La ex cantante de Entre Ríos regresó a su primer amor: el dibujo. Ahora está nominada a los premios Hans Christian Andersen. Y dice: "El dibujo es mi esposo y la música, mi amante".
Txt. Nacho Girón
Especial para Clarín
Se llena las manos con libros de todos los tamaños, hojas escritas a mano, dibujos tan disímiles como coloridos y también con algunos discos. Es que desde el silencio de su estudio artístico, ella supo convertirse en una mujer extremadamente prolífica: sus ilustraciones y textos para niños la llevaron a ganar premios por todo el mundo y hasta a ser nominada para los Hans Christian Andersen 2006, el galardón más importante de la literatura infantil; sus cómics y poesías se venden como pan caliente; y su paso como cantante del grupo pop Entre Ríos la convirtió en una de las voces revelación del nuevo milenio. “Si sos más o menos fiel a vos mismo y hacés lo que te parece bien, ya está”, se confía.
Nacida en el seno de una familia de artistas, descubrió su vocación desde chica y así terminó estudiando Bellas Artes. “Por suerte, no crecí en una casa donde querían que fuera médica. Y si les traía buenas notas y un buen dibujo, me felicitaban por el dibujo”, explica Isol. Cuando terminó sus estudios trabajó como creativa publicitaria en horario de oficina y luego se volcó a una pasión difícil: la creación de libros-álbum, cargados de ilustraciones y palabras que no son sólo para nenes. Ella se ríe: “Lo que hago les gusta a los chicos pero también a sus padres. ¡Aunque tengo que reconocer que son padres medio progre!”. De todas formas, piensa que los sub-10 llevan el verdadero estandarte de la creación artística: “Sigo manteniendo el espíritu del niño, la extrañeza que tienen hacia el mundo, su simpleza, su desprejuicio, su variedad de matices para ver la realidad”.
Pero no sólo de dibujos vive esta persona de altura minúscula y voz delicada. La música también la encontró de pequeña y la llevó a ser la soprano de la banda barroca-renacentista The Excuse y la única voz de Entre Ríos, con quienes grabó todos sus discos pero no tuvo el rol de compositora. “En esa época empecé a hacer muchas cosas a la vez y los integrantes de Entre Ríos querían dedicarse full-time al grupo”, recuerda Isol. “Pasamos de ser una banda de fin de semana a crecer, tener giras y demandar una cantidad de trabajo que me impedía seguir con mis otros costados artísticos. Yo tenía otra pasión que competía con la banda y eso generó una especie de resentimiento”. ¿Se fue o la fueron? “Cuando me puse a pensar en irme ellos también me dieron a entender que me vaya”, aclara. Y agrega que desde ahí empezó a componer, a grabar y a ser más libre: “Igual recién hace seis meses hice mi primera canción, así que la guardé para un incipiente proyecto junto a mi hermano (Federico Zypce). Antes no creía que fuera capaz de crear música”.
Isol está muy conectada con el rock. De hecho, sus primeras historietas se basan en un puñado de canciones de Nick Cave, a quien llegó a conocer personalmente durante una de sus visitas a Argentina. Pero cuando se le pregunta si se siente rockera, ella contesta que todo le parece “una gran pose”. Y compara: “Los ilustradores son personas bien diferentes, pero en el rock es al revés. ¡Parece que para ser rockero todos tienen que ponerse los mismos lentes! A mí me entusiasman tipos como Anthony & The Johnsons, ¡y seguro que si va a Pachá no lo dejan entrar!”. Aún así, ¿qué es lo importante a cualquier nivel artístico? El tiempo y la tranquilidad. “Me muero si tuviera que llevar la vida alocada de Miranda!, y eso era justamente lo que se buscaba en Entre Ríos”. ¿Y qué lugar ocupan cada una de sus pasiones? “Lo pongo en términos amorosos: el dibujo es el esposo de toda mi vida, y la música es mi amante”.