) ¿Quiénes dicen eso?
Nosotros (carcajadas). No, pero de verdad, somos de lo más vendido junto con Die Toten Hosen. Sus giras son enormes y las nuestras también. De hecho, en esta gira que acabamos de terminar dejamos a todos con la boca abierta porque tocamos, en total, frente a 800 mil personas.

(El Acople) ¿Qué más dicen de ustedes?
Nos llaman “la mejor banda del mundo”... es verdad (risas). Hacemos mucho para ser la mejor banda del mundo. Por ejemplo, hacia nuestros fans; los tickets para nuestros conciertos son muy baratos y cuando hacemos discos y DVD´s ponemos muchas cosas escondidas para darle más valor, las remeras que hacemos son de alta calidad, escribimos e-mails a la gente y hacemos todo lo posible para no perder el contacto con el público. Estamos en el epicentro de la movida alemana y hasta nuestras familias se sorprenden del lugar a donde llegamos. Nadie nace siendo un rockstar y nosotros lo aprendimos poco a poco. Lo bueno es que aquí retornamos al inicio.

(El Acople) Tienen 18 discos pero acá es como si no tuvieran nada. ¿Cómo arman las listas de temas? ¿Aprovechan para tocar cosas que no hacen tan seguido en Alemania?
Casi siempre hacemos un repaso de nuestra discografía. Pero es muy espontánea la manera como se da: cuando tocamos en Chile, la lista de temas la hicimos diez minutos antes de salir a tocar. Aquí no tenemos ningún hit así que no hay muchos problemas. Intentamos interpretar temas simples, no tiene sentido hacer cosas súper complicadas porque la gente se aburriría. Nos metimos en ésta experiencia para ver cuál es la reacción de la gente, o para saber si al menos hay alguna reacción. Si sobrevivimos, la idea es volver. Igual todo el año que viene vamos a hacer una pausa de al menos un año y después vamos a decidir qué hacemos.


RECUADRO: Orgullo nacional
La pregunta era obvia y los resultados fueron más que positivos. ¡A ver si nos empiezan a imitar en el exterior!
(El Acople) ¿Es muy distinto el público alemán y el Latinoamericano?
Hay diferencias y hay... ¿cómo se decía?... ¡ah si! ¡similitudes! Los dos públicos tienen en común que cuando les gusta alguna canción la cantan con toda su fuerza y se envuelven en la música con mucha energía. Las diferencias son las banderas. Acá traen muchas banderas, y encima son enormes. En Alemania eso solamente existe en el fútbol. Nunca he visto en mi país una bandera en un concierto de rock.

(El Acople) ¿Pensás que no hay banderas por una diferencia cultural?
Sí, sin dudas. Sin querer darle un valor a uno u otro público, creo que influye mucho la cultura. En Latinoamérica la mente es muy abierta.


Estadía:
Media hora

Paisaje:
Hotel cinco estrellas en Retiro

Clima:
Cálido

Estimulante:
¡Agua! Pero fría

Tercer tiempo:
No hubo

Entrevista: Nacho Girón (Redacción de El Acople)
"La misma banda que en un momento te hizo divertir, ahora te puede hacer llorar"
Un largo viaje recorrieron los chicos de Árbol desde su Haedo natal hasta el estadio de Obras, donde debutarán tocando solos el próximo 17 de diciembre. En el camino hay cuatro discos y giras varias por todo el país, además de que el grupo se transformó en numero puesto para cualquier festival que se haga. Estuvimos dialogando con Eduardo Schmidt, Sebastián Bianchini y Hernán Bruckner en las oficinas de Universal, medialunas de por medio e intentando despegar las almohadas de nuestras cabezas.

