No olvidar, siempre resistir

La televisión nos bombardea de bronca y desinformación, la mayoría de las radios hablan con "fuentes calificadas" para esclarecer el caso, la prensa gráfica manda derecho al papel todo lo que pasa por sus redacciones, con el riesgo que eso implica. ¿Cómo encarar esta nueva etapa post-30 de diciembre? ¿Cómo encontrar el equilibrio entre aceptar cambios y no perder el rock?
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En la puerta de República Cromañón, a pocos minutos de empezado el incendio, los bomberos buscaban linternas que nunca llegarían, los fotógrafos empujaban todo lo que se les pasara por delante y la policía intentaba toscamente vallar la zona. Mientras tanto, la gente que iba recobrando la respiración y los que se acercaban de manera espontánea, se abalanzaban al interior del lugar para rescatar a amigos y familiares y a personas que jamás habían cruzado en sus vidas.

Además, Ciro Pertusi de ATTAQUE abandonaba su bicicleta en un rincón y averiguaba cómo podía dar una mano; Tanque y Tete de LA RENGA llegaban para auxiliar a cualquier herido que se apareciera; y Pato de CALLEJEROS, quemado del ombligo para arriba, entraba y salía arrastrando pibes desde las profundidades de Cromañón.

Y en ese mismo instante, en ese momento en que el humo lo cegaba todo y los gritos descontrolados quebraban el corazón de buena parte del país, muchos entendían que este “Día D” del rock no sólo cambiaría para siempre la forma de festejar la música sino que también daba conciencia a muchos de lo importante que es encarar esta nueva etapa con las ideas claras y con la responsabilidad de hacer autocrítica.

Gente rockera, no nos mintamos más: jugar con la bronca y el dolor es una forma de evasión que demuestra pereza mental y falta de compromiso. Esa actitud parecen haber tomado quienes en vez de proponer cambios inteligentes que apunten a la educación y a la concientización, se lavan las manos y sólo suspenden los recitales en locales cerrados. ¡Como si eso fuera a cambiar algo!

Para muchos la música es uno de nuestros tesoros más preciados. “Música” no es sinónimo de algo negativo como quieren hacernos creer. Al contrario, “música” es una de las formas más lindas de pasar la vida, es un espíritu que anima los cuerpos y que entretiene a millones en todo el mundo. No la perdamos, pero seamos capaces de modificar ciertas reglas para no perder ése espíritu genuino y poder arrancar desde cero con la misma pasión. Léase bien: volver a remarla con la polenta que nos caracteriza pero aceptando que para el bien de todos van a cambiar algunas cosas: ¿una paradoja? No, un deber.

En momentos en donde se buscan culpables y responsables, donde la impotencia nos invade a todos, dejemos para la justicia lo que es de la justicia y tomemos nosotros la posta que pueda hacer la diferencia. Hace años prendía bengalas; era parte del ritual. Hace unas semanas sólo las festejaba y creía que eran condimento fundamental del rock. Hoy, no quiero volver a verlas nunca más.

Estoy completamente seguro que ahí radica nuestra obligación: reconocer la irresponsabilidad, abrir bien los ojos en cada recital, reconstruir lo que queda en el rock y marcarse a fuego la inscripción “jueves 30”. Que las víctimas no se recuerden en el próximo incendio sino cada mañana. Acompañemos, marchemos al lado de las familias danmificadas y de la música, pero asegurémonos que lo de Cromañón no vuelva a suceder jamás.

Nacho Girón (Redacción de El Acople)