Noche de paz, noche de reggae

LOS CAFRES, una de las bandas con más estilo jamaiquino de la escena argentina, se presentó junto a RESISTENCIA SUBURBANA, AGRUPACION SKABECHE, KUKO, y YALIB, frente un Hangar colmado. En una noche larga y con geniales demostraciones de buena música, el mensaje más claro fue el “no a la guerra”.
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El reggae siempre fue sinónimo de calor, marihuana y “amor y paz”. En una noche casi jamaiquina, en donde abundaron los “no a la guerra” y no faltó ninguno de estos condimentos, la gente pudo disfrutar de un show largo y musicalmente interesante.

Pasadas las diez de la noche salió a escena la primera banda, KUKO, de integrantes australianos, y que fue casi la única que estuvo lejos del reggae. Sin embargo, con una propuesta contundente demostró estar a la altura de las circunstancias. El cierre del espectáculo fue con el tema “War América”, “dedicada a la gente de Bagdad...”.

El Hangar se seguía llenando, y la gente iba tirándose en algún rincón, desapareciendo poco a poco en la espesa humareda. En este contexto llegaron los ocho integrantes de YALIB, ahora sí, con todo el espíritu de Bob Marley a cuestas. La banda logró sus momentos más altos en “Estamos así” (“estamos así por la guerra”, dijo el cantante para presentarla), “La familia” (con mucho wah-wah en sus guitarras) y “Autocontrol” (que despertó a todo el público con su pegadizo estribillo).

Un tiempo después, ya nadie quedó sentado. Es que había subido al escenario RESISTENCIA SUBURBANA, una agrupación que está luchando desde 1993 y que cada vez es más querida en el under. Con letras de alto contenido contestatario y testimonial que pintan con precisión la realidad y el descontento popular, lograron un show de mucho nivel, sobre todo en canciones como “Música del gheto” o “F.M.I”. El premio a la cancion más graciosa de la noche se lo llevó “Estamos cada vez más yanquis”, con palabras en inglés que todos estamos acostumbrados a utilizar. Hacia el final, Luis Alfa, vocalista de la banda, dejó para recordar una frase de Ghandi que resumió la idea de la noche: “No hay camino hacia la paz, la paz es el camino”.

El reggae se esfumó un poco mientras se hizo cargo de las riendas AGRUPAXION SKABECHE, con dos cantantes, el violero con un sahumerio en la guitarra y el baterista vestido de duende, como particularidad. Juntos con el resto de la banda impusieron un ska contundente, sobre todo en “Nuestro ska”, “Anfetamin” y “Birmingham”. También hicieron un tema relacionado con la deuda externa, muy aceptado por los presentes: “No pago”.

El momento esperado
A las tres y media de la mañana, y sólo después que tres invitados amigos hicieran un par de temas hip-hop y rap a modo de presentación, llegaron por fin al escenario LOS CAFRES, la banda más reggae de la escena local. A lo largo de una hora (y monedas) de show, hicieron un gran repaso sobre su discografía, con temas viejos como “La fábrica” y “Ruge la barra”, pero haciendo hincapié en su último disco “Espejitos”. De ese álbum se destacaron “De mi mente”, “Hormiga” y “Humillación”; y no pudo faltar el cover de Marley (presente en la remera de casi todos), “Waitin´ in Vain”.

Con un ex-ce-len-te sonido, tanto en la parte vocal como en todos los instrumentos, la banda decidió fusionar canciones y así llego a tocar hasta cuatro temas seguidos y sin parar, que al final siempre desataron una ovación. El comentario sobre la situación actual: “mejor ni hablar de toda esta mierda que estamos viviendo, ¿no?”.

Poco a poco, una noche larga y pintada de rojo, amarillo y verde fue llegando a su fin. Guillermo Boneto (voz y guitarra), dice exhausto “chau, que descansen loco”, y se retira tranquilamente por donde había entrado, con rumbo incierto, quién sabe, tal vez... a escuchar algo de reggae.

Nacho Girón (Redacción de El Acople)

CIENFUEGOS, PEZ Y NATAS en Hangar

Las bandas, junto con VIA VARELA, SICK PORKY y SARATUSTRA, hicieron una verdadera maratón artística. Las bandas, de estilos y realidades distintas, supieron dejar todo en el escenario, frente a un público que no se cansó de aplaudir.
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Iba a ser una noche larga, con seis bandas que extorsionaron de sus instrumentos ritmos y estilos de los más variados. Frente a mucha gente desde temprano, las tres primeras fueron calentando muy dignamente el ambiente, y llevaron al público a lugares tan distintos como la fiesta, la emoción, o la simple escucha; fuertes aplausos y alientos no faltaron en ningún momento.

