En un encuentro propiciado por el Si!, María Kodama y Abril Sosa hablaron de su gran pasión: Jorge Luis Borges.
Txt. Nacho Girón
Especial para Clarín



"Acá te traje unos cedés, es rock, no sé si es la música que te gusta". "¡Me encanta, como le encantaba a Borges!". "¡Entonces vamos bien!". En el caserón donde funciona la Fundación Internacional que lleva el nombre de Jorge Luis Borges, su viuda y un rockero se saludan por primera vez. Ella, María Kodama, profesora de literatura y heredera intelectual de uno de los autores decisivos del siglo XX: traje gris, combinando con su pelo, y zapatitos brillantes. El, Abril Sosa, músico, ex batero de Catupecu Machu y líder de una banda exitosa llamada Cuentos Borgeanos: pantalón de corderoy ajustado, remera y pelo con gel. "Para Borges, las palabras tenían un ritmo y una música propia. Por eso me interesaba que tu banda no musicalizara directamente sus textos. ¿Qué tipo de homenaje le hacés?", dispara Kodama, divertida.
A: -En realidad no hay algo muy intencional. Uno nunca se da cuenta qué es lo que lo inspira a escribir letras, pero para mi sorpresa varias veces me di cuenta que hay toda una visión borgeana en eso que sale. ¿Sabés que a nosotros a veces nos catalogan de "rock literario"? Y no nos gusta.
K: -Je, je. A Borges también lo clasificaban. No puedo creer cuando dicen que él era de tal o cual manera. Era, como todos nosotros, complejo. Decían que era infeliz. ¡No! ¡Era feliz e infeliz como cualquier persona! La gente a veces es muy cerrada...
A: -...y limitada. Me dicen "rock literario" y me imagino unos flacos que juegan al ajedrez en el camarín. Pero nuestra música tiene mucho de literatura. Al principio nos llamábamos "El jardín de los senderos que se bifurcan".
K: -De senderos...
A: -Sí, de senderos que se bifurcan. Era muy muy largo para una banda, entonces quedó Cuentos Borgeanos. Parte de una admiración personal por Borges. Comencé a leerlo a los doce años. Un amigo me regaló una edición vieja de Ficciones (1944). La tengo media rota, de tanto leerla.


-¿Sorprende que en 2007 exista una banda como Cuentos, María?
K: -Me parece fantástico que existan expresiones así. Quiere decir que, a pesar de que lo sentimos un momento lejano, hay gente que va a ser la continuidad, que va a seguir creando cuando nosotros no estemos. En esas cosas uno puede ver que la obra de Borges se abre a diversas disciplinas.
A: -A nosotros nos pasa que vienen fans y nos piden autógrafos en un libro de Borges.Nos sentimos justificados, por lograr que lleguen a él. ¡Ahora falta que vos firmes discos nuestros!


-¿El rock es tan cultura como la literatura y otras artes?
K: -Sin dudas. Toda la cultura debería reunirse en una forma armoniosa: la música es cultura, la literatura también, y así. Eso Borges lo sabía muy bien. Escribía, pero le daba su merecido espacio a la música.
A: -Yo siento que la música está en el mismo nivel de profundidad de lo que te puede trasmitir un cuadro o un libro. Igual en Argentina hay muchas bandas de rock que están lejos de ser cultura. Los textos de Borges y los jóvenes deberían tener buena relación.
K: -Completamente, porque su obra tiene toda esa cosa de imaginación, que es propia de la gente joven. La gente cuando crece pierde la imaginación y se vuelve más cerrada. Va irritándose. Y eso a Borges nunca le sucedió. Lo que transmitía era tan fuerte y tan vivo que era imposible imaginar que era una persona que estaba grave. Mis amigas, cuando era adolescente, me decían cómo me podía encerrar con un viejo toda la tarde, con los laberintos, los espejos. Y yo les decía que vinieran cuando quisieran. ¡Era divertidísimo!
A: -¿Pero él se llevaba bien con los chicos?
K: -Con los niños no, no le gustaban tanto (risas). Con los adolescentes, bárbaro. Toda la complejidad que tenía en la escritura no la tenía en las relaciones. Siempre estaba pegado a los jóvenes.
A: -¡Guau! ¿Por qué no nací quince años antes? Tal vez hubiera podido charlar con él, igual no sé si le gustaría que una banda de rock lleve su nombre. Igual a veces pienso que Cuentos Borgeanos es un grupo de buen gusto y que por eso, si él lo pudiera escuchar, no se horrorizaría tanto.
K: -¡Para mí se divertiría mucho! Estaría contento de escucharlos.
A: -¿Sí? Menos mal. Me alegra y me emociona escucharte decir eso. ¿Te podemos avisar cuando haya un concierto?
K: -Dale, me encantaría. Avísenme, por favor.
A: -Al menos para que vengas a un lugar agradable. No te voy a llevar a un lugar con toda gente saltando&
K: -¡No hay ningún problema! Si es buenísimo eso& ¡el rock es buenísimo!


BORGES Y LOS ROLLING STONES
¿Te imaginás a Jorge Luis Borges coreando Satisfaction? "Le gustaban mucho los Beatles y los Rolling. Y era especialmente fanático de Pink Floyd", cuenta María Kodama, rockera de alma que asegura haber bailado muy bien sus ritmos. "Lo que más le gustaba era The Wall. Como odiaba el feliz cumpleaños, ¡en sus aniversarios lo poníamos de fondo! Decía que cuando escuchaba cosas así sentía como que se cargaba de fuerzas". Y aunque esa energía lo llenaba de vida, prefería la música del exterior: "Charly García le parecía muy& ¿cómo me decía? Desacomodado. Gustaba más del rock de afuera". En el restaurant de un hotel de Madrid, un flaco alto se arrodilló a su lado. "¡Maestro, yo lo admiro! ¡Leí toda su obra!", le dijo. "¿Quién es usted?", respondió Borges. "Me llamo Mick Jagger". "¡Ahh! ¡Uno de los Rolling Stones!", remató nuestro escritor. "Fue muy divertido: Jagger casi se desmaya cuando lo reconoció. La verdad, esa anécdota no me la olvido más".