La reglamentación de una vieja ley relacionada con el ambiente musical provocó una interminable puja de posiciones y grandes vaivenes: reglamentación, largos debates, derogación y finalmente, un nuevo proyecto. Detalles de un conflicto que paralizó y reagrupó a los músicos argentinos.
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¿Ser músico es una profesión o una manifestación artística que se aprende en modalidad de oficio? ¿Alguien podría tener la capacidad de decidir quién es un verdadero músico y quién no? ¿A partir de qué criterios se haría la selección? La reglamentación de una vieja ley reavivó estos y otros interrogantes (parecidos, a veces, a las dudas sobre el huevo o la gallina) y terminó dividiendo las aguas del ámbito musical.
En los últimos meses, el “Estatuto Profesional del Músico” (sancionado en 1958 pero reglamentado por un decreto del presidente NESTOR KIRCHNER en mayo de 2005) provocó serios debates a raíz de sus artículos; es que aunque por un lado apunta a consolidar un régimen legal de trabajo, también impone una matriculación obligatoria y sólo le permite otorgar licencias a las entidades gremiales, siempre y cuando se tenga el aval de una mesa examinadora. En otras palabras: para ser reconocido como músico, la ley 14.597 exige el visto bueno de una comisión integrada por diferentes artistas.
Por estos motivos, y en un abrir y cerrar de ojos, empezó una espiral de debates interminables (con algunas buenas justificaciones en contra y a favor) que enfrentó a los llamados “músicos autoconvocados” o “independientes” con los artistas que están conformes no sólo con la ley sino también con la forma en la que se manejan los actuales gremios (como el Sindicato Argentino de Músicos). ¿Qué son los gremios asociados a la música? Tal como sucede con cualquier rama laboral, representan a determinadas fracciones de asociados. ¿Y qué son los músicos independientes? Los que precisamente se mueven por sus propios medios, se autoproducen y evitan todo condicionamiento gremial o discográfico.
“En la primer reunión de la mesa examinadora dejé bien claro que la mayoría de los rockeros no leen partituras, no saben leyes de armonía, que aprenden zapando, y que yo no iba a coartar la posibilidad de trabajar a nadie porque no supiera de corcheas, bemoles o acordes de novena”, manifestó en una carta abierta MIGUEL BOTAFOGO, que había sido designado por la Secretaría de Cultura como uno de los encargados de evaluar la idoneidad de los que quisieran conseguir su credencial de músico. “La ley y la matrícula le muestran a la sociedad que somos profesionales, y esto les debería interesar a todos los estilos no académicos para que nos dejen de mirar por arriba del hombro”, remarcaba.
“Se pretendía llamarnos trabajadores pero antes había que pagar y sacar una credencial -argumenta GASTON NIEVAS, uno de los referentes para los autoconvocados-. Además no hay que ser muy ducho para entender que una ley que fue formulada hace 50 años está fuera de época”.
Ni lerdos ni perezosos, unos mil músicos independientes –entre los que hubo figuras mediáticas como CALAMARO, TERESA PARODI o VICENTICO- concretaron una gran reunión en el recuperado hotel Bauen y dejaron en claro que son una fuerza que crece, sobre todo en un mundo donde cinco compañías dominan el 80% del mercado planetario de discos. Allí hubo dos objetivos concretos: acabar con la ley, y empezar los esbozos de una reglamentación renovada “que contemple a todos”.
Después de varias idas y venidas, el pasado 22 de mayo KIRCHNER juntó a más de 40 músicos en la Casa Rosada y derogó el decreto que firmó en 2005. Gol para los independientes, que ya están trabajando agrupados por comisiones para darle forma a otro proyecto de ley.
Si bien las nuevas ideas todavía se plantean con una solidez incipiente, GASTON NIEVAS destaca las prioridades: eliminar el I.V.A de las entradas para los shows (lo mismo que ya consiguieron los actores), implementar nuevas clasificaciones de los lugares para tocar (“así los más pequeños pagan menos y nos cobran menos”), crear un circuito de música pedagógica en los colegios y tener en cuenta las problemáticas de todas las regiones del país.
Para todo esto, claro, las reuniones recién comienzan. Pero las intenciones parecen estar firmes: “Estamos volcados en hacer algo ahora… sino, pasarán 50 años más”, remata GASTON.
Nacho Girón (Redacción de El Acople)