(El Acople) ¿Cómo fue el proceso hasta que salió “Guau!”?
(Eduardo) Se fue modificando a lo largo de la grabación. También todo el concepto del disco. Al principio iba a ser un EP de 7 canciones pero nos parecía que a la gente le teníamos que dar un larga duración. Entonces hicimos más canciones, reformamos algunas otras, y bueno, llegamos a estos doce temas. El otro proyecto era más con rarezas pero seguimos pensando que teníamos que sacar un compact. Toda la primera parte de pre-producción y la grabación de bases las produjo Santaolalla, y la última etapa del disco, overdubs y mezcla la produjimos nosotros porque Gustavo estaba a mil. Llegamos a coproducir el disco juntos por la confianza que él tiene en nosotros; fue una situación bastante especial. Era la primera vez que nos pasaba. Nos tuvimos que amoldar a eso, redistribuir roles internos dentro del grupo a la hora de grabar. Es una situación muy difícil para cualquier grupo, por eso siempre es necesaria una persona de afuera. Gustavo estaba supervisando todo, pero bueno...
(Sebastián) En el día a día estábamos nosotros. Cada uno tiene su visión de cómo hacer cada cosa y es bueno que haya un productor externo al grupo porque es una visión de afuera, una oreja que está afuera y es mucho mejor. De todos modos salió todo bien y esto nos hizo mucho más fuertes como grupo.

(El Acople) Igual es como que ya tienen mas experiencia porque estuvieron produciendo otras bandas...
(Sebastián) Sí, algunos más, otros menos...
(Hernán) Ese fue también un “chasco” que nos llevamos, pensábamos que lo íbamos a hacer de taquito.
(Sebastián) Una cosa es producir a otro y otra a vos...
(Eduardo) Es difícil decirle a un compañero tuyo “acá tocáte tal cosa”, es un trabajo interno bastante fuerte, pero para bien. Son esas cosas de las que salís fortalecido.

(El Acople) ¿Fue difícil empezar a grabar teniendo en cuenta el éxito de “Chapusong´s”? Era un piso muy alto...
(Hernán) Sí, nos juntamos generalmente en la pieza de Pablito, un piso bastante alto (risas). Por ahí a veces si te ponés a pensar, podés sentirte presionado por un disco que te dio bastante satisfacción a nivel contacto con el publico, a nivel difusión. Pero la forma de laburar fue “uh, traje este tema”, “traje tal otro” y concentrarse en eso y cerrar el disco. Por suerte fue bastante sana esa parte y se trabajó como en cualquier cd de Árbol. Internamente lo vivimos como un disco más y siempre con las mismas ganas de dar lo mejor. Ojalá duremos mucho en este camino que empezamos a recorrer hace diez años y que tanto nos gusta hacer.

De distorsiones y gatos
(El Acople) Si bien hubo mucha tela para cortar con el disco anterior, ¿sentían un poco el pedido de la gente de escuchar temas nuevos?
(Hernán) Fue de los dos lados, porque nosotros también sentíamos que ya era un buen momento para sacar un disco nuevo. Por eso también se dio todo como se dio, de compartir la producción con Gustavo para poder hacer todo en el menor tiempo posible. Como te decía Edu, primero estaba la idea del EP y después fuimos agregando más canciones. Y nada, por suerte se pudo llegar a un disco full.
(Eduardo) También “Chapusong´s” había dado dos y hasta tres vueltas por el país. Ya estaba ese disco. Ya lo había escuchado, por lo menos en Argentina, la gente a la que teníamos alcance hasta ese momento.

(El Acople) En una entrevista con nosotros, antes de tocar por primera vez en El Teatro, ustedes decían: “Distorsionamos desde otro lado”. ¿Desde donde piensan que están distorsionando ahora?
(Hernán) Y... ahora más que nunca la distorsión proviene, no del pedal de distorsión, sino de...
(Sebastián)...del gato. Del maullido del gato (risas).
(Hernán) Sí, tiene bastante distorsión la imagen, bastante over.
(Eduardo) Más que distorsionarlo es descontracturizar... tructurar, descontracturar.
(Hernán) ¿Entendieron? (más risas).
(Eduardo) En el sentido en que de vuelta la banda se transformó en otra cosa y ataca en otro tipo de sentidos y en otro tipo de sentimientos para el que está escuchando. Creo que hay muchas cosas novedosas en “Guau!”. Ya desde la estética nos fuimos directamente al blanco y negro; lo opuesto a “Chapunsongs”. Los opuestos que se plantean en un gato que ladra y también en el hecho de que la misma banda que te hizo divertir y que en muchos medios salía como “uh, son un cago de la risa”, ahora hace canciones con las que te puede hacer llorar.

