En su primera entrevista después de dejar Arbol, explica su alejamiento y anticipa una carrera solista "donde la gente que venga a verme no me elija por inercia".
Txt. Nacho Girón
Especial para Clarín

Sábado a la noche. Frente a unas cien personas, el cantante y multi-instrumentista arenga a los dispersos. Quiebra la línea que separa a los músicos del público. Busca a los que miran con cara de no se qué. Incita el pogo. Se prende del violín y la trompeta. Y contagia una estrofa punk sobre una guitarra furiosa, la misma frase que tienen las remeras de su banda: "¡Edu puto!". No es el Mocambo, ni siquiera el Cemento pre-Cromañón: es el primer recital del ex Arbol en el Salón Pueyrredón, uno de los reductos que vio todas las etapas de su carrera. "Es todo al revés de lo que me pasó en los últimos años. Antes de salir al escenario escuchaba un montón de gente y me iban a aplaudir aunque me tirara un pedo. Ahora hay muchos menos y tenés que salir a ganártelos", compara contento.

Lunes. Siete de la tarde en una pizzería de Chacarita. El cantante y multi-instrumentista no grita, no salta ni hace la vertical: el Edu Schmidt fuera de contexto musical es calmado y monocorde. Después de una década en la autodenominada "fábrica de canciones", y a un año de su alejamiento, empezó una nueva etapa a la que le cuesta llamar solista (ver recuadro). "Celebro mucho que ellos estén sacando un disco y que yo esté tocando. Algo que podría haber sido una tragedia, terminó bien", acepta. ¿Cómo llegaron a este punto? "Las causas son muchísimas. Cosas personales. Tiempos que necesitaba para mí y la familia. Cosas afectivas muy fuertes. Y un ser coherente como artista: uno no puede fingir que la está pasando bien sobre un escenario. Necesitaba un tiempo que ellos no necesitaban, y no podía tocar más". ¿Problemas de plata? "En mí, no fue un factor. No quería terminar siendo un infeliz con guita. Por suerte, tuve síntomas que me sirvieron de alarma". ¿Problemas de cartel, tal vez? "Siempre respeté la situación de grupo y fui el que más bogó para que se escucharan todas las voces. Y no puse mi imagen sobre la banda".

-Tus ex compañeros destacaron un nuevo "replanteo democrático" y dijeron que ahora la consigna es no imponer nada y trabajar más en equipo. ¿Antes no era así?
-Siento que no había problemas. Evidentemente era un persona que cantaba, que daba la mayoría de las notas, que tenía la mayor cantidad de composiciones& son un montón de espacios. No creo que haya hecho algo en contra de la democracia. Igual, dejar la banda fue una de las decisiones m{as difíciles que tomé como artista, pero no lo veo muy diferente a animarse a hacer una chacarera en los noventa.

-En tus primeros shows estás tocando lo más punk de Arbol. ¿Declaración de principios?
-No sé. Tal vez estaba cansado de la onda Little Dreams y necesitaba rockearla un poco más, aunque hacer canciones como esa también fue una actitud rockera. Igual, el que sabe quién soy sabe que en tres meses la onda de lo que estoy haciendo puede ser muy distinta.


EN LA RED
Ya colgó tres de los diez temas que tiene demeados. El objetivo es llegar a armar un disco para el 2008. "Nadie me corre, así que no voy a apurar a las canciones. Un disco no me va a salvar la vida ni me va a pagar las cuentas de mi casa".