La tarea más difícil, en un Hangar que experimentaba con su sonido, fue para los cinco integrantes de SICK PORKY, la primera agrupación que subió al escenario. Tan solo algunas indicaciones para los sonidistas bastaron para mejorar notablemente el show, que tuvo su esplendor en temas como “La fuerza” y “Lobo solitario”. Prueba superada para los chicos, que cerraron con “Iván el rockero” y se ganaron el primer reconocimiento de la noche.

Un rato después llegaba SARATUSTRA, con saxos, trompeta, charango y percusión, que fusionados con el resto de los instrumentos formaron un cóctel lleno de alegría. “No fui yo”, “Boca de ganso” y “El soldado”, entre otros, terminaron de despertar a la gente que escuchaba, y el clima fue más fiestero todavía cuando empezaron a volar cientos de globos de colores por todo el lugar. Para despedirse, sonó “La camorra”, que con su pegadizo ska redondeó una actuación poderosa.

El tercer round estuvo protagonizado por VIA VARELA, que con actitud subió al ring a hacer lo que mejor sabe. Hangar escuchaba ahora un potente rock y mucha adrenalina de la mano de temas como “Chica Freud”. Por si fuera poco, la banda nacida en 1990, se dió el lujo de presentar algunos temas nuevos, como los contundentes “Caminero” y “La pasta”. Ya para el final, la canción que nos recuerda que tenemos que vivir con gloria, “O juremos” (con un solo de viola para no olvidar), y un cover de SUMO con saxo incluido: “Los viejos vinagres”, coreada por todos. Y sí, VIA VARELA había ganado la pelea.

Ya habían pasado veinte minutos de la una de la mañana, pero todavía quedaban cuatro horas de arte puro. Mientras tanto, el Señor Pogo no había llegado todavía… se estaba reservando para el final.

La aplanadora del stoner rock
Más elevados que metálicos, con cada nuevo show los NATAS se vuelcan un poco más a las zapadas larguísimas con letras mínimas y a cultivar ese mar eléctrico que hacen hervir a fuego lento. La batería que abre el camino y la guitarra y el bajo derriban todo lo que se les cruza... climas áridos e inconmensurables... psicodelia de la Edad de Piedra. Barriletes cósmicos, ¿de qué planeta salieron?

En Hangar su actuación se basó principalmente en el material de Corsario Negro, su última (y mejor) producción, por lo que tocaron “Planeta solitario” y “Pata de elefante” –la performance de Walter Broide en este tema es criminal-, aunque también hubo lugar para estrenos, como “Tormenta mental”, un cover personalísimo de “Brainstorm” de HAWKWIND que está incluido en “Sucking the 70´s”, uno de los tantos compilados internacionales de los que participaron.

El pez volador
PEZ hace muy poco dejó de ser un quinteto –formación que grabó los últimos discos de la banda- para volver a ser un trío, pero el sábado tocaron los tres integrantes clásicos (Ariel Minimal en guitarra y voz, Fósforo en bajo y Franco Salvador en batería y coros) con un nuevo tecladista y pianista que aportó nuevos colores a las canciones del grupo. Arrancaron con tres temas seguidos de “El Sol detrás del Sol”, su placa más reciente: la bucólica “Y cuando ya no quede ni un hombre en este lugar”, “Desde el viento en la montaña hasta la espuma del mar”, que en vivo tuvo más garra que la versión en estudio, y la aplaudidísima “Y las antenas comunican la paranoia como hormigas”. Los músicos de PEZ tienen la cualidad de ser virtuosos sin aburrir y suenan potentes y sutiles a la vez. Además, Minimal está cantando realmente bien, mostrando matices que antes no se veían.

Luego presentaron un par de temas nuevos (uno de ellos con un toque spinetteano), tocaron “Vientodestino en Vidamar” de Convivencia Sagrada –en este tema se extrañaron los vientos del quinteto, pero habrá que acostumbrarse- y la gran sorpresa: “Creo firmemente en la reencarnación y en mi próxima vida seré una hamburguesa con queso” (¡qué buen título!), de Cabeza, el primer disco del grupo (¿se acuerdan? El de los tres prepucios en la tapa). Cerraron con la imponente “Respeto”, conocida por todos pero aún inédita, y la piazzoleana “El cantor”.