(El Acople) Igual cuando se escucha el disco, está la coherencia de Árbol...
(Eduardo) Sí, porque por opuestos finalmente todo entra, mientras esté hecho con un nivel. Esa es otra cosa por la que después de terminar el disco dijimos “guau”. De ahí también el nombre. El disco está al mismo nivel de “Chapusong´s” y en algunas cosas, cada uno verá en cuáles, también lo hemos superado.
(Hernán) Árbol es eso: no tener miedo a hacer cosas nuevas, tratar de hacer canciones que nos gusten, que estén buenas y en función de eso estructurar todo. Ponéle, en este nuevo disco no hay charangos, que eran una característica muy propia. Cuando nos dimos cuenta dijimos “bueno, no hay que tener miedo, si no hay ninguna canción que lo pida...”. Incluso hay menos violín, hay más de otras cosas. Hay un jugueteo con cosas medio electrónicas, que sé yo, está bueno. Por ahí en el disco que viene haya mucho más violín, no sabemos todavía.
(Sebastián) O quizás sea todo distorsión al palo.
(Hernán) Todo machaque.
(Sebastián) Hay que ver cómo se va dando... también en función de algo que no hayamos hecho antes. Tratamos de que un tema no entre o quede para más tarde si está más o menos dentro de algo que ya hicimos. Estará en un futuro, en otro lado.
(Eduardo) Un ejemplo de eso es “Cosacuosa”, que fue uno de los últimos demos para “Árbol” (el primer cd). Ese disco estaba lleno de eso, de machaque, de ese tipo de adrenalina, por eso las canciones que entraron fueron “Rosita”, “El baile” y “Luna”, otra cosa. En cambio, “Cosacuosa” para “Chapusong´s” estaba buenísimo, de hecho fue uno de los temas que fue corte de difusión.

(El Acople) Eso muestra también un desprejuicio por parte de la banda. Porque sería fácil repetir siempre la misma formula...
(Eduardo) Es que la misma canción en un contexto se torna reiterativa y monótona pero en otro disco es el triple de potente. Por eso también nos resignamos a no poner algunos temas. Pensamos que quizás puedan servir en otras situaciones. No podés estar diciendo todas las palabras al mismo tiempo.
(Sebastián) Cada canción tiene sentido en relación a las demás. El concepto es muy importante. Si “Canciones” estuviera en otro disco, sería otro tipo de canción. Dentro de “Guau!” tiene un carácter muy irónico. Todo el disco tiene una cosa muy irónica, pero en otro lado quizá el mismo tema tendría otra lectura.
(Eduardo) O si hubiésemos seleccionado todas canciones poperas, porque tenemos canciones más pop.
(Sebastián) Terminamos sacando canciones pop del disco...
(Eduardo) Lo hicimos para que, por ejemplo, “Canciones” tuviese fuerza como una ironía acerca del hit. Si nosotros hacíamos “Canciones” en un disco con todos temas de tipo poperos no hubiera tenido sentido. No estaba bueno y además se hubiera desvirtuado el concepto estético que venimos sosteniendo.

