La enorme cantidad de jóvenes vestidos con colores chillones y gorros a lo Marquesi, y las numerosas familias presentes para disfrutar una noche de reggae en plena Capital Federal, entraron automáticamente en una larga carcajada luego de anunciarse por parlantes que estaba prohibido fumar adentro del estadio. ¡Ja! Y no era lo único distinto en un Luna Park que se armó como si fuera un enorme teatro; el gran hall (¡con escaleras incluidas!) situado en el centro del lugar, llevaba a los que habían pagado plateas a sus correspondientes butacas mientras en el fondo, bien al fondo, la gente que había abonado populares intentaba ubicarse para ver de la mejor manera.
Ante la explícita prohibición al pogo, todos se conformaron saltando sobre sus asientos o empujando con precaución al vecino mientras sonaba la incontenible "No me pares", que dio el puntapié inicial al último show de la larga tanda del pájaro multicolor en el mítico estadio porteño.
Poder de evolución deben tener LOS PERICOS, que arrancaron con un sonido digno de una lata de duraznos, y terminaron con máxima potencia haciendo retumbar cada instrumento en el oído de los seguidores, estuvieran donde estuvieran.
Poder de selección, ¿por qué no?, al mechar a lo largo de su presentación clásicos de todas las épocas que hicieron estallar a picos eufóricos los cantos de la gente. Así sonaron "Párate y mira", "Nada que perder" (con Juanchi Baleirón moviendo su cabeza como poseído), "Runaway", "Mistyc love" (que incluyó un agradable arreglo final con el tema de CHARLY GARCÍA, "Yendo de la cama al living"), "Torito", "La hiena" y "Jamaica reggae", entre muchos otros.
Entre hit y hit, la banda que a partir de 1987 desató una verdadera fiebre del reggae en Argentina, fue regalando canciones de su último trabajo Desde Cero. Ya sea durante "Bajo la lluvia", "Complicado y aturdido" o "Babel", no importaba, BAHIANO caminaba de punta a punta del enorme escenario agitando a la gente y generando un ambiente más familiar.
Poder de creatividad también lograron LOS PERICOS, llegando a través de la simpleza a crear momentos únicos. Como cuando ingresó de invitado en medio de una interminable ovación, el talentoso RICARDO MOLLO, quien punteó como sólo él sabe en "Mi flor". El violero de DIVIDIDOS participó también del momento más alto de la noche, una zapada con base funk-reggae que mutó en jazz para finalmente terminar con otro deleite por parte de MOLLO. Creatividad, también presente en "Su galán", en la que los músicos intercambiaron instrumentos y roles, o cuando JUANCHI y el BAHIANO hicieron una versión acústica, muy aceptada, de "Waitin´".
Poder de transformación, sin duda alguna, cambiando de manera rápida el escenario en un pequeño bar; amontonados y con banquetas, hicieron versiones íntimas de temas como "Cerca de mí" y "Pupilas lejanas".
Y si a todo eso le faltaba algo, el poder de cierre coronó la velada. BAHIANO golpeaba su pandereta en "Hace lo que quieras", y caminaba entre la gente en "Eu vi chegar", al tiempo que el ambiente se hacía más intenso y la energía fluía de cada alma. Después de la presentación de los integrantes, "Casi nunca lo ves" logró sobrepasar el nivel de adrenalina que se había vivido hasta el momento.
¿Se van, no se van? La realidad era que la gente coreaba aunque el telón ya estaba cerrado. "Los pericos, es un sentimiento, no puedo parar" o "una más y no jodemos más" lograron que la agrupación saliera para despedirse con todo un arsenal. "Movida rastafari", "El ritual de la banana" y... "Home sweet home" redondearon una actuación que comenzó desde cero y se ganó una calificación muy aceptable.
Muchos años han pasado desde aquel 10 de junio del año 1994, fecha del primer show de LOS PERICOS en el Luna. En esa ocasión, teloneando a los noruegos A-HA, parecía imposible llegar a tocar algún día en ese mismo lugar, pero presentando un disco y demostrando el poderío de una banda que se hizo de abajo. Los tiempos cambiaron, y el sueño está hecho realidad.
Nacho Girón (Redacción de Generación Músicos)