Rock and gol
“¿Cómo le dicen a Huracán? Ciego en recuperación, porque ya casi B”. Con este chiste del cuervo Sergio Rotman (sin los dreadlocks quedó parecido al Pipo Gorosito y a la Oveja Telch) comenzó el recital de CIENFUEGOS, que tocaron con los equipos de PEZ. “El secreto del nombre”, “¿Querés saber lo que es estar muerto?” (con un baile erótico-cómico a cargo de Rotman), “Moonage daydream” del inmenso DAVID BOWIE cantado a cuatro voces con devoción religiosa, “Doctor Li” –la historia de un dealer japonés-, el “hit” “Hacia el cosmos / hacia el infierno” y “Delicias” (“Una vez tuve a Brooke Shields / queriéndomela chupar”) desfilaron con breves presentaciones de un Rotman charlatán y de un humor inmejorable. “Deja que te diga”, cantada por Hernán Bazzano, fue uno de los puntos altos de la noche, bailada por las chicas y pogueada por los muchachos: una maravilla de menos de dos minutos. “La eternidad” homenajeó al “Pictures of Lily” de los WHO y a Ricky Espinosa de FLEMA y todo terminó con “El mundo es tuyo”, tocada con una pasión tan intensa que, pese a la breve duración del recital, (casi) nadie pidió bises.

Nacho Girón y Julián Elencwajg (Redacción de El Acople)

¡Que buena fiesta en Buenos Aires!

SKAY y su banda pelaron un compacto pero potente show. La primera presentación de SKAY en Capital y por primera vez en toda su historia, sin PATRICIO REY Y SUS REDONDITOS DE RICOTA... ¿Cómo la voy a olvidar?
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Desde que llegué a la esquina de El Teatro supe que iba a vivir una noche inolvidable. No sabía bien porqué, pero tenía un presentimiento. En la calle todos cantaban, sobre todo cantitos ricoteros. Veía enormes grupos de amigos, como el mío, que con cerveza en mano caminaban para ver a SKAY. En la cola ya se vivía la fiesta... “¡vamos, vamos, con la entrada en la mano!”, y adentro.

Y si, adentro había pibes por todas partes, la mayoría en cuero por el insoportable calor. El piso, las paredes, todo estaba mojado por transpiración supongo. Me fui para adelante enseguida y me prendí yo también con los cantitos. Y por fin, diez y media pasadas vi prenderse una bengala, que era la bienvenida para SKAY y toda su banda.

El primer pogo, que tampoco fue la gran cosa, fue con “Gengis Khan”. Lo que pasa que la mayoría de las canciones son tranquilas y no da para saltar; igual nada importó y todos saltamos, hasta en “Caña seca y un membrillo”. Pero el tema que descontroló a todos fue “Oda a la sin nombre”. En la primera parte sonaron muchos temas de “A Través Del Mar De Los Sargazos”, y un par de Los Redondos. Me sorprendí, porque SKAY habla menos de lo que pensaba, es más, no habla nada. Lo único que dijo fue “hacemos un intervalo”.

Después de la pausa sonó todo más compacto, con unas tremendas zapadas de guitarra. Y los temas no podrían haber sido mejores; muchos de Los Redondos y los que quedaban del disco. Creo que no fui el único que se emocionó un poco en “Astrolabio”, lo que sí estoy seguro es que todos la corearon a más no poder. Para ese entonces éramos todos una misma masa moviéndose de lado a lado; hasta le hicimos, en medio del descontrol, una ronda a un chico en silla de ruedas que estaba más feliz que cualquiera.

Entre el humo de cigarrillos y otras yerbas, SKAY y compañía desaparecieron para los bises, pero volvieron con todo. SKAY hizo una canción con los nombres de su banda, y asi los presentó. Después hicieron la versión más extraña que haya escuchado de “La bestia pop”. Un grupo de pibes empezó a pedir a los gritos “Ji-ji-ji”, y todos los acompañamos; Skay sonrío y nos cumplió el deseo, ese sí que fue un gran pogo, como siempre. Mientras recuperaba la respiración tocaron “Ñam fri frufi fali fru” y ahí todo terminó.

Ahora, mientras caminábamos en caravana para salir de ese caluroso lugar, entendí el presentimiento que había tenido al principio del show. Es que había estado, nada más y nada menos, que en la primera presentación de SKAY en Capital. ¿Cómo la voy a olvidar?

Nacho Girón (Redacción de El Acople)

Entrevista a VIA VARELA

“Estamos empezando de vuelta”

Después de un largo impasse de cinco años, en donde quedaron lejos los problemas y los cambios de formaciones, VIA VARELA volvió con todo para comenzar desde cero una nueva etapa. En un clima de buena onda, y entre mate y mate, los músicos hablaron sin pelos en la lengua.