Y ganó la gente
(El Acople) Yendo a cosas más especificas de "Guau!", siguen demostrando que se puede plasmar muchísima energía con temas tranquilos. “El fantasma” es un buen ejemplo.
(Eduardo) Claro. En vez de estar taladrándote el oído con un pedal de distorsión, te está taladrando otro nervio que está en otro lado, no sé donde. Y en vez de estar hablando de que está todo mal -como “Cosacuosa”- en “El fantasma” estamos hablando de otra cosa y por ahí causa lo mismo. Se te pone la piel de gallina, no por el volumen sino por la sutileza. Por eso nosotros seguimos sintiendo que somos una banda pesada, no sé si por el heavy metal, sino por la profundidad. Nos costó muchos años poder llegar a decir lo que te digo. Te empiezan a llegar mails con “tal canción me ayudó para esto” y te das cuenta de que la banda nos excede a nosotros como personas. Las canciones cobran otra dimensión que no te imaginás.
(Sebastián) Nos animamos a ir un poco más a fondo, a meternos en la pileta más allá de los andariveles.
(Eduardo) Y hay que recordar siempre que nuestros discos son discos y son para escucharlos en casa, y que nuestros shows son shows para ir y ahí hay otro tipo de energía. Lo que se llama alegría, que a veces se lo usa como “ay si, que divertido”, peyorativamente, puede ser algo muy importante, y puede llegar a ser algo contracultural en una sociedad que te impone todo grito, todo mal, todo muerte. Que haya alegría. Para nosotros la alegría es una cosa importante y profunda.

(El Acople) Por otro lado, finalmente grabaron “Ji ji ji”, plasmaron ese momento especial que se daba sólo en vivo. ¿Cómo fue la decisión?
(Eduardo) Nos ganaron (risas).
(Hernán) Estaba buena la idea de hacerlo y de paso aprovechamos esa instancia para mejorar un poco el arreglo. Tiene algunos cambios con respecto a la versión que hacíamos en vivo. Pensamos más cada voz. Aparte está bueno porque algunos de nosotros tenemos alguna formación clásica. Eso te da herramientas. Estudiar en un conservatorio no va a hacer que hagas un tema de los Redondos versión coral, pero sí te va a dar las herramientas para que suene como clásico. Esa era la idea.

(El Acople) ¿Cómo es eso de que les ganaron?
(Sebastián) En primera instancia era un cover que iba a ir cambiando todo el tiempo, algo pasajero. Después dijimos “vamos a hacer uno de Soda y de otros”, pero “Ji ji ji” fue el más fuerte.
(Hernán) En un momento llegamos a hacer “Masacre en el Puticlub”. Pero al lado de “Ji ji ji” no estaba tan bueno. Es un himno a full y así coral es bastante potente. Fue como un acto de justicia meterlo en el disco.

Gauchos travestis y chicos tatuados
(El Acople) En “Chapusong´s” empezaron a escribir un poco más sobre el amor. Eso en el primer trabajo no aparecía. ¿Cómo se sintieron en este disco a la hora de componer?
(Eduardo) Las formas son todas muy diferentes y en todas nos sentimos diferentes, así que intentamos que despierten un sentimiento distinto en cada canción. Sí profundizamos esa veta de animarnos a más. Se abrió el espectro, se habla de muchas más cosas. Algo interesante es que nuestros temas tienen muchas lecturas. En “Chapusong´s”, en realidad, cuando hablábamos de amor, no éramos tan directos.

(El Acople) ¿Y qué hay nuevo ahora?
(Eduardo) Por ejemplo, en “Soylazoila” se toma el folclore de una manera bastante irreverente porque se lo combina con el tango. Hay una historia de amor deforme porque el gaucho y el malevo terminan siendo novios y uno se hace travesti. Musicalmente, en ese tema el amor va más por lo musical que desde el amor deforme de la letra, porque a través de la guitarra criolla el tango de la vieja escuela termina ensamblado con el folclore en una mezcla que, por lo menos yo, nunca había escuchado.

