El baterista todo-terreno ahora se luce en la banda de Gustavo Cerati.
Txt. Nacho Girón
Especial para Clarín
El flaco que espera en el bar es Fernando Samalea. Pero lo que en otra ocasión puede resultar obvio, aquí toma forma de extraño chiste sin gracia: desde ¡1984!, el actual baterista de Gustavo Cerati tiene un anónimo doble que se auto-adju dica todas las acciones del verdadero Samalea. "El tipo empezó cuando yo era realmente under y ni siquiera había grabado un disco, así que son más de veinte años de perseverancia", concede sobre su bis. "Hizo cosas insólitas como entrar a una fiesta y hacerse anunciar por parlantes. ¡Y yo que soy el más tímido!", se ríe por no llorar.
Si a lo largo de su historia tocó con innumerables artistas (desde Andrés Calamaro hasta Charly García, pasando por Sabina y los Kuryaki), el nuevo año lo encuentra más hiperactivo que nunca: gira por el mundo con el ex Soda Stereo, prepara otro cd-cuento solista (Indique su destino), comparte veladas "fortuitas y no tanto" con Say No More, se codea con Gastón Pauls para un documental sobre el Padre Mujica y afianza relaciones con Rosal y No lo soporto. "El día es largo y la verdad me alcanza. Además, la vida de músico te permite estar siempre de vacaciones. No es que llega el verano y te vas a alguna parte; en realidad te estuviste yendo todo el tiempo. En una oficina, estoy frito".
—Siempre decís que tus proyectos personales no son para trascender a nivel masivo. ¿Resignado?
—Es que me gusta ser consciente de que lo mío es un proyecto muy chiquito y elemental. Mantenerme en plan minimalista es lo que me permite tener muchas actividades y disfrutar de más cosas, porque al fin y al cabo algo que es muy masivo te puede terminar consumiendo.
—¿Te sentís algo así como un virtuoso en todos los grupos por los que pasás?
—Prefiero a los músicos que tienen personalidad antes que a los virtuosos. Si se dan las dos cosas, mejor. En mi caso, no me considero virtuoso , pero me puedo definir como un baterista de canciones y con personalidad propia.
—Venís de otra época, pero tocás con bandas nuevas. ¿Enseñás o aprendés?
—-Siempre trato de estar muy atento a la nueva música. Toco mucho con No lo soporto, por ejemplo, y yo podría ser el papá de esas chicas. ¡Los números dan! Pero es más lo que aprendo que lo que puedo enseñar.
—¿Estás en el mejor grupo que haya formado Cerati?
—No soy la persona para decirlo, pero igual creo que Gustavo siempre supo armar muy buenos grupos para el sonido que buscaba. Ahora hay tanta química que en los ensayos siempre nos colgamos zapando y armando nuevas ideas que ya tiene como para un futuro disco.
—Gustavo despierta tanto fanatismo como rechazo. ¿Cuál es la opinión que más escuchás?
—Lejos de parecer una persona retro, para la juventud Gustavo es un tipo que mira para adelante, hiper futurista y entusiasta. Cerati y su último disco ya entraron en el inconsciente colectivo: sólo hay que fijarse en los fotolog o en los nick de los jóvenes y descubrir que mucha de las frases que se usan son suyas. Es un capo, sin discusión.