Una noche de la cabeza

BERSUIT VERGARABAT llegó al histórico Luna Park por primera vez en catorce años de trayectoria y lucha. Un show de características increíbles, con un sonido inmejorable y con todo el aguante de la gente, que comprobó por qué la banda llegó tan alto.
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“Dale, ¡apúrense que llegamos tarde!” le digo a mis amigos mientras agarro las entradas y las cuento para ver si faltaba alguna. A paso rápido llegamos al subte. Unos minutos y el transporte viene, y con él llega también la alegría; adentro la gente estaba cantando acumulada en un solo vagón en donde había una mini-batería, percusión, armónica, guitarra y un par de vocalistas haciendo “Murguita del sur”. Cuando paramos en la estación indicada, los músicos, sin pedir un centavo, juntaron sus cosas al grito de “¡vamo´ la Bersuit carajo!” y se fueron para el recital al igual que nosotros. Fin de la fiesta suburbana. Principio de la fiesta en la luna.

Nueve de la noche pasadas en las puertas del Luna Park. Chicos y chicas jóvenes con remeras negras, cerveza en mano y algún cigarrillo encendido, haciendo cola para entrar. Todo es puro fanatismo, se escuchan cantitos alegres y mucho murmullo. Algunos llegan caminando, otros en bondi, unos pocos en auto... pero nos une un mismo sentimiento. La “monada bersuitera” va poco a poco, eligiendo el mejor lugar en donde se iban a vivir dos horas y media de arte puro. El lugar colmado. “Olé, olá, de la cabeza con Bersuit Vergarabat” se escapa de cada boca presente.

Adentro el calor es casi asfixiante, ¿qué importa?. Gente que ni siquiera conozco me ayuda a colgar “el trapo” en una de las populares...

BERSUIT... y punto
Ya me saqué la remera y la revoleo de lado a lado, como todos. Miro la hora y son las diez; levanto la mirada y se apagan las luces. Gritos, alaridos, euforia y emoción para ver un video con imágenes únicas sobre la historia de la banda. Sin darnos cuenta, van entrando sigilosamente al escenario Juan, Carlitos, Albertito, Oski, Pepe, Cóndor y Dany. Termina el video y el Pelado completa el equipo de los pijamas.

Sin que mis oídos puedan creerlo escucho el primer regalo de BERSUIT, sí, ese tema que no tocan nunca y que tanto nos representa: “Como nada puedo hacer (puteo)”. Un huracán de alegría invadía el legendario Luna Park... y claro, no se llega tan fácil acá. Siguen la psicodélica “Desconexión sideral”, la oscura ironía de “La vida boba” y la hiperkinesis de “El Gordo motoneta”. Aunque mis amigos ya no estaban al lado mío (alguna corriente poguera se los había llevado) alguien me dice: “y pensar que hace un año tocaban frente a 500 personas en Showcenter...”. Cuando intento responderle, él ya no estaba, ¿una mágica aparición, o sólo mi voz interior?.

Suena “El tiempo no para” y también el tema que nos hizo a todos una misma masa, “Negra murguera”. Y de verdad que el tiempo no paró, porque casi sin respiro entre canción y canción, Bersuit nos hizo sentir cada instante de sus 14 años de trayectoria: hubo momentos de fiesta, momentos de melancolía y relax, y momentos totalmente bersuiteros como cuando en “La petisita culona” subieron por lo menos treinta minas con esos atributos.

Mi emoción (y creo que la de la mayoría) hizo estallar el termómetro en la versión acústica de “Al fondo de la red”. ¿Qué, todavía hay más?. Una nueva obra maestra de Juan Subirá, “Convalecencia en Valencia”, y la romántica “Si amanece”. Justamente en este tema, una chica me pregunta, ¿me subís a caballito?. Y no fui el único en esta situación...

Después de un aplauso interminable, los músicos desaparecen algunos minutos; un buen momento para recuperar el aliento. Otra vez en escena, es el mismo Cordera el que nos moja un poco, al compás de los cantos desesperados, “¡Que tiren agua la p... que lo parió!.

Sin que a nadie le importe el cansancio, tanto la Bersuit como los que estábamos abajo saltamos los últimos temas, sobre todo el hit “Se viene” con el Mono (de KAPANGA), los cantantes de ARBOL y Limón García, como invitados al descontrol. Raúl, de 20 años, le dice emocionado a un amigo: “Hay que agradecerle a BERSUIT por este regalo inolvidable, esto fue increíble... tantos años de seguirlos a todas partes y ¡mirá donde están ahora! ¡Se lo merecen!”. Es un agradecimiento que resume el de todos.

A nadie le quedó dudas de por qué la banda es el fenómeno del momento. Unos minutos más tarde, mientras el calor iba desapareciendo, la gente se alejaba sin rumbo definido por Avenida Corrientes. Sin lugar a dudas, todos dejamos en el Luna Park un pedazo de corazón que va a volver a latir con la misma intensidad en las funciones agregadas para el jueves 17 y el sábado 19. Un sentimiento único, irrepetible, que puede durar toda una eternidad si logramos parar el tiempo aunque sea dentro de cada uno, aunque el tiempo no pare. Y eso, lo sabemos mejor que nadie.

Nacho Girón (Redacción de El Acople)