(El Acople) Hablabas de tomar el folclore de manera irreverente. Es fuerte cantar un tema como “Chikanoréxica” para un público que en parte hace unos años gritaba “la cumbia es una mierda” de la mano de El Otro Yo pero que ahora está bailando...
(Eduardo) Igual en ese show que EOY dijo eso, uno de los coristas de Bersuit dijo después que “la cumbia es una masa”. En realidad es la relación con un estilo que te pone en conflicto con todo lo que sos, porque es un estilo que viene de un estrato social al que por ahí no pertenecés. Por ahí algunos lo desprestigian por un sonido berreta pero terminó metiéndose en la cultura popular.
(Hernán) Antes era como la cosa de las clases bajas y en realidad vos vas a un boliche cheto y también hay sonidos berretas, en vez de en forma de cumbia en forma de música electrónica (risas). Lo de la cumbia también fue apareciendo de a poco. “Ya se” de “Chapusong´s” tiene una parte cumbia en la que la gente se subía al escenario a bailar, cagándose de risa. Y era publico de Árbol, con remeras de bandas de rock, y todo bien.
(Eduardo) También hay una irreverencia al publico, porque la mayoría de nuestra gente está tatuada y en el disco está esa cumbia villera y hay un arreglo coral a lo Bach de un tema de los Redonditos de Ricota. Ahí es donde tiene sentido la cumbia villera. Ahí hay distorsión. Si vos ponés un disco con distorsión, que todo el tiempo tiene el pedal pisado, termina no distorsionando, termina sonando chato.

Debutando en primera
(El Acople) Finalmente con “Guau!” desembocan en Obras ¿qué loco, no?
(Hernán) La verdad que es increíble, todos nosotros fuimos ahí a ver bandas en distintos momentos de nuestra vida y era como el sueño, como una fantasía. Difícilmente pensamos que podía pasar. Por un lado tiene toda esa cosa shockeante y por otro lado también está la sensación como de naturalidad, no de agrandado, sino porque no se dio de la noche a la mañana. Hubo mucho laburo en el medio y fue todo paulatino. Cuando tocamos en Cemento lo mismo; primero tocamos de soporte una vez con Attaque, otra vez con Molotov y Control Machete, después solos, también El Teatro... todo tiene como ese valor especial.
(Eduardo) Paso a paso.
(Hernán) Esa institución que es el paso a paso.

(El Acople) ¿Hay nervios?
(Hernán) Nervios no, pero siempre tenés el vértigo y la ansiedad de saber qué va a pasar. De nuestro lado hace rato que estamos con la iluminación y la escenografía. La lista de temas la estamos ajustando.

(El Acople) ¿Qué vamos a ver?
(Hernán) Estamos preparando un par de novedades fuertes. Veremos si las podemos realizar. Todavía estamos decidiéndolo y por eso no puedo decir nada. Por ahí empiezo a boquear cualquiera y al final no las hacemos...


RECUADRO: La cofradía
No sólo Árbol está llegando a Obras, sino que un batallón de grupos como Kapanga, Karamelo Santo o Carajo también están empezando a tocar en lugares de gran convocatoria. Aquí la agrupación de Haedo nos habla sobre este fenómeno.

(Hernán) Yo estuve en Cromañón (show de Carajo) y estaba todo lleno y era impresionante ver cómo la gente estaba prendida fuego, saltando y cantando todos los temas. Hace poco en Córdoba, en un festival, nos encontramos con Kapanga y Carajo y se armaba como una cofradía de músicos que se prestaban en el show de otro, que son invitados a cantar un tema, a tocar la guitarra. Es muy divertido y está buenísimo, estamos contentos con la interacción que hay.
(Eduardo) También tiene que ver con un cambio en el público que puede compartir gustos que antes eran...
(Hernán) ... Casi enemigos (risas).
(Sebastián) Somos todos grupos difíciles de encasillar en un estilo. Eso está bueno.


Estadía:
Poco más de cuarenta minutos

Paisaje:
Oficinas de Universal Music

Clima:
Cálido

Estimulante:
Gaseosas varias, agua y medialunas

Tercer tiempo:
Charla y sesión de fotos

Entrevista: Nacho Girón y Aníbal Levaggi (Redacción de El Acople)
“Nuestra música es fresca”
“Protestar ante la injusticia es fácil. Devolver violencia ante la violencia es usual. Anonimato hace referencia a los millones de seres anónimos que diariamente entregan amor en cada uno de sus actos, dándole al mundo lo único que vale la pena tener”, adelanta la agrupación.

