CIENFUEGOS, PEZ Y NATAS en Hangar

Las bandas, junto con VIA VARELA, SICK PORKY y SARATUSTRA, hicieron una verdadera maratón artística. Las bandas, de estilos y realidades distintas, supieron dejar todo en el escenario, frente a un público que no se cansó de aplaudir.
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Iba a ser una noche larga, con seis bandas que extorsionaron de sus instrumentos ritmos y estilos de los más variados. Frente a mucha gente desde temprano, las tres primeras fueron calentando muy dignamente el ambiente, y llevaron al público a lugares tan distintos como la fiesta, la emoción, o la simple escucha; fuertes aplausos y alientos no faltaron en ningún momento.

La tarea más difícil, en un Hangar que experimentaba con su sonido, fue para los cinco integrantes de SICK PORKY, la primera agrupación que subió al escenario. Tan solo algunas indicaciones para los sonidistas bastaron para mejorar notablemente el show, que tuvo su esplendor en temas como “La fuerza” y “Lobo solitario”. Prueba superada para los chicos, que cerraron con “Iván el rockero” y se ganaron el primer reconocimiento de la noche.

Un rato después llegaba SARATUSTRA, con saxos, trompeta, charango y percusión, que fusionados con el resto de los instrumentos formaron un cóctel lleno de alegría. “No fui yo”, “Boca de ganso” y “El soldado”, entre otros, terminaron de despertar a la gente que escuchaba, y el clima fue más fiestero todavía cuando empezaron a volar cientos de globos de colores por todo el lugar. Para despedirse, sonó “La camorra”, que con su pegadizo ska redondeó una actuación poderosa.

El tercer round estuvo protagonizado por VIA VARELA, que con actitud subió al ring a hacer lo que mejor sabe. Hangar escuchaba ahora un potente rock y mucha adrenalina de la mano de temas como “Chica Freud”. Por si fuera poco, la banda nacida en 1990, se dió el lujo de presentar algunos temas nuevos, como los contundentes “Caminero” y “La pasta”. Ya para el final, la canción que nos recuerda que tenemos que vivir con gloria, “O juremos” (con un solo de viola para no olvidar), y un cover de SUMO con saxo incluido: “Los viejos vinagres”, coreada por todos. Y sí, VIA VARELA había ganado la pelea.

Ya habían pasado veinte minutos de la una de la mañana, pero todavía quedaban cuatro horas de arte puro. Mientras tanto, el Señor Pogo no había llegado todavía… se estaba reservando para el final.

La aplanadora del stoner rock
Más elevados que metálicos, con cada nuevo show los NATAS se vuelcan un poco más a las zapadas larguísimas con letras mínimas y a cultivar ese mar eléctrico que hacen hervir a fuego lento. La batería que abre el camino y la guitarra y el bajo derriban todo lo que se les cruza... climas áridos e inconmensurables... psicodelia de la Edad de Piedra. Barriletes cósmicos, ¿de qué planeta salieron?

En Hangar su actuación se basó principalmente en el material de Corsario Negro, su última (y mejor) producción, por lo que tocaron “Planeta solitario” y “Pata de elefante” –la performance de Walter Broide en este tema es criminal-, aunque también hubo lugar para estrenos, como “Tormenta mental”, un cover personalísimo de “Brainstorm” de HAWKWIND que está incluido en “Sucking the 70´s”, uno de los tantos compilados internacionales de los que participaron.

El pez volador
PEZ hace muy poco dejó de ser un quinteto –formación que grabó los últimos discos de la banda- para volver a ser un trío, pero el sábado tocaron los tres integrantes clásicos (Ariel Minimal en guitarra y voz, Fósforo en bajo y Franco Salvador en batería y coros) con un nuevo tecladista y pianista que aportó nuevos colores a las canciones del grupo. Arrancaron con tres temas seguidos de “El Sol detrás del Sol”, su placa más reciente: la bucólica “Y cuando ya no quede ni un hombre en este lugar”, “Desde el viento en la montaña hasta la espuma del mar”, que en vivo tuvo más garra que la versión en estudio, y la aplaudidísima “Y las antenas comunican la paranoia como hormigas”. Los músicos de PEZ tienen la cualidad de ser virtuosos sin aburrir y suenan potentes y sutiles a la vez. Además, Minimal está cantando realmente bien, mostrando matices que antes no se veían.

Luego presentaron un par de temas nuevos (uno de ellos con un toque spinetteano), tocaron “Vientodestino en Vidamar” de Convivencia Sagrada –en este tema se extrañaron los vientos del quinteto, pero habrá que acostumbrarse- y la gran sorpresa: “Creo firmemente en la reencarnación y en mi próxima vida seré una hamburguesa con queso” (¡qué buen título!), de Cabeza, el primer disco del grupo (¿se acuerdan? El de los tres prepucios en la tapa). Cerraron con la imponente “Respeto”, conocida por todos pero aún inédita, y la piazzoleana “El cantor”.

Rock and gol
“¿Cómo le dicen a Huracán? Ciego en recuperación, porque ya casi B”. Con este chiste del cuervo Sergio Rotman (sin los dreadlocks quedó parecido al Pipo Gorosito y a la Oveja Telch) comenzó el recital de CIENFUEGOS, que tocaron con los equipos de PEZ. “El secreto del nombre”, “¿Querés saber lo que es estar muerto?” (con un baile erótico-cómico a cargo de Rotman), “Moonage daydream” del inmenso DAVID BOWIE cantado a cuatro voces con devoción religiosa, “Doctor Li” –la historia de un dealer japonés-, el “hit” “Hacia el cosmos / hacia el infierno” y “Delicias” (“Una vez tuve a Brooke Shields / queriéndomela chupar”) desfilaron con breves presentaciones de un Rotman charlatán y de un humor inmejorable. “Deja que te diga”, cantada por Hernán Bazzano, fue uno de los puntos altos de la noche, bailada por las chicas y pogueada por los muchachos: una maravilla de menos de dos minutos. “La eternidad” homenajeó al “Pictures of Lily” de los WHO y a Ricky Espinosa de FLEMA y todo terminó con “El mundo es tuyo”, tocada con una pasión tan intensa que, pese a la breve duración del recital, (casi) nadie pidió bises.

Nacho Girón y Julián Elencwajg (Redacción de El Acople)