Con ideas claras y rock potente, Limón García (50 años, ex integrante de Bersuit, hoy cantante de su banda), Daniel Díaz (30 años, guitarra), Juan Manuel Quiroz (25, bajo) y Diego Leroux (23, batería) demuestran que están preparados para enfrentar lo que vendrá.


(El Acople) ¿Cómo empezó VIA VARELA?
(Limón) La historia comenzó a principios de 1990. Tres años después hubo un cambio, se fueron un par de músicos y grabamos el primer disco con el que nos fue bien. En 1996 empezamos a grabar el segundo disco, “O Juremos”. Seguimos tocando un tiempo más, hasta que se desarmó la agrupación y yo me quedé tocando con Bersuit hasta 1999. Pero siempre tuve la idea de volver a armarla, lo que pasa es que realmente costó mucho laburo; porque era difícil encontrar músicos que estuvieran de acuerdo con una idea más grupal de lo que es una banda, y además que nos llevemos bien, porque hubo otras formaciones en todo este proceso que funcionaron musicalmente pero que humanamente estabamos un poco lejos de lo que todos queríamos.

(El Acople) ¿Por qué hubo tantos cambios en la formación?
(Limón) Hubo muchos cambios porque el rock fisura. Fisura y mucho, porque hay que tener mucha constancia, mucho sacrificio, y lo que te devuelve eso es cada tanto un show. Hubo gente que vino a tocar a VIA VARELA pensando que como yo venía de Bersuit, iba a explotar la banda. Tenían ganas de ser famosos, o se lo tomaban como un laburo nada más.

(El Acople) ¿Es distinto ahora?
(Limón) Lo que entendimos, es que por más que la banda tenga dos discos y todo eso, nosotros estamos empezando de vuelta. Por ejemplo, no sabemos qué cantidad de público nos va a seguir, porque eso lo vamos a ir viendo a medida que toquemos. La prueba empieza recién ahora; hay mucho laburo para hacer, hay un futuro disco por delante que va a consolidar más lo que queremos. No es tan sencillo tener una banda con un grupo de gente que lo siga, y funcionar.

(El Acople) ¿Qué cosas perdieron y qué cosas ganaron haciendo VIA VARELA?
(Leroux) No perdés nada; apostás, arriesgás tiempo y esfuerzo, tenés que ensayar, son horas de estar juntos. Pelearnos, cargarnos de risa, convivir los cuatro, pero no perdés nada porque, a la larga, es una experiencia que aunque te vaya bien o mal, te sirve. Te hace crecer como músico y como persona. Por ejemplo tuvimos la experiencia de viajar al sur y bancarnos 2000 km en una combi, pero estuvo bueno porque pasamos más tiempo conviviendo que tocando, y cuando llegamos, subimos, tocamos y al rato estábamos de vuelta en la combi.
(Quiroz) Se ganan muchas cosas, experiencia por ejemplo; estar tocando en serio y el hecho de estar en Argentina ya es complicado, hay que tener un lugar donde estar, tu sala de ensayo. Pero sobre todo, en este tiempo ganamos una amistad, nos une la música y compartimos muchas cosas.
(Limón) Yo fundamentalmente gané tener de vuelta la sensación de que hay un proyecto por delante, de que hay un espacio o una trinchera de donde puedo seguir tirando piedras. También gané un enriquecimiento musical, porque ellos (el resto de la banda) son como un aire fresco.

(El Acople) ¿Están esperando la masividad?
(Díaz) No sé si la masividad, pero sí esperamos tener un buen año.
(Quiroz) A cualquier músico le gusta que haya mucha gente escuchándolo, es un reconocimiento también. Nosotros no tocamos para un grupo selecto, porque eso es una huevada.