Así expresa su filosofía esta banda de siete músicos y tan sólo un disco. Dueños de un rock que se mueve como pez en el agua a través de distintos matices rítmicos, y con una seguridad sorprendente a la hora de hablar de su propio proyecto, los violeros José Luis Torres y Pablo Kuschniroff, junto con el baterista Gustavo Eppel, cuentan sobre el comienzo de Anonimato, su propuesta y por qué aseguran que su material marcará un hito.

“Llegar a un sonido rico”
(El Acople) Anonimato surgió por casualidad, ¿no? Según parece no hubo de movida una idea concreta, sino que la cosa se fue dando...
(Pablo) En realidad no. La idea desde un comienzo fue la de llegar a un sonido rico, que nos despegue del under y del cuarteto de rock clásico. En pos de ese objetivo fue que se fueron sumando los músicos.
(José) La idea original nació junto con Pablo. Algo interior me llevaba a intentar armar una banda, mejor dicho una “BigBand”, y aquí estamos.
(Gustavo) Con Pablo veníamos tocando en otra banda. La cosa no iba para ningún lado y siempre lo mismo. En un momento hubo un click, nos miramos y dijimos... “¿Por qué no? ¡Armemos algo diferente!”. Fue ahí que la cosa empezó a fluir.

(El Acople) ¿Cómo fueron encontrando los ritmos que mejor pegaban con la banda?
(Pablo) Prueba y error. Casi todos los integrantes componen en una amplia variedad de géneros acorde a sus influencias y así se van probando temas en la sala. Quedan los que nos conforman a todos.
(José) Creo que básicamente la banda tiene mi estilo, y le gusta a la gran mayoría. Pero el laburo final lo hacemos entre todos...
(Gustavo) ... Pobre José Luis (risas), él trae algo y se lo reformamos como a un auto el Tunning.

(El Acople) ¿Cómo pueden explicar el concepto del nombre de la agrupación? ¿La idea es despertar expectativas con eso?
(Pablo) Creo que Anonimato es una palabra mágica, que despierta diferentes interpretaciones según quien la pronuncie. Las mayores contribuciones a la vida en nuestra sociedad son anónimas, lejos del brillo y la ambivalencia de lo público.
(Gustavo) Las palabras de Pablo son perfectas para describir el mito del nombre. Además teníamos que encontrar un equilibrio entre nuestros sentimientos, nuestros pensamientos y el bendito marketing.

“No había alternativas”
(El Acople) ¿Cómo fue la experiencia de llegar a un estudio de grabación?
(Pablo) Muy buena, y exigente. Desde el principio teníamos el objetivo de hacer un buen disco. No había alternativas. Eso implicó un gran esfuerzo y sacrificio de todos en la banda y poner a prueba los nervios de varios.
(Gustavo) Si bien yo ya tenia experiencia de haber estado en un estudio en el año 91, esta vez me superó y me exigió al máximo. Tanto es así que me obligó a perfeccionarme y ahí sacamos a relucir trapitos y descubrimos distintas facetas de cada uno. Creo que nos unió mucho mas.
(José) Fue mi primera experiencia y realmente me asombré con el resultado que obtuvimos, así que espero repetirla el año que viene, con el segundo disco.

(El Acople) ¿Al estudio fueron con la idea clara de lo querían hacer o con la intención de "que salga lo que pinte"?
(Pablo) Casi todos llegamos al estudio suponiendo que sabíamos qué hacer, con los temas casi arreglados de comienzo a fin, y a pesar de que tuvimos que aprender mucho, el trabajo fue muy ordenado y minucioso. Hay que destacar la colaboración de Pablo Rabinovich que colaboró mejorando y proponiendo arreglos y que realizó su trabajo de ingeniería de manera impecable. También se incorporaron muchas cosas que surgieron creativamente en las sesiones de grabación.

