Fue una excelente elección. Si total, ellos lo acompañaron toda su vida y fueron los que lo impulsaron a cambiar sus estructuradas bases musicales por algo más acorde a sus necesidades. En definitiva, los BEATLES hicieron de él una persona "madura", aunque sea, en cuanto a música respecta. Entonces, qué mejor manera de abrir el espectáculo armado para festejar los 52 años de CHARLY GARCÍA, que con el nunca mejor elegido "Birthday", perteneciente a la inolvidable agrupación británica.

La espera había sido larga -el show estaba programado para las diez de la noche y terminó empezando dos horas después- pero todos los que colmaban El Teatro seguían firmes en su dulce espera. Luego de recibir a todo tipo de personalidades en su departamento de Palermo, de codearse con Susana Giménez y de llegar tranquilamente en limusina a Federico Lacroze y Alvarez Thomas, CHARLY estaba preparado para dar un potente recital, a su manera.

Nadie suponía que el brillante músico sólo terminaría interpretando ¡catorce! temas, interrumpidos en el medio por un largo intervalo. Alternando constantemente en teclado y guitarra, CHARLY tocó en la primera parte diez canciones casi sin respiro, entre las que se destacaron "Cerca de la revolución", "I´m not in love", "Llorando en el espejo" y la siempre emocionante "Seminare". Justo antes de la pausa, llegó "Demoliendo Hoteles" para romper todo: primero fue un teclado el que se reventó contra el suelo y finalmente la viola, previos golpes contra los amplificadores, terminó siendo arrojada al público que se la disputó a las trompadas durante un largo rato.

CHARLY volvió a escena para regalar otros temas de su extensa discografía, pero aprovechó para presentar algunos de su tan esperada nueva placa, Rock And Roll Yo, que ya se encuentra a la venta. La canción que da nombre al disco y "El amor es lo que el amor necesita" fueron los que arrancaron más aplausos en el día del cumpleaños del maestro GARCÍA. Gran parte de la potencia y energía del show se debió a la banda chilena que acompaña a CHARLY desde hace más de dos años y a HILDA LIZARAZU, quien secundó al cumpleañero a la perfección.

El striptease ya era un hecho, la ropa del músico que marcó y sigue marcando una trayectoria en Argentina, volaba por los aires. Los apretados calzoncillos eran lo único que cubrían a CARLOS ALBERTO GARCÍA LANGE a la hora de retirarse del escenario, tras haber tocado tan solo una hora. Lo que parecía ser un nuevo intervalo se diluyó rápidamente y se convirtió en el final de una noche larga que podría haber rendido muchísimo mejor.

Nadie estaba serio ni disconforme en los alrededores de El Teatro porque "el aguante" es así. CHARLY festejó a su manera: hizo lo que quiso pero trajo pieles de gallina, euforias generalizadas y actitudes say no more. Es verdad, tocó poco, se retrasó, supo perder el ritmo y volver a encontrarlo, supo gritar, descontrolarse y romper sus propios instrumentos... pero son lujos que solamente algunos genios pueden darse a los 52 años.

Nacho Girón (Redacción de Generación Músicos)