(El Acople) ¿No les da un poco de miedo la masividad? Porque hay muchas bandas que se “ahogan” después.
(Quiroz) Yo creo que si se mantiene fuerte lo que cada uno piensa y estamos contentos con lo que estamos haciendo, podemos estar de acuerdo entre nosotros y no tener problemas. Igual, siempre estás expuesto en realidad. Pero cuando uno hace lo que le gusta y es sincero con lo que dice, no va tener inconvenientes.
(Leroux) Miedo siempre vas a tener. Uno como músico ya tiene miedo, ser músico en Argentina es para tener miedo, porque no sabés qué va a pasar. Ya por el hecho de tener una sala, poder ensayar, hacer un show y que nos vaya medianamente bien, yo ya estoy contento.
(Limón) Yo la verdad que tuve la suerte de haber pasado por muchas bandas y haber compartido el éxito de muchos artistas grandes; es muy seductor lo que te pasa adentro. Entonces es importante que uno diga todo el tiempo lo que cree, porque eso genera conciencia, y eso, me cuida. Cuando a uno le empiezan a pasar esas cosas con las que siempre soñó, tiene que tener pequeñas conciencias que le vayan indicando cuál era la esencia de porqué llegaste hasta ahí, desde dónde venís. Y si se puede, darle la oportunidad a la gente que te sigue a que te enderece si vos perdiste el rumbo.

(El Acople) ¿Piensan que pueden ser un referente para los pibes, más allá de la música?
(Quiroz) Estaría bueno. Siempre que estás arriba de un escenario sos un referente.
(Limón) El hecho de estar peleándola en un escenario, diciendo con libertad lo que uno piensa, quiere decir que se puede y que estás presentando batalla. VIA VARELA, por lo menos para mí, es un espacio desde donde puedo tirar piedras, esa es la sensación más clara que tengo.

(El Acople) ¿Tienen algún compromiso en especial con la gente que los sigue?
(Limón) Somos tipos comunes, nada más que tenemos la suerte de haber tenido cada uno un instrumento, juntarse, tener una banda y poder decir lo que queremos decir.
(Leroux) El tema también es hacer que la gente se divierta y que se olvide de los problemas por ir a verte a vos, eso está bueno. Cuando vas a shows capaz que vas con un montón de cosas adentro y durante el recital te olvidas de todo.
(Limón) Y eso no quiere decir que nuestra música sea para divertirse. Sino que cuando hay alguien que dice lo que vos pensás, eso también te hace divertir y disfrutar.
(Quiroz) Si, te hace no sentirte tan solo. El mundo se volvió muy individualista, salís a la calle y te encontrás con un montón de gente que no sabés lo que piensa. Y el efecto que causa la música, es justamente hacer que todos se sientan juntos.

(El Acople) ¿Cómo se llevan con las discográficas?
(García) No nos llevamos. Mi experiencia con EMI (sacaron los dos primeros discos con la compañía) fue mala, es más, EMI hizo que se disuelva esa formación de VIA VARELA. Uno piensa como artista y las compañías como una financiera; entonces vienen y te dicen “estoy buscando una banda tipo Los Pericos”... eso es cualquiera. Tienen que generar artistas nuevos, no artistas clones de otros.

(El Acople) Limón, ¿qué significa VIA VARELA en tu vida?
(Limón) Para mí significa mantener vivas un montón de cosas que viví en un pasado bastante violento del país. Yo durante todo ese proceso perdí muchos amigos, y afortunadamente fui uno de los que quedó vivo. Entonces, es como un compromiso interno seguir teniendo la voz de ellos; a veces arriba del escenario se me pasan por la cabeza las caras de mis compañeros, que eran amigos míos, algunos de la infancia. Yo los vi morir. Por eso, VIA VARELA es más que un espacio musical. Es algo donde mantengo vivo un pensamiento de creer que puede haber un mundo verdaderamente bueno, que es distinto al que propone Bush por ejemplo. Hay una historia que no está terminada, creo que hay un montón de voces que necesitan decir cosas todavía, y no sé porqué motivo yo me hice cargo de eso. Es algo muy íntimo lo que voy a decir, pero a veces me siento culpable de estar vivo. Esa es la sensación más fuerte que yo tengo, es muy loco porque en vez de estar agradecido me siento culpable y pienso ¿por qué me toco a mí estar vivo?. Bueno, por algo fue, entonces si tengo esta suerte y tengo esta posibilidad de cantar, tengo que aprovecharla.

UNA BUENA BANDA DE ROCK
(Limón) En toda mi carrera vi, por ejemplo, a artistas que se ponían contentos cuando firmaron sus primeros autógrafos, y después no querían firmar autógrafos. Vi artistas que pedían seguridad para entrar a un lugar, y antes pedían por favor que los espere alguien. Entonces, si yo no aprendí todo eso con los años, es porque soy una mierda. Y la verdad que no soy una mierda, porque sino, estaría metido en otros lugares y no estaría volviendo a armar un proyecto para tener lo que siempre soñé: una buena banda de rock, dentro de esa banda tener amigos y compartir lo que más nos gusta que es la música.

Entrevista: Nacho Girón (Redacción de El Acople)