(El Acople) ¿Qué escuchan cuando ponen el cd en su casa?
(Pablo) Es bárbaro escucharlo en tercera persona y poder apreciarlo a cuatro pasos de distancia.
(José) Un trabajo impecable.
(Gustavo) Siempre trato de escucharlo con alguien al lado. Disfruto ver a la gente moviendo el pie al ritmo de la música, o tarareando algún estribillo, “eso me llena el alma” (se refiere a la letra de uno de los temas del primer disco).

“Es música para celebrar la vida”
(El Acople) ¿Puede ser que a pesar de la oscuridad que sugiere el nombre "Anonimato" la música que proponen muestre una frescura que sorprende?
(Pablo) Nuestra música es fresca, porque la inspiración para hacerla no viene desde la depresión ni el desenfreno. Es música para “celebrar” la vida. No somos un grupo de muertos-vivos, ni un grupo de desenfrenados. Somos un grupo de personas que sabe disfrutar la vida incluso con las terribles limitaciones que te imprime el entorno. Y eso es lo que tratamos de transmitir.
(Gustavo) También queremos sorprender y borrar la oscuridad que hay dentro de la gente.

(El Acople) ¿Puede ponérsele algún rótulo musical a lo que hacen?
(Pablo) Descreo de los rótulos. Creo que son sólo para armar catálogos de venta. Desde ese punto de vista, no me preocupa mucho. Podríamos decir que Anonimato, en realidad, es una fusión de estilos muy particular, pero no encuentro alguna banda para agrupar junto a la nuestra.

(El Acople) ¿Qué aspecto sería el novedoso de "Anonimato"?
(Pablo) Novedoso en la música no hay nada. Desde hace unos dos siglos que está todo dicho. No hay ninguna combinación melódica ni armónica que uno toque que no haya sido compuesta por un clásico. Mi máxima ambición es que la gente que nos escuche disfrute el momento y celebre la vida con nosotros, ese rosario de hechos cotidianos en el cual escuchar a Anonimato sea un momento grato más.

(El Acople) ¿Y qué sigue ahora?
(Pablo) A corto plazo queremos seguir presentando y produciendo nuestro álbum debut. Para 2005 esperamos grabar el segundo material, sobre el cual ya estamos trabajando. A largo plazo, esperamos poder marcar nuestra huella -grande ó pequeña- en la música.


RECUADRO: Dejando huellas
Además de la merecida confianza que la banda tiene en su futuro, hay una confianza especial que divulga a los cuatro vientos. “Nuestro disco marcará un hito!”. Pero, ¿por qué?

(Pablo) Te puedo responder con otra pregunta: ¿hace cuánto que no escuchás un disco debut de esta calidad que no esté compuesto por compositores profesionales, arreglado por arregladores profesionales y producido una discográfica? Para nosotros ya es un hito haber conseguido un disco así, en base a sacrificio personal y dedicación, sin ninguna de las ayuditas que mencioné.
(José) Porque hasta ahora nadie hizo este estilo de música. Fijáte que muchas bandas “copian” estilos que no son propios. Escuché muchas agrupaciones pero ninguna con nuestro estilo musical.
(Gustavo) Además, porque hay una porción del planeta que estaba esperando nuestra música. Cada vez que alguien escucha el disco, lo vuelve a escuchar y a escuchar y se engancha mucho; gente que ni conocemos nos manda mensajes diciendo que se contagian de los temas y que se les pegan. Por eso y por la fe que le tenemos a este material es que ¡marcaremos un hito!


Fecha de nacimiento:
2003

Cantidad de integrantes:
Siete

Cantidad de discos:
Uno, y otro en camino

EL detalle:
Se acaba de editar la segunda edición del cd debut

Sitio para contactarlos:
www.anonimato.com.ar

Entrevista: Nacho Girón (Redacción de El Acople)